Lleva quince años viviendo en Madrid, a donde llegó para una estancia de ocho meses, y el trabajo de actriz le ha ido atrapando y alargando un viaje muy temporal en principio. Habla con el acento suave que denota su país de origen, Venezuela, y echa muchas cosas de menos de su ciudad, Caracas, el lugar donde residen sus padres.
Él es un reconocido actor venezolano y una influencia directa en su vida profesional, aunque Arlette se apresura a decir que "siempre he tenido libertad para elegir y ser otra cosa diferente a la de actriz. Pero antes de ser grande sabía que lo que quería era meterme en la vida de otras personas. Soy feliz cuando doy vida a distintas mujeres, mujeres que no se me parecen y que aportan muchos matices a mi vida".
Está en Señoras del (h)AMPA y en HIT. ¿Cómo lleva lo de tener exceso de trabajo y luego parones largos?
Esto es como la ley de Murphy, pero yo creo que la vida, en todos sus aspectos, acaba siempre siendo así. Tiene cosas buenas, muy buenas, que vienen juntas, y luego llegan el desierto y las calamidades. Mi profesión va a rachas y es como una montaña rusa.
¿Cómo es su personaje en HIT?
Doy vida a Patricia, la madre de Jaco, uno de los nueve adolescentes que protagonizan la serie, jóvenes con conflictos, algunos generados por sus propias circunstancias de vida. Patricia y su marido tienen tres hijos, son una familia numerosa de clase trabajadora que se vio obligada a emigrar de Venezuela dada la situación política, económica y social que atraviesa el país.
¿Y quién es usted en Señoras del (h)AMPA?
Mi personaje se llama Raquel y es una nueva profesora del colegio Gloria Fuertes, al que asisten los hijos de las protagonistas. Tampoco quiero contar mucho porque sería hacer spoiler y no está nada bien. Hay que ver la serie. Es una mujer con un carácter muy fuerte y un pronto importante. Me importaron mucho los motivos por lo que me eligieron.
Sería porque daba el perfil del personaje, ¿no?
Sí, por supuesto, pero es cierto que Raquel podría haber sido interpretado por una española. Es seguro, y así me lo dijeron, que me escogían por lo que aportaba al personaje, pero también trataban de trabajar el tema de la diversidad, el de la inclusión. Es la España actual. Tú puedes tener amigos venezolanos, pero seguro que otros tienen africanos, asiáticos o italianos€ Hay mucha diversidad y creo que eso se tiene que reflejar en las series que se hacen. Además, en el caso de Señoras del (h)AMPA no se justifica por qué no soy española. Lo que importa es la trama y estoy muy agradecida.
¿Se suele tener en cuenta esta diversidad o sucede excepcionalmente?
Tanto como excepcionalmente no diría yo. Es algo que cada vez tienen más en cuenta los guionistas y creadores, pero aún sigue siendo un escollo para nosotros.
Diría que está usted de suerte...
Ahora sí, no digo que no. Estoy haciendo cosas y no me ha faltado el trabajo. Fíjate que vine a España para ocho meses y ya llevo quince años. Si no hubiera tenido trabajo me habría ido, pero este tipo de profesión, y no descubro nada nuevo porque lo ha dicho todo el mundo, es hoy trabajas y mañana no. Al final, vas escarbando y encuentras o te encuentran.
Periodista, profesora de yoga y actriz, o eso pone en su currículo. ¿Tiene alguna habilidad más? Es usted una caja de sorpresas.
Ja, ja, ja€ Todos somos más que una sola profesión. Seguro que si todos se analizaran verían que también son cocineros, deportistas y qué sé yo. Digamos en mi caso que soy artista. Me gusta dedicarle tiempo a lo que me apasiona. Siempre he pensado que en cuanto tenga tiempo me hago un máster en Psicología.
¡Vaya! Eso no tiene nada que ver con lo que es ahora.
No estoy de acuerdo, pero es algo que me gustaría hacer. Sé que hay que estudiar mucho y no sé si voy a tener fuerzas y tiempo suficientes para poder hacerlo. Me gradué en su día en Periodismo en la Universidad Central de Venezuela, algo así como la Complutense aquí, pero a la par hacía teatro, actuaba desde que era pequeña y siempre supe que sería actriz. Ya lo había decidido antes de hacerme grande.
¿Cómo llegó al mundo del yoga?
Por una necesidad muy personal. En lo primero que hemos hablado decíamos que había veces que tenía mucho trabajo y otras no. Es algo que me genera incertidumbre, inquietud, y también ansiedad. Este es un oficio en el que dependemos mucho de nuestra imagen.
¿No es triste?
El cuerpo es el instrumento y tienes que estar en buenas condiciones, no solo es una imagen de belleza o no, según unos cánones u otros. Es bienestar y el estar parada no te lleva a esa situación; es más, cuesta tirar para adelante. Llegué al yoga y a la meditación porque sentía que los necesitaba. Cuando los probé sentí que me hacían ser mejor persona cada día y pensé: ¿Por qué no compartirlo? Y me hice profesora.
¿Ha ejercido de periodista?
Sí, durante cinco años, contando el tiempo de becaria, y fíjate que me gané un premio municipal de periodismo científico. Tenía 24 años y me hizo sentir muy bien, pero para mí eso está lejísimos, como en otra vida.
Su padre ha sido un actor muy conocido en Venezuela, José Torres. ¿Era imposible librarse de la profesión?
Siempre es posible librarse de algo que no quieres, pero lo que yo no quería era librarme de la interpretación, del ambiente que conozco desde que era niña. Además, mis padres siempre me animaron a que siguiera mi camino, el que eligiera yo. Y fíjate, yo creo que hay muchas vidas en mí, todas aquellas que interpreto en la vida de ficción, y también todas esas parcelas personales que podemos desarrollar en la vida real.
En estos momentos tiene dos obras de teatro, Una es Sex toy.
Sobre Sex toy tengo que decir que es una obra que hemos aplazado por la situación de la pandemia. Teníamos citas en muchos lugares a los que ahora no se puede ir, así que la dejaremos para momentos en los que todos estemos mejor y la podamos disfrutar. Día a día se han ido cayendo las funciones, pero volveremos con ella.
¿Y qué ocurre con Fahrenheit 108?
Esa sigue en pie y estamos muy sorprendidos por la acogida que está teniendo. El día del estreno estuvo lleno, pero siempre piensas que es por eso. Yno, los días siguientes también estaban igual de llenos. Bueno, lo de lleno es siempre siguiendo lo que ahora te permiten los aforos. Se ve que la gente tiene ganas de salir, de ver cultura, sobre todo teniendo en cuenta que los espacios en los que hay teatro son seguros.
Lleva muchos años fuera de su país, ¿qué es lo que más echa de menos de Caracas, de Venezuela en general, además de a la familia?
A la familia por supuesto. Mis padres están allí y son mayores. A mi padre hace dos años que no le veo, y con mi madre, por fortuna, estuve en noviembre del año pasado, pero no sé cuándo les voy a volver a ver de nuevo. Echo mucho de menos El Ávila, una montaña preciosa que hay en mi ciudad, que rodea prácticamente todo Caracas. Es nuestro pulmón. Cuando vivía allí, o cuando he ido de vacaciones, solía ir a la montaña todos los fines de semana. Y de Venezuela en general echo de menos tener la playa a menos de una hora en coche.
Desde Madrid la tiene un poco más lejos.
Sí, bastante más lejos, pero no me quejo. Madrid es una ciudad que me ha acogido muy bien y donde me siento muy cómoda y muy acompañada. Por muchas circunstancias me es difícil viajar a mi país en estos momentos, pero tengo que decir que estoy muy agradecida de estar en una ciudad como esta. Cuando tengo tiempo me gusta viajar y me maravillo con el País Vasco y Navarra. Siento que cuando voy por los bosques navarros me van a salir gnomos al encuentro