El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), ha afirmado este martes que, según los técnicos con los que ha venido manteniendo contactos en las últimas semanas, la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), actualmente en fase de desmantelamiento, podría volver a operar con dos nuevos reactores en el año 2030.

Tras una visita a las instalaciones de la central, donde se ha reunido con directivos de la empresa propietaria de la planta, Nuclenor, García-Gallardo ha anunciado que la Consejería de Empleo e Industria, cuyo titular, Mariano Veganzones, le ha acompañado esta mañana, encargará un estudio de viabilidad para determinar si es posible instalar en Garoña dos reactores tipo SMR de última generación.

"Es la misma tecnología que se está instalando en países como Suecia, Finlandia, Francia o Japón y aseguraría energía barata, limpia y abundante", ha explicado García-Gallardo a los periodistas.

Ha reconocido que los responsables de la propietaria de la planta le han explicado que la infraestructura está deteriorada tras años sin funcionamiento.

No obstante, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León ha insistido en que la instalación nuclear no cerró por defectos de funcionamiento, sino por razones económicas, en su opinión "ahogada por los impuestos verdes del Gobierno de España".

En este sentido, ha reconocido que la viabilidad de la reapertura requeriría la anulación de esos impuestos y la preceptiva autorización del Gobierno estatal.

"Prejuicios ideológicos"

La central de Garoña dejó de operar en 2012 por decisión de Nuclenor, debido a su falta de rentabilidad, aunque el cierre definitivo no fue decretado por el Gobierno hasta 2017.

En este momento se encuentra a punto de iniciar el desmantelamiento según un proyecto redactado por la empresa pública Enresa, en el que han participado también los técnicos de la planta nuclear.

Sin embargo, García-Gallardo ha insistido en que el emplazamiento de la central, junto al río Ebro, es ideal para instalar dos nuevos reactores y ha asegurado que es una idea que comparte todo el equipo de gobierno de Castilla y León, presidido por Alfonso Fernández Mañueco (PP).

Precisamente, preguntado en rueda de prensa por si esta visita del vicepresidente a la central nuclear de Garoña implica un apoyo de la Junta a la iniciativa de Vox para reabrir la planta, el consejero de la Presidencia, Jesús Julio Carnero, se ha limitado a decir en Valladolid que la postura del Ejecutivo autonómico en este aspecto "siempre ha sido clara" y es que el cierre de la central fue perjudicial para la Comunidad.

Tampoco el consejero de Economía y Hacienda y portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, se ha querido pronunciar sobre la posible reapertura de Garoña y se ha limitado a insistir en que debe ser la iniciativa privada la que valore la rentabilidad económica de una operación de este tipo.

Fernández Carriedo ha sido más claro en referencia a las centrales térmicas, al mostrarse partidario de que no se cierre ninguna porque "cerrar plantas productoras de energía en este momento de necesidad solo se puede explicar por prejuicios ideológicos", ha dicho a los periodistas antes de participar en Burgos en un foro sobre "Tendencias Empresariales".