Las paredes de la sede del BCAM son pizarras. Caben infinitas ecuaciones en esos tabiques que guardan la capacidad de pensamiento de casi 200 personas llegadas de más de 34 países. Se vuelcan en la investigación teórica y la transferencia práctica de las matemáticas aplicadas. Dinámica de flujos, números aplicados a los materiales, a las pandemias y a lo más insospechado de la cotidianidad, además de a la Inteligencia Artificial (IA).

 

Al frente de esta tripulación que navega en una tormenta de números donde sopla el viento de la álgebra, José Antonio Lozano, catedrático en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Facultad de Informática de la EHU-UPV. Natural de Astrabudua, donde nació hace 55 años, forma parte del BCAM desde 2015 y es su director científico desde hace cinco años.

El BCAM desarrolla investigaciones que se aplican en el ámbito de la salud, en biomedicina o neurología

 

“El BCAM es un centro de investigación de excelencia en el área de matemática aplicada. Pertenece a la red de centros de excelencia de investigación del Gobierno Vasco, la red BERC”, explica Lozano. El BCAM dispone también de una pequeña instalación en el Campus de Leioa y cuenta. además, con servidores informáticos alojados en el Centro de Supercomputación DIPC de Donostia.

 

El BCAM es un centro de investigación de excelencia en el área de matemática aplicada.

Generan nuevo conocimiento. Las matemáticas no constituyen un universo totalmente descubierto. Restan muchos caminos por abrir. “Nuestra estructura conceptual se organiza en plataformas científicas: una desarrolla aspectos teóricos de matemáticas más puras; otra desarrolla de algoritmos y métodos numéricos; y otra se dedica a la aplicación de las matemáticas en ámbitos concretos”, enumera el director científico.

 

Posicionamiento internacional

 

A lo largo de quince años el centro vasco de matemáticas aplicadas ha conseguido un posicionamiento internacional importante. “A nivel europeo, se trata de un centro reconocido. La reunión de la asociación de Centro de Investigaciones Europeos en Matemáticas hace un par de años fue en Bilbao. El sector conoce el BCAM internacionalmente”, relata Lozano.

 

El centro está dividido en cinco áreas. Dos con una componente más teórica: una de análisis de ecuaciones en derivadas parciales y otra área de matemática física. Tres áreas aspectos prácticos: mecánica, fluidos computacionales y análisis de fluidos; modelado matemático con aplicaciones; y área de análisis de datos, inteligencia artificial, machine learning y estadística aplicada.

 

El BCAM quiere ser una pieza clave del resto de los centros investigación de Euskadi ya que muchos de los desarrollos matemáticos pueden resultar fundamentales en la resolución de problemas en el ámbito de la salud, en la biología, en los materiales.

El BCAM posee también una unidad de transferencia de conocimiento que proporciona impacto social y económico al pensamiento matemático. Desarrolla investigaciones que se aplican en el ámbito de la salud, en biomedicina o neurología. O han analizado, por ejemplo, los flujos de entradas de personas en San Mamés; la proximidad de futbolistas a la lesión; han optimizado las operaciones de atraque, repostaje y desatraque de buques en el puerto; el posicionamiento de los aerogeneradores flotantes; etc.

A lo largo de quince años el centro vasco de matemáticas aplicadas ha conseguido un posicionamiento internacional importante. Cedida

 

El futuro

 

El centro tiene el reto de motivar talento femenino, menos del 30% de su personal son mujeres. “Es complicado en los ámbitos de la física y la computación, pero es necesario y estamos involucrados en distintos proyectos con esa finalidad”, dice el director científico.

El centro tiene el reto de motivar talento femenino, menos del 30% de su personal son mujeres

 

 Entre sus objetivos, consolidarse en cuanto a personal, “ya que no podemos crecer eternamente”. En el plano científico se proponen, por un lado, generar dinámicas que posibiliten compartir avances entre las distintas líneas de investigación del propio BCAM. Por otro lado, quieren posicionar el BCAM como una pieza clave para el resto de centros de investigación puesto que muchos de los desarrollos matemáticos que desarrollan pueden resultar fundamentales en la resolución de problemas relacionados con investigaciones en el ámbito de la salud, en la biología, en los materiales. Y, en tercer lugar, incrementar la relevancia del centro en aquellos organismos internacionales donde se establecen las reglas que van a seguir los ámbitos de investigación como la Comisión Europea o las grandes asociaciones globales que establecen las políticas de investigación.

 

Lo lograrán. Les apasionan las matemáticas. Y el lugar de las matemáticas aplicadas es el BCAM, en Bilbao.

Las matemáticas del COVID


La relación del BCAM con Osakidetza se intensificó durante la pandemia. “Durante el COVID estuvimos colaborando con los departamentos de Salud y Educación del Gobierno Vasco, proveyéndoles de informes, a veces, a diario, con predicciones del número de ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos, número de hospitalizaciones y número de fallecimientos”, recuerda José Antonio Lozano. 

 

De ahí partió un trabajo que actualmente continúa. “Hemos generado una APP que hace una foto a una persona y estima cuándo va a tener problemas para ser intubado y avisa al anestesista”, revela el director científico.