La empresa que salvaguarda la tradición vinícola gracias a la última tecnologíaAidTec Solutions
La idea de esta startup universitaria surgió fruto de su relación estrecha con el mundo de la viticultura y la tecnología. Izaskun Orive, de familia agricultora, veía de cerca los problemas del sector, e Iñigo Echevarría y Daniel Teso se unieron a la aventura con su perfil tecnológico, a dar solución a estos problemas.
El equipo de emprendedores de AidTec Solutions
En un sector donde la digitalización aun no se ha abierto paso para ayudar a quienes están en primera línea de campo, y la preocupación por tomar decisiones más sostenibles y eficientes es mayor, surgió esta gran oportunidad. ¿Y si la tecnología y la tradición del buen hacer en el campo pudieran unirse para colaborar juntas, y llevarnos a tomar mejores decisiones?
Los tres emprendedores veían cómo la falta de relevo generacional, la desaparición de las pequeñas explotaciones y el aumento de los costes, en detrimento de los beneficios, hacía necesario dar soluciones al agricultor para poder decidir sobre sus procesos y, sobre todo, evaluar con detalle los resultados del trabajo hecho.
Decidieron aunar talento y conocimientos para encontrar la manera de medir la calidad del aire, el suelo y la salud de la vid en tiempo real mediante su propia tecnología.
“Damos herramientas para que el agricultor pueda tomar mejores decisiones ”
Iñigo Echevarría
. CEO de AidTec Solutions
¿La ventaja? Un agricultor puede saber en qué estado se encuentra su viñedo en cada momento y recibir recomendaciones basadas en ese conocimiento transmitido durante generaciones, reforzado por la ingeniería agrícola.
Para Orive, el objetivo estaba claro. La tradición agrícola, que se apoya en un profundo respeto por la tierra y los ciclos naturales, podía beneficiarse del IoT, el Internet de las Cosas, y la inteligencia artificial.
Usando ese conocimiento ancestral como base, AidTec puede dar información precisa, detallada y en tiempo real de la salud del viñedo, la composición de la tierra y la atmósfera, aprovechando datos propios de sensores y de fuentes externas.
Equipo de AidTec con un prototipo de robot
Según cuenta Echevarría, experto en digitalización y soluciones IA, “Podemos dar recomendaciones muy precisas a un agricultor. Por ejemplo, podemos decirle dónde hace falta abonar y cuando, o qué zonas presentan más riesgo de enfermedad, detectando las primeras señales de una plaga y atajarla antes de que produzca daños. Esto evita invertir dinero en tratamientos preventivos que pueden no ser necesarios o ser un coste extra”.
“Se trata de proteger la tradición vinícola de toda la vida usando nuevas herramientas que permiten no solo ahorrar tiempo sino también trabajo"
Izaskun Orive
. AidTec Solutions
La clave, los dispositivos de medición que, repartidos de manera estratégica por el viñedo, toman el pulso de las viñas. Teso, artífice de estos dispositivos, recalca que trabajan con el agricultor para que los sensores no perjudiquen de ninguna manera las viñas y puedan recabar los datos que se necesitan. “Podemos personalizar para cada agricultor qué se quiere medir. Así tienen información de las propias viñas, siempre sin interferir en sus procesos diarios”.
Para Izaskun, “se trata de proteger la tradición vinícola de toda la vida usando nuevas herramientas que permiten no solo ahorrar tiempo sino también trabajo. Escuchar a cada agricultor para conocer cómo cuida sus viñas y ver cómo ayudarle a hacerlo mejor es clave. Pueden obtener mejores cosechas a un coste menor.”
Primera cata en Vitoria del Vino Kube
La propuesta de AidTec ya ha despertado interés tanto a nivel de investigación como práctico. Surgidos del Programa Inizia de la UPV/EHU e impulsados por BIC Araba y la DFA, AidTec ha seguido dando pasos importantes.
En breve firmará en Labastida un convenio con Fundación Ibermática que les permitirá mantener su actividad de investigación e innovación. La aspiración es crear un algoritmo procesado por computación cuántica que permita elaborar la receta de un vino calculando la mejor combinación, teniendo en cuenta las características de la materia prima, las limitaciones del proceso de vinificación y las auditorias de catas realizadas para generar un vino que guste al mayor número de paladares.
Y ese vino ya tiene un nombre: KUBE, el primer vino elaborado con computación cuántica. No lo busque porque todavía no existe. Pero están haciendo catas para averiguar qué gusta y qué no, para saber cómo debe ser la uva para llegar a convertirse en ese vino. Luego, midiendo los viñedos pueden saber si se están acercando a ese escenario ideal de uva o si tienen que hacer correcciones.
En el lado práctico, y tras una primera presentación en Labastida, varias bodegas ya se han interesado en trabajar con ellos, en un proceso de co-creación de la solución. Según palabras de Echevarría “el objetivo no es meter una tecnología porque si, sino crear en colaboración la solución que necesitan”.
Son conscientes de las reticencias que muchas personas pueden tener con esta tecnología. Echevarría lo aclara: “no sustituimos la tradición ni los conocimientos a la hora de elaborar vino. Ni pretendemos hacerlo. Aportamos herramientas y métodos que permiten tomar decisiones según los datos y los modelos predictivos basados en la tradición vinícola”.
Su espíritu innovador no descansa. Están trabajando en desarrollar pequeños robots que puedan patrullar un viñedo, conocer y analizar el color y estado de las hojas y las vides. Y, dentro de un año o así, podamos probar la primera añada del vino Kube gracias al encuentro entre la tradición vinícola de Rioja Alavesa y la innovación y tecnología.
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