Las sensaciones fuertes están de moda y cada vez son más las personas que optan por vacaciones que incluyan este tipo de experiencias. Practicar puenting o bañarse con tiburones son algunas de ellas, aunque también el tanatoturismo. Pero, ¿en que consiste esta práctica?
Este tipo de turismo se sale fuera de lo común y no está hecho para todos los públicos, ya que en algún momento han sido escenario de hechos aterradores. Tal es el ejemplo, sin ir más lejos, de los campos de concentración, cárceles y desastres naturales. Aunque ahora son los protagonistas de estas experiencias que se han convertido en todo un atractivo turístico.
Tanatoturismo, ¿qué es y por qué se practica?
Como su propio nombre indica, proviene de la palabra griega tanatos que se utiliza para personificar a la muerte. En países anglosajones se utilizan los vocablos black tourism o grief tourism, este último para denominar el “turismo de duelo”. Lo que diferencia el tanatoturismo del propio turismo es el enfoque que se le da a la hora de visitar lugares, ya que todos están relacionados con la muerte, el duelo y el sufrimiento.
Los motivos que llevan a las personas a practicarlo son varios. Según María Lusarreta, Vicesecretaria del Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia, “hay diferentes perfiles. Hay personas que igual van a Auschwitz y se hacen un selfie en las vías del tren donde circulaban los judíos. Esto al final se ha visto influenciado por lo que queremos mostrar en las redes sociales; y por otro lado están aquellas personas que van porque tienen la intriga sobre lo que ha pasado allí”.
Tipos de tanatoturistas y motivaciones
No hay una explicación científica y exacta que pueda ayudarnos a comprender por qué nos motiva ir a lugares que estén relacionados con la muerte. “Siempre hay un toque de sadismo cuando nos llama la atención algún lugar que esté relacionado con la muerte o en el que haya ocurrido algo muy trágico, pero ese punto sádico lo tenemos todos”, apunta María Lusarreta.
El perfil del tanatoturista se podría dividir en diferentes grupos. Como hemos explicado antes, hay algunos que sienten curiosidad por la importancia histórica que contiene el lugar que visitan, pero hay otros que acuden por la curiosidad morbosa que tienen al estar cerca de la muerte. Hay otros casos de tanatoturismo que podrían enfocarse desde un interés espiritual. “Al fin y al cabo, el tanatoturismo nos acerca a diferentes culturas y por ejemplo en países asiáticos como Tailandia hacen fiestas en lugar de entierros, lo que supone que muchos turistas se acerquen a verlo porque es algo que no hacemos aquí. Eso también se considera tanatoturismo”, añade la psicóloga. El último de los motivos se aleja de todo lo expuesto antes, ya que muchos turistas optan por acercarse a sitios como Londres para realizar rutas que van en paquetes como puede ser la de los asesinatos de Jack el Destripador. Este último motivo se ha puesto de moda gracias a las redes sociales, ya que muchos influencers publicitan estos tours o paquetes de experiencias e incitan a que su audiencia los compre.
“En general la muerte es algo muy misterioso, forma parte de la vida y está ahí y todos sabemos que en algún momento vamos a morir, pero no sabemos ni cómo ni cuándo, por lo que conocer algo más sobre ello nos hace reflexionar más sobre ese tema”, plantea la psicóloga. Y es que estar ante la muerte o encontrar un vínculo con ella juega un papel fundamental en el tanatoturismo. Aunque no hay una explicación racional ante estos comportamientos ni se pueden asociar a ninguna enfermedad o trastorno mental, “hay un punto sádico en ello, pero no necesariamente tiene que ser en todas las personas que lo hacen” agrega.
En muchos de los casos acudir a estos lugares supone arriesgar la vida, como por ejemplo la exposición a la radiación en Chernóbil, y se debe a que hasta los 25 años nuestro cerebro no está totalmente desarrollado y es hasta esa edad cuando pensamos más en la recompensa que en la consecuencia. A partir de esa edad es cuando se empieza a cambiar y a ser más consecuente con los actos de cada uno, aunque esto depende de muchos factores ya que hay gente que a lo largo de su vida sigue pensando en las recompensas, haciendo que sean totalmente inconscientes de los peligros a los que se exponen.
El tanatoturismo y la ética
“Las redes sociales son un efecto llamada para todo, y el tanatoturismo es algo que se ha visto afectado por ello, ya que si alguien sube algo a su red social va a hacer que las personas acudan. Pero también es el cómo se exprese a la hora de explicar el lugar lo que va a afectar a la manera que van a tener las personas que lo visiten”, remarca Mara Lusarreta. En muchos casos las redes sociales han servido para publicitar sitios como el Monumento a los judíos de Europa asesinados situado en Berlín, que se compone de 2.711 estelas de hormigón y que gracias a las redes sociales ha sido el escenario de diferentes tiktoks, frivolizando el significado del lugar: “Las redes sociales banalizan muchísimas cosas. Cuanto más sabemos y más imágenes tenemos sobre situaciones o lugares, hace que la gente banalice mucho más”. Este comportamiento está ligado a modas antes que a la propia moral, dando importancia a los intereses propios antes que a los valores éticos a cambio de un selfie, convirtiendo a la muerte en una atracción turística más de las redes sociales.
Cortijo Jurado (Málaga)
Esta hacienda se construyó en el siglo IX y se ha convertido en lugar de culto para las personas que practican el tanatoturismo por dos leyendas. La primera habla de rituales satánicos en el cortijo y la segunda sobre los fusilamientos llevados a cabo en el sótano durante la Guerra Civil.
Valle de Cuelgamuros (Valle de los Caídos)
Situado en la Comunidad de Madrid, este controvertido monumento atrae anualmente a miles de visitantes. Muchos de ellos se acercan a verlo por su importancia histórica, pero hay otros cuyo interés va más allá, ya que allí se encuentran enterradas casi 34.000 víctimas de la Guerra Civil.
Cementerio nazi de Cuacos de Yuste
El Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste se encuentra en la provincia de Cáceres. Allí descansan los restos de soldados alemanes fallecidos en la Primera y la Segunda Guerra Mundial. De las 180 tumbas, 150 de ellas perteneces a soldados nazis.
El pueblo fantasma de Belchite
A 49km de Zaragoza, fue el escenario de una de las batallas más sangrientas de la Guerra Civil. En el año 1937 el pueblo se vio sorprendido por una gran batalla entre los dos bandos. Tras su destrucción, se construyó un nuevo pueblo y en el antiguo se realizan visitas diurnas y nocturnas.
Cifras
Aunque ahora gracias a la guerra sea imposible visitar la Central Nuclear de Chernóbil, según los datos de 2019 más de 100.000 personas visitaron las instalaciones y los alrededores de la central gracias a tours y visitas guiadas.
En 2018 se batió un récord de visitas en el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, con un total de 2,15 millones de visitantes, 500.000 más que el año anterior.
Anualmente la Prisión de Alcatraz es uno de los lugares más visitados de la ciudad de San Francisco, obteniendo una cifra anual de 1,5 millones de visitantes.
El Estado español también se ha convertido en lugar de culto, obteniendo 42.706 visitantes en Belchite en 2022 y el Valle de Cuelgamuros 135.888 en 2021.