Pamplona. Lleva siete años trabajando en Madrid, a donde llegó con veintidós. "Solo había estado fuera de casa estudiando. Me costó un par de años hacerme a la ciudad y a vivir sola. Fue difícil", reflexiona la joven.
Cada mes de agosto hay más noticias, pero cada vez son peores. ¿Hay días que le da apuro salir a contarlas?
El comienzo del informativo suele ser bastante duro porque va lo más importante, pero después se tranquiliza y van noticias más amables. El año pasado fue más complicado porque sucedió la matanza de Utoya, las revueltas de Gran Bretaña,... aunque este año estamos pendientes de un posible rescate y además España arde en todos los sentidos.
Hay muchas noticias, pero en el caso de las económicas no es fácil conseguir imágenes atractivas...
Los temás económicos no suelen ser muy visuales, pero son tan importantes que hay que contarlos de todos modos. Intentamos darlos de la forma más atractiva posible.
¿Tiene la sensación de que la gente sigue pendiente de los informativos aunque esté de vacaciones?
Ante una situación tan convulsa están quienes desconectan y no quieren enterarse de nada y los que quieren estar permanentemente informados. Como está todo en el aire, la gente está hambrienta de información. Desde luego no son los agostos de antes, llevamos unos años que no son nada light.
¿Alguna vez en el plató tiene un 'deja vu', un pensar "esto ya lo he contado yo más veces"?
Sí, hay muchas cosas que se repiten y más para mí que solo presento en verano, desde las plagas de medusas a consejos para que no te roben la maleta.
¿En verano empezar una hora antes es una ventaja o sigue siendo más un inconveniente?
Siempre es más complicado porque todo está pasando cuando nosotros arrancamos y a veces no han llegado las imágenes. En cuanto a la audiencia, depende más de las rutinas de la gente y además en verano los hábitos son distintos.
Este año hay dos novedades: solo presenta el informativo del mediodía, no hace doblete; y no tiene compañero. ¿Prefiere ser una presentadora 'single'?
Los primeros días me resultaba un poco raro, me faltaba alguien al lado. En CNN+ también estaba sola, pero no tiene nada que ver ese formato con el de Cuatro. El informativo de las 14.00 horas es un poco caótico en el sentido de que está llegando todo y cambia mucho la escaleta; si estás con otra persona te apoyas mucho en ella. En cuanto al horario, este año es mejor porque llego a las ocho de la mañana y suelo irme para las cinco y media, tengo la tarde libre.
¿Tiene que obligarse a ir a dormir pronto? ¿Es disciplinada?
A las diez estoy en la cama porque me tengo que levantar a las seis, llevo una vida monacal. Al principio me costó porque generalmente estoy en turno contrario, en el de cierre, pero en unos días el cuerpo se acostumbra.
Este año ha seguido haciendo información de Sociedad. ¿Está viendo cambiar el país?
Sí, por ejemplo cada vez veo más indigentes en la calle, gente rebuscando en la basura que podríamos ser cualquiera. Me impacta muchísimo. Un día al volver del trabajo pasé por un subterráneo cerca de la Plaza de España y había más de veinte personas durmiendo. Al día siguiente fui a hacer un reportaje. Me gusta trabajar en esos temas, entender lo que pasa y contarlo.
¿Es el tema que más le ha impresionado este año?
Sí, ese y uno de prostitutas que trabajan en un polígono al sur de Madrid. Era pleno invierno y hacía muchísimo frío, estaban todas semidesnudas con hogueras encendidas. Tenían entre 20 y 25 años, la mayoría extranjeras. Me sorprendió mucho porque decían que estaban contentas con ese trabajo. Yo esperaba que me dijeran que aquello era durísimo, como en otros reportajes de prostitución que he hecho, y me sorprendió mucho.