Semana Santa es una oportunidad para viajar y conocer nuevos destinos. Muchas ciudades en Europa ofrecen actividades culturales, gastronomía local y un clima agradable en esta época del año. Algunas de ellas: Dubrovnik en Croacia, Faro en Portugal y Bolonia en Italia. Cada una de estas ciudades tiene atractivos históricos, propuestas gastronómicas y opciones de ocio para disfrutar de unos días de descanso.

Así es Dubrovnik, la preciada perla del Adriático

Dubrovnik (Croacia) es una ciudad costera situada en el mar Adriático. Este desinto, conocido como la Perla del Adriático, y las hermosas islas Dálmatas que la rodean, alberga un casco antiguo, cercado por una muralla medieval, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La calle Stradun atraviesa el centro histórico y conecta con lugares muy emblemáticos como la Fuente de Onofrio, el Palacio del Rector y la iglesia de San Blas.

El casco antiguo de Dubrovnik está rodeado por una muralla medieval. Pixabay

Desde el puerto de Dubrovnik, se pueden tomar barcos hacia las islas Elafiti, a solo media hora de distancia donde hay playas y senderos naturales dignos de postal. Otra opción es visitar el monte Srd, al que se accede en teleférico y desde donde se obtiene una vista panorámica increíble de toda Dubrovnik.

La gastronomía local incluye platos como el risotto negro, elaborado con tinta de calamar, y la pasticada, un estofado de carne acompañado de ñoquis. También son populares los mariscos frescos y el vino de la región de Pelješac, por lo que resulta muy sencillo satisfacer el estómago. Las temperaturas en esta época del año son suaves, unos 18 grados, ideales para recorrer la ciudad y realizar excursiones a la costa.

Faro, capital del Algarve

Faro es la capital del Algarve, situada en el sur de Portugal. Su casco antiguo, conocido como Vila Adentro, está rodeado por murallas árabes y cuenta con calles adoquinadas y edificios históricos. Entre los puntos de interés destaca la catedral de Faro, situada en la plaza Largo da Sé, desde cuya torre se obtiene una vista panorámica de la ciudad y la Ría Formosa. El Arco da Vila es una de las puertas de entrada a la ciudad antigua. Cerca se encuentra el Museo Municipal, que alberga artefactos romanos y árabes. También es posible visitar la Capilla de los Huesos, un espacio decorado con restos óseos humanos.

“El Palacio de Estoi, en Faro, es un ejemplo de arquitectura rococó en el Algarve. Wikimedia Commons

La Ría Formosa es un parque natural con lagunas y canales donde se pueden observar aves migratorias. Se realizan paseos en barco hacia las islas de la zona, como la Ilha Deserta y la Ilha do Farol, donde hay playas con aguas turquesas.

En la gastronomía de Faro destacan platos típicos como la cataplana de mariscos, el arroz de lingueirão y las sardinas asadas. También es tradicional la repostería dulce elaborada con almendras e higos.

Isla de Armona, vista de la ría de Faro. Wikimedia commons

Desde los primeros días de la primavera, el sol brilla en Faro con una temperatura media de 21 grados, un clima agradable para descubrir este y otros rincones y playas del Algarve, aunque solo los más valientes se animarán a darse un chapuzón. 

El legado vivo de Bolonia 

Bolonia es una ciudad del norte de Italia profundamente vinculada a la cultura y al saber ya que posee la universidad más antigua de Europa (1088). Todavía hoy es un destino predilecto de estudiantes y el ambiente juvenil se palpa en sus calles, especialmente cuando el sol empieza a caer. La Piazza Maggiore es el centro de la ciudad y está rodeada de edificios históricos como la Basílica de San Petronio, el Palazzo d’Accursio y la Fontana del Nettuno.

Bolonia sorprende a cada calle; edificio que ves, historia del arte que esconde. Wikimedia Commons

Bolonia es una ciudad maravillosa, llena de pórticos y edificios históricos. Pixabay

Las torres Garisenda y Asinelli son iconos emblemáticos de la ciudad. La torre Asinelli se puede visitar asegurando una perfecta panorámica tras subir sus 498 escalones. Los pórticos de Bolonia, declarados Patrimonio de la Humanidad, permiten recorrer la ciudad a pie, protegidos de la lluvia. El barrio universitario alberga bibliotecas y museos, como el Museo de la Historia de Bolonia. En el Quadrilatero, el mercado más antiguo de la ciudad, se pueden encontrar productos locales como embutidos (la mortadela es la estrella) los quesos y las pastas frescas.

La gastronomía es un punto fuerte siendo muy populares los tagliatelle al ragù, considerados el origen de la boloñesa. La primavera es el momento ideal para pasear, disfrutando de un clima agradable sin el intenso calor del verano.