Convertirse en cuidador o cuidadora de un familiar dependiente es una situación que puede sobrevenir de manera inesperada o gradualmente. La radiografía de las personas cuidadoras en Álava es la de mujeres de unos 53 años que muchas veces deben reducir su jornada laboral o abandonar su empleo. Las múltiples demandas y desafíos que implica esta nueva responsabilidad supone un desafío para ellas, las personas que cuidan y sus familias. Por eso es importante saber cómo cuidarte cuando cuidas.
Los desafíos más comunes
La falta de preparación entre las personas cuidadoras es un problema recurrente, ya que a menudo desconocen la enfermedad del familiar y cómo proporcionar los cuidados necesarios. Esto no solo afecta la calidad del cuidado, sino también el bienestar de la persona que debe soportar una sobrecarga física y emocional.
El rol de la persona cuidadora principal impacta a toda familia, generando tensiones y conflictos por los nuevos roles y responsabilidades. Para minimizar estos problemas, es crucial definir claramente las responsabilidades y fomentar una comunicación abierta y consensuada.
La reducción de la jornada laboral o la renuncia al empleo implica una pérdida de ingresos y una interrupción en la rutina del cuidador. La falta de tiempo libre también afecta negativamente al bienestar, siendo esencial planificar los cuidados para permitir momentos de ocio.
Las personas cuidadoras se enfrentan a altos niveles de estrés que podrían derivar en cuadros de ansiedad, depresión y problemas físicos debido a los esfuerzos constantes. Mantener una buena salud es vital no solo para su propio bienestar, sino también para la calidad de los cuidados prestados al familiar dependiente.
Consejos para personas cuidadoras
Lo primero es priorizar tu salud como persona cuidadora. Recuerda que tu salud es tan importante como la del familiar. Observar cómo nos sentimos y buscar ayuda médica ante los primeros síntomas es crucial.
Aquí entran en juego mantener una buena alimentación y realizar ejercicio regular que ayudará a prevenir problemas de salud, especialmente de salud mental.
En caso de que la persona sufra ansiedad o depresión por cuidar de otra persona dependiente, es importante acudir a un profesional de la salud mental.
Es fundamental tener un descanso adecuado para recuperarse del esfuerzo diario. Como lo es también contar con un apoyo social, de familiares y amigos. Y, sobre todo, en caso de sentirse sobrepasadas, buscar ayuda profesional.
Habrá que cambiar cómo se gestiona el tiempo libre para seguir disfrutando de actividades que nos gusten, y promuevan la relajación y el bienestar.
Ser persona cuidadora tiene un impacto evidente en la salud mental con u mayor riesgo de estrés, ansiedad, o depresión... Por eso, es importante identificar y relativizar los pensamientos erróneos. Y buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
Existen recursos tanto públicos como privados que puede facilitar esa labor en momentos puntuales o de manera más continuada. Recuerda que, para poder cuidar bien, las personas cuidadoras deben primero cuidar de sí mismos.