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Alemania muestra el camino del perdón por el bombardeo de Gernika

La visita al municipio del presidente alemán el día 28 reabre el debate sobre si el Estado español debería pedir disculpas

Alemania muestra el camino del perdón por el bombardeo de GernikaDEIA

Este viernes el presidente de la República Federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, llegará a Gernika-Lumo para realizar un acto de desagravio por el bombardeo de la aviación nazi al servicio de los golpistas franquistas el 26 de abril de 1937. Su llegada, aún por confirmarse del todo, ha levantado mucha expectación en el municipio, pero también entre los agentes políticos vascos y ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de si el Estado español también debería hacer un gesto de perdón por el bombardeo de Gernika.

El sentir general en la localidad es partidario de un reconocimiento del dolor causado y una declaración de desagravio por parte del Estado español. También una buena parte de la población de Euskadi lo ve así, aunque un sector de la sociedad vasca opina en términos parecidos a los expresados recientemente por Alberto Alonso, director del Instituto vasco de la Memoria-Gogora, y considera que el Estado español no debe seguir los pasos de Alemania. 

Sostiene el director de Gogora –entidad dependiente del Departamento de Justicia y Memoria del Gobierno vasco, en manos del PSE– que hay una “gran diferencia”, ya que, al contrario que en el caso alemán, “el Gobierno español era el atacado” por los aviones de la Luftwaffe. Añade que resulta “paradójico que cuando volvemos a tener un sistema democrático se le exija que pida perdón a aquel mismo gobierno que fue bombardeado y atacado en su momento”.

Desde esta perspectiva, el Gobierno español de entonces era una víctima que se defendió de los ataques de la Legión Cóndor alemana y era una República presidida por Manuel Azaña, que contaba incluso con un ministro del PNV, Manuel de Irujo, el primer y único ministro abertzale en la historia de España. 

Frente a estos argumentos, el consistorio de Gernika-Lumo y el Gobierno vasco han venido reclamando desde hace décadas un gesto de perdón que emule a los pasos dados por Alemania. El primero en reclamarlo fue el Gobierno Ibarretxe en el año 2007 solicitando al Gobierno español que también pidiera perdón al ser, de alguna forma, heredero del régimen franquista, dado que durante la transición no hubo una ruptura con el pasado, sino una reforma, y por tanto tiene una responsabilidad subsidiaria.

Los gestos de Alemania con Gernika


El presidente y el parlamento


Perdón y reparación. La República Federal de Alemania no ha escatimado gestos de desagravio y reparación hacia Gernika-Lumo por la participación de los aviones nazis de la Legión Condor en el bombardeo de la localidad vizcaina el 26 de abril de 1937. A las autoridades alemanas no se le han caído los anillos por reconocer que fueron sus compatriotas los que soltaron las bombas sobre Gernika. Primero fue en 1996 cuando donó un millón y medio de euros para la reconstrucción del polideportivo local. Al año siguiente, el presidente Roman Herzog reconoció en nombre del pueblo alemán la culpa de los aviones alemanes y pidió perdón. Poco después, se sumó el Parlamento alemán a una nueva muestra de desagravio.

En el caso alemán, la línea continua deriva de que el bombardeo de la Legión Cóndor fue ordenado por un gobierno elegido en las urnas con Adolf Hitler al frente. Y en el caso español, la línea de enganche es que la Jefatura del Estado (el rey) fue elegido por Franco. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado aprobada en julio de 1947 restableció formalmente el reino de España estableciendo que Francisco Franco era jefe de Estado vitalicio y que nombraría sucesor. En julio de 1969 el caudillo designó como su sucesor, con título de rey, al nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos de Borbón y Borbón, nombramiento que fue ratificado por las Cortes españolas el 22 de julio de 1969. Buena parte de su biografía ha estado muy ligada al dictador y sus terminales políticas, lo que a los ojos de la historia visualiza a la Jefatura de Estado como heredera de la dictadura.

El próximo viernes el presidente de Alemania y también jefe de Estado visitará Gernika en homenaje a las víctimas del bombardeo de la Legión Cóndor y la aviación italiana, dentro de la visita de Estado que realizará a España entre los días 26 y 28 de este mes. Será la primera vez que un presidente de Alemania se traslada a la localidad, por lo que la cita cobra un gran valor simbólico y político. 

Verdad y justicia

En el debate también ha terciado el lehendakari Imanol Pradales que destaca que será un gesto de “reconocimiento y reparación” que el Estado español “todavía no ha hecho”. Aunque reconoce que el actual “no tiene nada que ver” con el de entonces, cree que le corresponde dar un paso: “No reclamamos al Estado español ni más ni menos que lo que hará el presidente de Alemania, mirar a la propia historia reivindicando verdad y justicia”.

La visita de Steinmeier, del partido socialdemócrata SPD y en el cargo desde 2017, es un nuevo paso del Estado alemán en sus gestos hacia la población de Gernika y de Euskadi. En 1997, Alemania pidió perdón a las víctimas a través de una carta del entonces presidente Román Herzog, leída por el embajador alemán en España, Hening Wegener, en el que asumía en nombre de su país la responsabilidad del ataque aéreo de la Legión Cóndor. Herzog reconoció “la culpa de los aviones alemanes” y pidió perdón. Fue una declaración de reconocimiento del daño causado, en el que se solidarizó con las víctimas, compartió su dolor y extendió su mano como gesto de reconciliación. Un año antes, en 1996, Alemania aprobó enviar 252 millones de pesetas (millón y medio de euros) a Gernika para construir el polideportivo municipal como gesto de resarcimiento.

Posteriormente, la Cámara baja del Parlamento Federal o Bundestag también pidió perdón oficialmente por el bombardeo en una moción presentada por el Partido del Socialismo Democrático (SPD), y en la que todos los grupos parlamentarios del Bundestag votaron ayer en forma unánime una declaración de perdón por lo que fue el primer ataque aéreo masivo de la historia contra la población de una ciudad. La iniciativa señalaba que es “vergonzoso” que las víctimas del terror hayan tenido que esperar tanto e instaba al gobierno a sumarse al Bundestag y presentar “excusas oficiales a la población de Guernica”.

Casi tres décadas después, Alemania va a reforzar su compromiso con el resarcimiento de las víctimas causadas en 1937 y una nueva petición de disculpas con Steinmeier como protagonista. Por el momento se desconoce su agenda en tierra vasca, aunque se apunta como posibilidad una reunión con el lehendakari Imanol Pradales. Su visita se enmarca en un viaje de Estado a España donde, según algunos medios, se reunirá con su homólogo español, el rey Felipe VI. Aún se desconoce quién acompañará a Steinmeier por parte del Gobierno español en su visita a Gernika.

Uno de los nombres que se han barajado es el del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Su participación junto con el presidente alemán en un acto de desagravio a Gernika haría más elocuente su negativa a pedir perdón. No se espera que lo haga y menos aún en su situación de debilidad por los casos de corrupción que merodean su gobierno, agravada con la reciente sentencia del Tribunal Supremo condenando al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por revelación de secretos.

Otros perdones

México. El pasado octubre España reconoció el “dolor” causado a los pueblos originarios en México durante los años de la Conquista. En la historia reciente hay varios ejemplos de gobiernos que han hecho gestos de reconocimiento y perdón. La propia Alemania ya pidió perdón en el 2000 ante el Parlamento israelí por los crímenes nazis en el Holocausto judío. En 2013, Países Bajos se disculpó por las ejecuciones sumarias en Indonesia. En 2020, Bélgica reconoció su profundo pesar por la violencia y crueldad ejercidas en Sudán. 

Moncloa se ha desentendido históricamente de cualquier responsabilidad moral, político o legal por el bombardeo de Gernika. Con la llegada de Sánchez al poder, esta posición ha cambiado y ya en 2022 envió al secretario de Estado para la Memoria Democrática, Francisco Martínez, al responso anual en recuerdo a las víctimas del bombardeo que se celebra en el cementerio local. Al siguiente año, sin llegar al desagravio del Estado al pueblo de Gernika y mucho menos a una petición expresa de perdón, Sánchez dio un paso adelante al “condenar sin paliativos” el ataque con una declaración institucional aprobada por el Consejo de Ministros. 

Ningún Ejecutivo español había ofrecido un mensaje de ese tipo desde la restauración de la democracia. Además, envió por primera vez a un ministro a los actos que conmemoran el aniversario del ataque aéreo en la villa foral. Fue el titular de la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, que frente al mausoleo donde descansan los restos de las víctimas del bombardeo dijo que “como ministro del Gobierno de España es un honor estar aquí representando también al Gobierno legítimo que en aquel momento fue atacado”, en un intento de zanjar el debate y rechazar la petición del entonces lehendakari Iñigo Urkullu de que el Estado hiciera un gesto de reparación. l