en un sólo día dos grandes consejos. El primero el de Montoro, que con el tiempo libre que le sobra tras cotillear la declaración de la renta del personal hace una aportación histórica al mundo de la televisión. Insiste en que TVE debería subtitularse al inglés. Que entonces nuestro futuro será igual de amargo pero que, por lo menos, seremos bilingües. Y ya puestos a rizar el rizo, el segundo consejo nos lo que encajan los presentadores del telediario de la Primera; que acerquemos nuestras tristezas a los altares para quitarnos - supongo que en cualquier idioma- nuestra ansiedad por no tener trabajo y por los malos datos económicos que mes tras mes nos presentan en perfecto castellano Rajoy, Montoro y compañía. Si no fuera suya, diría que habría que tomar medidas contra cadenas con tan pocos escrúpulos. Dicen que una de las últimas medidas de Steve Jobs, el creador de Apple y del iPad, fue la de retirar la publicidad de la cadena Fox del magnate Rupert Murdoch, que había iniciado una campaña contra la candidatura de Obama. No se sabe por qué pero no llegó a hacerlo. Ahora Job está muerto, Obama salió, y Murdoch sigue igual de magnate haciendo de las suyas.

El que hizo una jugada genial fue Pablo Motos. Se llevó a su altar de El Hormiguero 3.0 a Novak Djokovic y Ana Ivanovic, según dicen, los mejores tenistas del mundo en sus respectivos sexos. O igual es al revés, que yo de tenis nada de nada. El caso es que estaban de promoción del torneo para el pijerío que suelen organizar con bien de palcos vip en Madrid. Lo curioso es que su paso por el programa fue algo cenizo. Armados de una raqueta tuvieron que protegerse de una lluvia de votes de plástico que llovían tras una típica reacción química habitual en el programa. Ni que lo hubiera mirado Montoro: años sin perder un partido y lo eliminan en el primer encuentro.