Las navidades vienen cargadas de regalos y, también, de expectativas. Hay que pasárselo bien, hay que divertirse, salir, reírse, quedar con la familia y amistades, comprar regalos… Pero las navidades también suponen una fuente de estrés considerable para muchas personas por muy diversos motivos, desde una pérdida o separación reciente, una situación económica precaria, padecer alguna enfermedad mental como la depresión o ansiedad o, sencillamente, no les gusta la navidad.

Cuidar de nuestra salud mental no debe estar reñido con las navidades. Seguir unas recomendaciones puede ayudar a muchas personas a sobrellevar mejor estas fiestas.

Priorizar el bienestar emocional es fundamental durante la temporada navideña. Las expectativas sociales con eventos y celebraciones pueden suponer un sobreesfuerzo para muchas personas. Es importante recordar que está bien elegir pasar las fiestas cómo le haga sentir más cómodo, reduciendo las fuentes de estrés. Una solución es buscar celebrar la navidad sólo con la familia inmediata, reduciendo las actividades a las que realmente valora. Eso le permitirá disminuir el estrés y disfrutar.

Cuidado con los gastos. A veces nos dejamos llevar. Los mercados navideños, quedar a tomar un pote en algún bar, las comidas con los amigos, la comida con la empresa, los regalos, las decoraciones, etc. Haga un presupuesto. Es importante recordar que la navidad no es cuánto gasta sino los momentos, las experiencias y conexiones personales.

Las celebraciones familiares puede ser el lugar de conversaciones controvertidas, desde el “cuñado” que lo sabe todo a conflictos familiares o posiciones políticas diametralmente opuestas, por ejemplo. Evitando estos temas en las reuniones familiares se puede conseguir tener una navidad más serena y que no se nos atraganten las uvas de fin de año. No se trata de ganar una conversación sino de disfrutar de la navidad.

Otras personas puede que no celebren la navidad de la misma forma, y prefieren algo más tranquilo. Hay que respetar esa decisión. 

Y, por último, las convenciones sociales navideñas nos imponen la celebración y la unión familiar a pesar de las diferencias y conflictos. Si bien la reconciliación y el reencuentro son necesarios para algunos, para otros ni siquiera es posible. En estos casos, hablamos de vínculos familiares irreparables, donde hubo mucho daño y los intentos de acercamiento han sido en vano. Para cuidar nuestra salud mental, evite estar con personas con quienes no quiera estar.  

Solo queda disfrutar del momento, de las personas que le rodeen y buscar momentos para pasar unas navidades tranquilas.