Madrid - Le es fácil cambiar de piel, dice que esa es su profesión y que se lo ponen muy fácil porque los personajes que le ofrecen son un regalo y un reto. De Jesús, el personaje de Vergüenza, dice que es el rey del cuñadismo, que la calle está llena de hombres como el de la serie. Prefiere no parecerse a él, pero no niega que en ocasiones se ha visto en situaciones parecidas. Javier Gutiérrez se ha convertido, aunque él diga lo contrario, en un actor de referencia que está muy solicitado en cine y en televisión: “No soy imprescindible, tengo mucha suerte”.

¿Tiene tan poca vergüenza en la vida real como en la serie de Movistar+?

-Tengo mucha vergüenza, yo soy un hombre muy tímido y trato de no hacer nunca el ridículo, al menos no más de lo necesario. No me gusta hacer pasar vergüenza a nadie ni pasarla yo.

¿Tiene algo de Jesús?

-Jesús es un perfecto cuñado, ese al que todos evitamos, y espero tener muy poco de él, casi prefiero no cruzarme en personalidad con él, pero te aseguro que le tengo mucho cariño.

‘Estoy vivo’, ‘El autor’, ‘Campeones’ y ‘Vergüenza’ cuatro títulos de trabajos suyos muy recientes, casi coincidentes entre sí. ¿Le da tiempo a cambiar de piel y personaje de forma rápida?

-Es que nos dedicamos a ser hoy un señor y mañana otro. Cambiarnos de traje no nos resulta difícil. Sobre todo cuando hay personajes tan bien armados, tan bien escritos y que están dentro de proyectos tan interesantes no nos resulta nada complicado y nos apetece mucho mudar de piel.

Está usted en todos los lugares posibles, ¿imprescindible?

-Por Dios, no. No hay nadie imprescindible. Hay mucho talento interpretativo en este país. Por desgracia, hay muchos compañeros, actrices y actores buenísimos, que no tienen la oportunidad de demostrar su talento y su buen hacer. Yo estoy en ese pequeño grupo de privilegiados que sí podemos mostrar lo que somos. Me tomo esta profesión muy en serio y soy consciente de que estoy sometido al vaivén del mercado igual que los demás.

¿El actor de moda?

-Tampoco y no me gustaría. Las modas son muy pasajeras. Estoy teniendo suerte, se fijan en mí y ya está. Pero soy consciente de que hoy estoy aquí, estamos haciendo una entrevista por un estreno de serie o de película, pero mañana puede que no sea así, que no tenga ningún trabajo que contarte. En la medida de lo posible, trato de disfrutar y de trabajar con rigor y profesionalidad.

Segunda temporada de ‘Vergüenza’, Jesús sigue siendo un tipo bastante irritante.

-Es el rey del cuñadismo, España está llena de cuñados, hay mucho Jesús suelto por ahí. Es una ficción y cada secuencia está llevada al extremo. Pero personas con poca habilidad social, muy dadas a meter la pata, a provocar situaciones de bochorno y vergüenza conozco un montón. Jesús no es un personaje fantástico ni irreal, hay muchos caminando por la calle, seguro que te cruzas con alguno todos los días.

¿Los Jesús que están sueltos por el mundo serían capaces de reconocerse en la serie o pensarían que eso no tiene nada que ver con ellos?

-Más bien lo segundo. Pero no solo hay mucho Jesús suelto, seguro que también hay alguna que otra Nuria por la vida, sufridora de Jesús y también metepatas. Son el matrimonio perfecto para determinadas situaciones.

¿Se ha visto envuelto en alguna de las situaciones que provoca su personaje?

-Como todo el mundo. Mira, quién no ha entrado en algún restaurante u hotel y va al cuarto de baño, y quien ha entrado antes ha dejado un olor desagradable y tratas de explicar al siguiente que tú no has sido el que ha provocado ese olor. Ja, ja, ja? En el momento en el que le ocurre esto a Jesús todo resulta muy catastrófico y no sabe cómo manejar eso. En una situación normal, a mí que me ha pasado... lo manejas de otra forma. Él lo lleva al extremo y hace que todo se vuelva en su contra.

En esta entrega se tiene que relacionar con los padres del colegio de su hijo.

-Estamos en otro escenario. Los directores, Juan Cavestany y Fernández Armero, escriben unos personajes satélites alrededor de la pareja que hacen que Jesús tenga que poner en marcha su escasa habilidad social y sus ganas de agradar. Nuria y Jesús tienen que poner de su parte para evitar meterse constantemente en charcos. Veremos que hay otras parejas que son igual de detestables y que causan el mismo estupor, incluso superior, al de Nuria y Jesús.

Pues ya es difícil, ¿no?

-Seguro que tú habrás vivido situaciones parecidas en la puerta del colegio o en el parque. Son inevitables, están basadas en experiencias personales de esta pareja y de las que rodean el universo escolar de los niños. Esta serie, vale, está llevada al extremo, pero es mucho más real de lo que pudiéramos pensar.

¿Y cómo están como pareja Jesús y Nuria? En la primera temporada, el estatus de mal avenidos se quedaba corto.

-Deseaban tener un hijo en la primera y ahora tienen dos. Les supone un gran problema e intentarán solventarlo tratando de relacionarse mejor con el mundo que les rodea. Van a tratar de ser mejores personas y meterse en menos líos.

¿Pero?

-Tienen un imán para este tipo de situaciones que les lleva de una forma constante a provocar ese estupor y esa hilaridad en la gente.

¿Drama o comedia?

-Depende del momento y personaje. Me siento muy bien en la comedia, disfruto muchísimo con Vergüenza, pero también en Estoy vivo, donde hay momentos muy dramáticos y escenas que apelan al sentimiento, al amor, a las pérdidas, a la soledad?

¿Siente en ambos personajes las mismas vibraciones?

-Digamos que me siento igual de apasionado por lo que me dicen ambos personajes. Jesús no es un personaje tan banal, es una comedia que también da que pensar, nada es tan simple, no está hecha a base de chistes, son situaciones muy cotidianas.

‘Campeones’, una película que ha hecho reír y llorar. ¿Pensaba que iba a llegar al punto en el que está ahora?

-Uno trata de tener los pies en el suelo y ser muy escéptico. De hecho, cuando estrenamos Campeones no sabíamos a dónde iba a llegar o si iba a funcionar como funcionó desde el primer fin de semana.

Espectacular, ¿no?

-Fue una catarata de buenas críticas, de riadas de espectadores yendo a los cines, de ser número uno en cuanto a presencia en salas de cine. Ha batido muchos récords, pero eso nunca lo sabes cuando estás a punto de estrenar. Lo que sí deseas es que funcione una película de este tipo, va más allá y trasciende lo puramente cinematográfico, tiene que ver con los social y con lo educativo. Más allá de los premios y reconocimientos, el valor que tiene esta película es haber aunado y reunido a diferentes generaciones en torno a un tema como el de la discapacidad.

¿Difícil de rodar?

-Sí, eso siempre ocurre cuando no grabas con actores profesionales, pero todo fue asumible y divertido. Ha abierto una ventana a la sociedad, una ventana desconocida en muchos casos e ignorada en otros, que va a hacer mucho bien. Es una película que muchos colegios e institutos tienen como de obligado visionado. Ese es el mejor premio que nos pueden dar.