El consejero de Seguridad y vicelehendakari primero del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, ha asegurado que la principal causa de los delitos de odio que, año tras año, se registran en Euskadi, "muy por delante de las demás", es la relacionada con el racismo y la xenofobia", y ha destacado que en los diez primeros meses de 2021 han aumentado del 48,55% al 55,71% respecto del año pasado, más de 7 puntos. De ellos, los relacionados con la comunidad musulmana se han incrementado del 25% al 32%, también siete puntos.

Erkoreka, que ha inaugurado este miércoles la jornada "Desmontando prejuicios sobre el islam" organizada por la Ertzaintza en Bizkaia Aretoa de Bilbao, ha realizado un llamamiento a "cortar de raíz" la cadena del odio y a desmontar prejuicios. También ha apostado por que los poderes públicos combinen una estrategia de "discursos y sanciones" para erradidar estos delitos de odio.

Según ha destacado, el título del seminario "encierra un presupuesto", el de que esos prejuicios existen, y "la sugerencia de que deben ser desmontados de cara a construir una convivencia plural e integradora".

En este sentido, ha destacado que "el prejuicio es, por definición, incompatible con el respeto al diferente, que es el cimiento sobre el que descansa la democracia pluralista y abierta". "Se trata de combatir la práctica, tan arraigada como negativa, de categorizar a las personas, con arreglo a unos esquemas preconcebidos, atribuyéndoles de manera automática y acrítica, las características que suponemos que corresponden a cada categoría", ha manifestado.

Josu Erkoreka ha subrayado que el prejuicio "es, casi siempre, fruto de la ignorancia, pero, en estos casos, la ignorancia no es siempre algo inocuo". "Se empieza desconociendo, se continúa rechazando y se acaba odiando. Y el odio es, ya, un sentimiento a partir del cual no resulta difícil dar el salto hacia conductas que entre nosotros merecen un reproche penal, como el discurso de odio o la inducción al uso de la violencia contra la persona o el colectivo odiado", ha advertido.

El vicelehendakari ha explicado que, "contra el discurso de odio, los poderes públicos pueden reaccionar de tres maneras: con otros discursos que lo combatan y neutralicen, con medidas sancionadoras, o con una estrategia combinada de discursos y sanciones". "Personalmente soy partidario de esta última opción. Creo sinceramente que a la hora de combatir el discurso de odio, ambos instrumentos pueden ser eficaces", ha indicado.

No obstante, ha precisado que, "más allá de las opiniones personales, la respuesta sancionadora resulta obligada cuando el discurso de odio se convierte en la palanca que induce al uso de la violencia contra la persona o el grupo odiado; cuando se enfatiza lo odioso de un colectivo, para alentar la agresión contra él o contra las personas que lo integran".

"CORTARLO DE RAÍZ"

"De ahí, la importancia que encierra cortar desde la raíz la atroz cadena causal que, con demasiada frecuencia, empieza con la ignorancia sobre el diferente, y termina con la violencia contra la persona o el colectivo que se acaba odiando. Ese es, precisamente, el sentido profundo de la jornada de hoy, cortar de raíz esa cadena", ha dicho.

A su juicio, "prohibir y castigar el discurso de odio no significa, por supuesto, menoscabar la libertad de expresión, que es uno de los fundamentos esenciales de una sociedad democrática". "La libertad de expresión, como viene postulando el Tribunal Europeo Derechos Humanos (TEDH) desde hace años, incluye el derecho a ejercer la crítica, "aun cuando esta sea desabrida y pueda molestar, inquietar o disgustar a quien se dirige, pues así lo exigen el pluralismo, la tolerancia y el espíritu de apertura, sin los cuales o existe sociedad democrática".

Erkoreka ha remarcado que, en todo caso, "no se trata de un derecho absoluto, y la libertad de expresión tiene que ceder cuando, de su ejercicio pueden resultar lesionados otros derechos o intereses constitucionales, como la igualdad o la dignidad de las personas".

"El TEDH viene considerando, en este sentido, que esta libertad no puede ofrecer cobertura al discurso del odio, y ha llegado a afirmar literalmente que 'la utilización de símbolos, mensajes o elementos que representen o se identifiquen con la exclusión política, social o cultural, deja de ser una simple manifestación ideológica para convertirse en un acto cooperador con la intolerancia excluyente, por lo que no puede encontrar cobertura en la libertad de expresión'".

En su opinión, esta "intolerancia excluyente" a la que se refiere el TEDH es la que se analiza en el informe anual sobre incidentes de odio que desde 2017 realiza la Ertzaintza en colaboración con la Cátedra Derechos Humanos de la UPV.

AUMENTO DE LAS DENUNCIAS DE ODIO

En este sentido, ha recordado que ahora se elabora el que corresponderá a 2021 y se constata, de nuevo, "que las denuncias relacionadas con este tipología delictiva van en aumento en Euskadi, gracias a la mayor conciencia social y a la creciente formación de los agentes de la Ertzaintza y las policías locales".

Josu Erkoreka ha explicado que la principal causa de los delitos de odio que, año tras año, se registran en Euskadi, "muy por delante de las demás, es la relacionada con el racismo y la xenofobia". En los primeros diez meses de 2021, los delitos de odio registrados por la Ertzaintza, basados en motivos racistas o xenófobos, han aumentado del 48,55% al 55,71% respecto del año pasado, más de 7 puntos.

Dentro de ellos, los relacionados con la comunidad musulmana han aumentado del 25% al 32%, siete puntos. "Creo que la fotografía es clara y elocuente. Urge, por tanto, un esfuerzo colectivo, valiente y proactivo para desmontar prejuicios, percepciones equivocadas y mitos infundados, que alimenten estereotipos potencialmente negativos para la convivencia democrática", ha advertido.

Por ello, ha emplazado a prevenir "el prejuicio que conduce al delito de odio: al discurso de odio, al odio como agravante de los delitos contra las personas y al odio como razón y causa de una simulación de delito, que puede resultar especialmente grave si se acredita que pretendía estimular el rechazo a un colectivo humano, como podría ser, sin duda, la comunidad musulmana inmigrante", ha concluido.