- La convocatoria de la segunda vuelta de las elecciones municipales en Francia para el próximo 28 de junio es interpretada como un síntoma de confianza en la evolución de la enfermedad durante el verano, pero ha desatado polémica política porque no todos los partidos respaldan los comicios.
Esa segunda vuelta, prevista inicialmente para el 22 de marzo, quedó bruscamente truncada por el avance de la pandemia, que provocó que dos días después de la primera vuelta, el Ejecutivo decretara un confinamiento que duró dos meses.
Acabado el 11 de mayo pasado, la desescalada no ha provocado por ahora una explosión de los contagios, aunque las autoridades mantienen la prudencia porque la incubación del virus es lenta.
El consejo científico que asesora al Gobierno dio su opinión favorable para que se convocara la segunda vuelta en junio en aquellos municipios en los que en la primera ninguna lista alcanzó más del 50% de los sufragios.
En estos últimos, unos 30.000, la mayor parte rurales, los equipos municipales se constituyeron ayer, en medio de medidas sanitarias, lejos del ceremonial popular que suele acompañar a estos actos.
Para terminar el proceso en el resto, unos 5.000, entre ellos los de más población, el Ejecutivo podía correr el riesgo de organizar la segunda vuelta en junio o verse obligado a hacer las dos vueltas más tarde. Optó por la segunda opción, imponiendo importantes medidas de seguridad y con la posibilidad de retrasarlas si, finalmente, la pandemia recobra brío.
Para muchos, con esa decisión el Gobierno corre riesgos y, además, se arriesga a que la tasa de abstención vuelva a batir récords, después de que lo hiciera el pasado 15 de marzo en la primera vuelta cuando acudió a las urnas menos de la mitad del censo.
Es el caso del diputado de la izquierdista La Francia Insumisa Éric Coquerel, para quien “además del riesgo sanitario se contamina también la democracia”. En su opinión los candidatos apenas podrán hacer campaña para explicar sus propuestas, lo que dará como resultado el falseamiento de los comicios.
El Gobierno apeló a evitar grandes reuniones durante la campaña y a dar prioridad a los actos a distancia, lo que para algunos políticos no reflejará la realidad política del país.
El diputado centrista Jean-Christophe Lagarde consideró “aberrante” la convocatoria electoral cuando la pandemia todavía no está controlada, al tiempo que recordó que con motivo de la primera vuelta se generaron 2.700 recursos locales por parte de candidatos que consideraron que los comicios no fueron representativos.
Diferente opinión tienen los representantes de los partidos tradicionales. El conservador Los Republicanos respaldó la decisión del Gobierno con el argumento de que la política debe retomar su curso.
“Francia ha pasado dos meses parada. Es hora de que las instituciones vuelvan a la actividad”, juzgó la conservadora Martine Vassal, en buena situación para imponerse en Marsella, segunda ciudad del país. Opinión similar tienen los socialistas, deseosos de que Anne Hidalgo confirme en París el buen resultado que obtuvo en la primera vuelta y mantenga la capital.