Ser actor era un sueño, pero no contaba con que en su primera película, ‘A escondidas’, y con tan solo quince años, iba a ser ya protagonista. Hace un mes estrenó con Maribel Verdú ‘El doble más quince’.

Germán era un chaval de quince años de Bilbao cuando fue seleccionado en una casting para la película A escondidas. El trabajo que hizo en esta historia de Mikel Rueda fue determinante para que decidiera lo que quería hacer con su vida y a qué actividad profesional deseaba dedicar su tiempo. Después llegó el corto Caminan, y fue la primera vez que se enfrentó a Maribel Verdú. Ahora confiesa sonrojándose que ni siquiera sabía quién era ella. Y volvieron a repetir trabajo conjunto en la última película de Rueda, El doble más quince, estrenada hace un mes, una trama en la que una mujer que pasa ya los 45 años se topa con un adolescente de 15 cuando ambos están perdidos en sus respectivas vidas. Hoy, Germán Alcarazu es un profesional joven del que se habla mucho. Y con razón.

Esta película, El doble más quince, será para usted su principal película...

Ja, ja, ja? He hecho ya dos largos, así que es mi segunda principal película. Voy a tener que esperar un poco para hacer esa valoración. Sin quitar nada a ninguna, y tampoco al corto Caminan, tengo que hablar de A escondidas, que fue mi primera oportunidad. Mikel (Rueda) confió en mí, en un chico de quince años, y fui el protagonista. Para mí, todo lo que he hecho hasta ahora significa mucho.

¿Cómo se ha sentido en su último trabajo?

Muy bien. Hay que pensar con los pies en el suelo, y una película es una oportunidad temporal de poder dedicarte a un trabajo que te gusta. Al final, todas estas cosas son temporales. Tienen un principio y un fin, terminan y luego tienes que esperar a ver qué es lo siguiente.

No se podrá quejar: dos películas y un corto como protagonista...

Tener un papel importante en un proyecto es algo maravilloso que te ayuda mucho a crecer como actor. Siento que he crecido también como persona. Pasas por tantas experiencia en un rodaje que sientes que te vas convirtiendo en una persona diferente. Grabar con Maribel (Verdú) es un placer. Es una gran actriz, una maestra. Y ponerme delante de los ojos de Mikel, ponerme en sus manos, siempre es reconfortante.

Ha empezado muy alto y no siempre habrá papeles protagonistas para usted. También caerá algún secundario.

Seguro que sí, o una pequeña colaboración, pero no importa, es lógico. No espero ser el protagonista en cada película que haga. Eso lo tengo claro, y sería un ingenuo si pensara lo contrario, además de muy arrogante. A mí me importan las historias, y desde cualquier personaje puedes contar una buena. Hasta ahora es lo que he hecho.

¿Considera que va a poder dedicarse en exclusiva a la interpretación?

Es lo que pretendo. ¿Conseguirlo? Ya lo veremos. Ahora estoy formándome para ser actor. Me gusta también mucho la música, pero la considero un hobby. Todo el tiempo que tengo lo invierto en prepararme para ser actor.

Prepararse, formarse? ¿No se considera actor ya?

Creo que la formación debe de estar siempre ahí. Nunca se puede considerar que lo sabes todo. Tienes que saber que hay cosas que debes mejorar. No, aún no soy el actor que quiero ser.

Entre una película y otra ha pasado mucho tiempo.

Las grabamos con una distancia de siete años entre una y otra, siete años en los que has crecido como persona, en este caso más que como actor.

¿Se siente más seguro?

Supongo que sí. Cuando surgió lo de A escondidas era un momento confuso. Estaba en una edad en la que me rompía la cabeza pensando en qué quería hacer con mi vida, qué quería hacer con mi tiempo. Es que con quince años ya te empiezan a preguntar hacia dónde quieres ir profesionalmente.

¿Y no lo tenía claro?

No. Muy poca gente lo tiene claro a esa edad. Yo no, por lo menos, no sabía hacia dónde enfocarme, estaba perdido. En esos momentos apareció Mikel, en una época en la que yo ya le había dicho a mi madre que quería estudiar algo relacionado con el arte. Él me dio la oportunidad de formar parte de un casting.

¿Fue duro?

No sabría decirte. Era el primer casting y un mundo que yo desconocía por completo. Sabía que algunas personas podían vivir de la interpretación, pero para mí era como un sueño. Cuando me cogieron no me lo podía ni creer. Estas cosas pasan una vez en tu vida y yo me agarré a ella.

También ha hecho televisión, ¿no?

Sí, pero ahí sí que no soy el protagonista. Es un medio en el que estoy empezando y lo estoy haciendo son papeles pequeños, pero que a mí me vienen muy bien para seguir aprendiendo. No son experiencias tan grandes como las del cine. Espero seguir.

¿En qué series ha participado?

La primera fue La zona, una serie de Movistar+. He pasado por Las chicas del cable, aunque en esta solo hice un personaje episódico, y he estado en Hospital Valle Norte para TVE. Ahora estoy en Caronte (Amazon). En este medio voy paso a paso. Tampoco hay que apresurarse, tengo solo 22 años y tiempo para vivir muchas experiencias.

¿Y qué pasa con el teatro?

No he tenido la suerte de poder hacerlo de una forma profesional. Lo he descubierto una vez que he empezado a estudiar interpretación. Ahora me estoy formando en teatro y me parece algo maravilloso, pero aún no he tenido la posibilidad de conseguir un proyecto profesional, aunque me encantaría.

Habrá escuchado que impone mucho...

Estoy seguro de que sí. Ver al público tan cerca tiene que ser una experiencia increíble, y también supongo que dará cierta sensación de vértigo. Cuando haces cine o televisión te diriges a una cámara, que puede impresionar, aunque supongo que no tanto como tener a los espectadores al alcance de la mano.

Hablemos de Maribel Verdú y de tener un trato tan cercano con ella.

Uy, Maribel, es una mujer increíble. Te puedo decir que cuando la conocí yo tenía 17 años y ni sabía quién era ella?

Cuesta creerlo...

Pues sí, y además fue mucho mejor, porque yo no la tenía tan mitificada como la tiene todo el mundo por su trayectoria tan amplia. No era consciente de todo eso. De haberlo sabido hubiera sentido miedo, eso seguro.

Estamos hablando de Caminan, el corto.

Sí. Yo entonces era muy joven.

Ahora también lo es...

Ja, ja, ja? Sí. Pero cuando hice Caminan era un chavalito, y aunque ya había hecho A escondidas seguía siendo un inexperto en el mundo del cine. Ella me ayudó mucho en aquel trabajo. Compartir ahora una película como protagonistas absolutos ha sido toda una experiencia. Fueron tres semanas de ensayos más seis de rodaje, durante casi 24 horas al día. Trabajar con ella es un regalo. Ahora es una amiga muy especial, muy importante en mi vida. Es uno de mis pilares, igual que lo es Mikel.

¿Qué ha sido lo más importante de esta película?

Todo, pero quizá, si tuviera que elegir, pensaría en las conexiones que he tenido con los dos. Estar al lado de Maribel y de Mikel ha sido bestial, casi como vivir una vida.

Son películas intensas e intimistas, ¿le gusta este tipo de cine?

Me siento muy a gusto, pero cuando haga cine de otro género podré contestar a esa pregunta. Me siento bien, porque me encuentro muy yo en cada uno de los dos personajes. Es que en ambos hay un tema, la adolescencia, las inseguridades que esta etapa te mete dentro. Pasas de ser un niño jugando a un ser que no es adulto pero que tiene que tomar ciertas decisiones. La adolescencia puede ser difícil, y yo pienso que sí que lo es.

¿Etapa superada?

En algunos aspectos sí, gracias a Dios.

¿Tiene nuevos proyectos profesionales entre manos?

Estoy en época de asistir a casting, de probarme y también de que me prueben. También me han ofrecido algún papel importante para alguna película, pero estoy viendo qué hago. Barajo posibilidades y no tengo nada confirmado. Tengo que estudiar si aceptar algún proyecto o quedarme un poco atrás e ir despacio. Mi principal proyecto ahora mismo es formarme para poder llegar algún día a determinados sitios. Estoy intentando tener una base de conocimientos más amplios que me den seguridad.

¿Sabe que esta industria es muy inestable?

Por supuesto, y yo también soy muy inestable. Doy muchas vueltas a las cosas y a veces tengo mucho miedo. No me gusta ser así y espero superarlo. Cada vez que me pasa, sé que salgo de ese miedo con más fuerza para poder seguir en mi oficio. Si algún día me doy cuenta de que no quiero tener una vida tan complicada y ajetreada como la que ahora tengo, seguro que volveré a Bilbao y prepararé unas oposiciones para bombero.

¿Bombero?

Sí. ¿Te sorprende?

Un poco.

Es algo que siempre me ha llamado la atención, y nunca es tarde para retomar temas que pueden haber quedado pendientes.

¿Se ha independizado de su casa?

Sí, lo hice ya con 18 años. Desde que grabé A escondidas me di cuenta de lo que quería, y en cuanto terminé los estudios aquí, cogí una maletita y me fui a Madrid para formarme y buscarme la vida, que es en lo que estoy.

¿Resulta más fácil fuera de Euskadi?

Es difícil en cualquier lugar, y pienso que en cualquier profesión. Lo que me decidió es que en Madrid tenía más posibilidades de estudiar lo que a mí me gustaba.

PERSONAL

Edad: 22 años.

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Trayectoria: En 2013 convocaron pruebas en su instituto para buscar a los protagonistas de A escondidas, película de Mikel Rueda. Fue su primer largometraje y el que le sacó de muchas dudas sobre cuál quería que fuera su futuro laboral. En 2017 participa en la serie La zona, de Jorge y Alberto Sánchez Cabezudo para Movistar+. En 2018 protagoniza junto a Maribel Verdú la segunda película de Mikel Rueda, El doble más quince, y ha participado en la serie de La 1, Hospital Valle Norte y en Caronte, una serie para Amazon.