Abdellah El Haj Sadek El Menbri, conocido como el Messi del hachís, ha engrosado la lista de los fugitivos peligrosos más buscados de la UE.

El perfil del Abdellah El Haj Sadek El Menbri figura en la campaña "Más Buscados", de la UE de 2022, que la Red Europea de Equipos de Búsqueda Activa de Fugitivos (Enfast, por sus siglas en inglés), apoyada por Europol, ha lanzado para pedir la colaboración ciudadana para tratar de detener a más de cincuenta "jefes" de grupos de delincuencia organizada, entre ellos cinco reclamados por España, de los cuales tres son considerados "peligrosos".

Uno de ellos es este marroquí de 38 años buscado "por ser el presunto líder de una organización internacional dedicada al tráfico de grandes cantidades de drogas ilícitas y al lavado de dinero, así como a la tenencia de armas de fuego" y "actualmente" considerado "el jefe de las mayores organizaciones de traficantes de hachís en España", en la zona del Campo de Gibraltar.

La campaña relata que su organización está organización está "especializada en introducir hachís del norte de Marruecos a España, principalmente mediante embarcaciones fuertes y de alta velocidad".

"Una vez que llegaban al suelo, normalmente cargaban la droga en vehículos robados, la transportaban a lugares seguros para esconderla hasta que se vendiera", añade.

Y cuenta que el prófugo "cuenta con una fuerte red de colaboradores que ejecutan directamente las actividades ilícitas, así como un gran número de contactos y subordinados que realizan todas las operaciones dentro de la cadena de elaboración y distribución de la droga, desde que sale del lugar de producción, hasta su transporte a cualquier punto de Europa".

"Este individuo dispone de abundantes fondos, principalmente de sus actividades ilícitas, y cuenta con una extensa red de vínculos personales y familiares que facilitan su ocultación, tanto en España como en otros países".

El Messi del hachís se fugó por última vez en marzo de 2019, cuando publicó una carta para anunciar su intención de desaparecer durante «un tiempo» por «la enorme presión policial» a la que, decía, estaba sometido en el Campo de Gibraltar y que le resulta «insoportable». Llevaba al menos dos días sin comparecer ante el juzgado, tal y como debía hacer diariamente.

Esa fue una de las condiciones, junto con el pago de una fianza de 80.000 euros, por las que este marroquí afincado en el Campo de Gibraltar había quedado en libertad provisional, a la espera de ser juzgado, tras entregarse a las autoridades españolas en noviembre de 2017.

Su detención se produjo cuando, tras pasar un tiempo huido en Marruecos, volvió a España para entregarse voluntariamente, con un polémico pacto con la Fiscalía que le permitió quedar en libertad provisional a la espera de juicio.