Lejos del ambiente festivo que ya se respiraba desde primera hora en el centro de Bilbao, Artxanda amaneció ayer con una noticia que sobrecogió a los vecinos de la zona.

Un cadáver con signos de violencia fue hallado por la Ertzaintza en el antiguo restaurante Miramar, abandonado desde 2019.

Un portavoz de Seguridad el cadáver está aún por identificar y que se trata de un varón.

El cadáver se encontraba descuartizado y dentro de una maleta que había sido quemada, según informa este domingo el diario El Correo, aunque el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco no ha confirmado este extremo.

El cadáver fue trasladado después al Instituto Vasco de Medicina Legal para proceder a su identificación y autopsia.

De la investigación se ha hecho cargo el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Bizkaia, con el apoyo de Policía Científica de la Ertzaintza

"Se veía venir"

Un cordón policial impedía el acceso a las inmediaciones del inmueble, que en los últimos años había sido completamente vandalizado y donde era habitual que pernoctaran personas sin hogar.

“Se veía venir. Era vox populi cómo estaba”, aseveraba ayer un vecino, haciendo alusión al evidente declive del edificio que durante décadas acogió numerosos banquetes de bodas. A última hora de ayer seguía sin conocerse detalles de la identidad del cuerpo localizado, a la espera de los resultados de la autopsia.

La Ertzaintza recibió una llamada ayer sobre las cinco de la madrugada, alertando del hallazgo de un cadáver en el interior del edificio abandonado en Artxanda. Según confirmaron desde el departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, a lo largo de la mañana, el cuerpo fue trasladado al Anatómico Forense para realizarle la pertinente autopsia.

Mientras tanto agentes de la policía personados en el lugar acordonaron el perímetro y permanecieron en el lugar de los hechos varias horas, recogiendo todas las pruebas necesarias para tratar de esclarecer el crimen. Dos policías advertían a los turistas que querían acercarse a la ermita de San Roque el camino alternativo que debían tomar.

A escasa distancia del escenario en el que se localizó el cuerpo, en el Txakoli Ballano, no se hablaba de otra cosa. “Esta mañana la carretera ya estaba cerrada”, advertía Miren, una de las propietarias del negocio que, además, reside en las inmediaciones.

“Anoche me asomé y pensé: Qué raro que no haya nadie arriba, en el tejado. Suelen estar ahí cuando hace buen tiempo”, expuso sobre los jóvenes que ha visto en los últimos tiempos en el techo del inmueble donde pernoctan. “No hemos oído nada en toda la noche. Ni los perros han ladrado”, explicaba la hostelera a quien un cliente le ha contado que el lunes un hombre llamó a los bomberos porque vio humo dentro del inmueble. “Estábamos tan ocupados que ni nos dimos cuenta”, reconoció.

“Aquí antes se hacían muchas bodas"

Para llegar al Txakolí Ballano, José Miguel, un vecino que vive en la zona, tuvo que dar un rodeo. “Sacaban de todo de ahí. Se han llevado hasta las tapas de los retretes, no queda nada”, expuso este bilbaíno, quien elucubraba con que el motivo del crimen, “a lo mejor, ha sido un lío de robos entre ellos”.

De hecho, a este vecino uno de los detalles que más le llamó la atención fue que una persona alertó sobre el hallazgo del cuerpo. “El que haya llamado ha tenido que salir corriendo”, consideró.

En cualquier caso, apuntó que la policía científica hallaría “un montón de huellas” en el inmueble, donde hace tiempo pusieron unas vallas de metal para impedir el acceso y hasta esa alambrada fue desvalijada. “Tendrían que obligar a los dueños a mantenerlo o a tirarlo”, repuso sobre el antiguo Miramar, que “cerró sin previo aviso”.

En la mesa de al lado, Elena y Luis Ignacio, un matrimonio de Sopela rememoraba su boda en restaurante Miramar, hace casi 49 años. “Mi mujer me ha tenido que preguntar si ese era el edificio donde nos casamos”, aseveró Ignacio sobre el inmueble, que en los cuatro años que lleva cerrado ha quedado desconocido.

“Aquí antes se hacían muchas bodas. La última vez que vinimos fue hace 25 años, que vinimos con nuestros hijos”, explicó el matrimonio, que por azar ha vuelto al lugar donde se casaron el día en el que casualmente han hallado cuerpo. “Al ver el cordón policial hemos pensado que pasaba algo, pero no sabíamos que era tan grave”, sostuvieron sobre su excursión a Artxanda, una zona de Bilbao que el Ayuntamiento se está esmerando por impulsar, como evidencian los turistas que cada día suben al monte.