quizá porque “se adelantó en espacio y tiempo”, porque es una serie antológica y “eso no se da mucho en las generalistas en España” o por su contenido “incómodo”, Distopía va camino de la perdición. Sus creadores -Virginia Llera, Jesús Mancebón y Manuel Sánchez-, cansados de llamar a puertas, han decidido lanzar un último anzuelo: estrenar el capítulo piloto hoy en Filmin (plataforma de cine y series por internet). “Desearía que alguien levantase el teléfono y nos plantease desarrollarla”, aseguró a Efe hace una semana Llera. Incluso está dispuesta a modificarla porque “es un producto flexible, que se puede adaptar a las necesidades de ambas partes”. Como no han recibido esa llamada, usarán el primer episodio para “llamar la atención” y mostrar lo que son capaces de hacer para que les den “una oportunidad”. “El espectador perderá la ocasión de ver una serie de calidad máxima, con equipos creativos y artísticos de primer nivel, y de disfrutar de un producto de nicho, por el que tienen que apostar las cadenas no generalistas y las plataformas porque arrastran fans. Cuando vienen de fuera estos productos gustan mucho”, advierte. Distopía es “un sueño” que comenzó en 2012 por el “deseo de hacer algo novedoso” de esta profesional que, forjada en la escritura de guiones televisivos como la serie hispano-británica Los Refugiados y “cansada de la ficción que se hacía”, decidió intentar cambiar las cosas, hacer “algo diferente”, y comenzó por estudiar producción. Esta serie fue su proyecto de fin de estudios, que desarrolló con su marido, Jesús Mancebón; y con Manuel Sánchez Ramos. Aprovechando que ella tenía un bar en Lavapiés rodaron allí el primer capítulo, #Ciudadanos, dirigido por Koldo Serra y protagonizado entre otros por Daniel Grao, Juan Fernández, Marina Salas, Llorenç González y Paco Marín, que pone sobre la mesa la corrupción política y el poder ciudadano. Serra acudió a la llamada de los creadores de la serie, y rodeado de un equipo técnico y un reparto de primera grabó el piloto en verano de 2013. “Todos queremos ver la respuesta del público, ya que Ciudadanos es un puñetazo directo al estómago del espectador. Que nadie espere sentarse a ver algo amable”, dijo Serra a cameraman.es
‘black mirror’ El secuestro del ministro de Economía de España, dudosamente absuelto en un juicio por corrupción, por parte no de un grupo terrorista sino de dos ciudadanos indignados que piden al pueblo que vote en Internet si lo ejecutan o lo liberan, recuerda al The National Anthem (El himno nacional) con el que comenzó e impactó la serie Black Mirror: el secuestro de una princesa británica y el peculiar chantaje al primer ministro. “Teníamos miedo de que se nos comparara con Black Mirror, pero hoy es un halago”, dice sobre la serie británica de tres temporadas cuyos derechos compró Netflix. Comparten osadía y un enfoque novedoso, pero mientras que la inglesa se centra en cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestras vidas, los cinco episodios restantes de la española tienen el nexo común de la crítica a la masa social como elemento deshumanizador.
Realities macabros, la aparición de un nuevo “mensajero de Dios” o el precio de la venganza son algunos argumentos del resto de la serie, que no se ha rodado porque invirtieron todo lo que tenían en el piloto con la esperanza de que fuera su mejor carta de presentación. Descartaron el micromecenazgo -cada capítulo costaría unos 300.000 euros- y lograron una productora fuerte “pero no en el momento ni lugar adecuados”. No pierden la esperanza de que algún día su trabajo se vea en una cadena o plataforma tipo Netflix o HBO. “Dar una oportunidad a alguien que empieza es difícil, sobre todo si no vas con un socio fuerte (...) En Estados Unidos se presentan mil proyectos de series anualmente, de las que se hacen entre 50 y 60, el 90% va fuera”, recuerda. Tampoco ataca a las cadenas generalistas españolas. “Conocen muy bien a su público y tienen el objetivo de lograr la máxima audiencia posible. Distopía es un producto de nicho, que gusta a un público minoritario pero muy fiel y es al que queremos llegar. Y llegará. No será con Distopía pero quizá dándole una vuelta...”