ras la conquista de Afganistán por los talibanes, Hajar Samadi ya se teme el argumento de las próximas “películas o series en Netflix: Mujer víctima de un patriarcado machista islámico y hombre blanco salvador. El que nos va a liberar de nuestro velo, aunque no le hayamos pedido nada”. Combativa, la presidenta de la asociación de mujeres musulmanas Bidaya no se explica “por qué, cuando un país es islámico, en vez de hacer un análisis geopolítico real y admitir sus responsabilidades, Occidente desvía la atención hacia las mujeres, el velo o el burka”.

Nacida en Marruecos, criada en Eibar, Hajar censura que las musulmanas residentes en Euskadi se vean en el punto de mira por lo que ocurre a casi 8.000 kilómetros, en Afganistán. “La gente asocia a los talibanes con el islam y nos repercute a nosotras. Las que somos agredidas en la calle somos las mujeres musulmanas, no los hombres, porque, además de islamofobia, hay machismo por detrás”, denuncia.

De hecho, este verano, dice, han recibido “quejas de muchas mujeres que han sido fotografiadas con el burkini, el bañador que cubre todo el cuerpo, y han sido ridiculizadas en las redes sociales. Ahí ves la hipocresía occidental que te quiere salvar, pero a la vez se ríe de ti, te bombardea o habla de tu velo. Se deben respetar las decisiones de las mujeres, quieran ir cubiertas o no. No queremos tampoco talibanes aquí”, defiende y cita, como otra de las consecuencias de este lejano conflicto, el hecho de que “le estén preguntado ya a la ministra de Igualdad, Irene Montero, cuál va a ser el futuro del velo islámico aquí. Se está relacionando con aquello cuando no tiene nada que ver. Tendremos que ser nosotras las que hablemos, decidamos y lo compartamos con la comunidad, con quien quiera saber”.

“Muy crítica” con “las dictaduras, no solo en Afganistán, sino también en Arabia Saudí”, Hajar alza su voz para reivindicar la de las mujeres afganas y que sean ellas mismas quienes lideren la defensa de sus derechos. “Los extremistas y los imperialistas flaco favor le hacen al feminismo afgano. Lo que tenemos que hacer es escuchar a las mujeres, apoyarlas y acompañarlas en su lucha, pero no decidir por ellas. Estoy segura de que tienen mucho que aportar porque conocen su país mejor que nadie”, resalta.

Tras pedir a la sociedad que “diferencie entre los movimientos políticos y las personas que queremos vivir un islam de verdad, respetando los derechos humanos”, Hajar lanza un mensaje a los talibanes. “Les diría que, como musulmana, me da vergüenza ajena todo lo que están haciendo en nombre del islam y que supone una mancha en la imagen del islam a nivel mundial”.

También les preguntaría “cuáles son sus fuentes”, dado que no respetan los derechos humanos de las niñas y las mujeres. “En lugar de El Corán, serán sus propios intereses y los de sus agendas políticas porque la educación y el trabajo son derechos básicos del ser humano en el islam. La mujer del profeta era empresaria, trabajaba y participaba en la vida pública. Esas restricciones responden a unas costumbres extremistas”, argumenta, cansada de tener que dar explicaciones por la religión que profesa. “Antes estábamos con el tema del Daesh, tuvimos un respiro con el coronavirus, ya que no se hablaba tanto, y ahora, con la vuelta de los talibanes al poder, se ha levantado de nuevo esta polémica”, lamenta y apunta que “hay muchos sabios, dentro de la comunidad musulmana, que han enviado mensajes y denuncias hacia este movimiento y les han dicho que dejen de utilizar el islam”.

Pese a que “durante su primera conferencia de prensa los talibanes aseguraron que los derechos de la mujer serían respetados en el marco de la ley islámica”, Hajar tiene sus dudas más que razonables. “Muchos afganos y afganas, representantes de la comunidad internacional y yo misma no ocultamos nuestro escepticismo ante esas promesas porque ya vimos cómo gobernaron hasta 2001. Veinte años después está por ver cómo van a gobernar, pero la ley islámica respeta los derechos humanos, de las mujeres, la escolarización de los niños y las niñas y ahí vemos muchas contradicciones”, señala.

En cuanto a la retirada de Estados Unidos de Afganistán, la considera una “derrota humillante y un fracaso a nivel económico y para sus tropas también, ya que han muerto muchos soldados. Podían haberse retirado hace veinte años y no había hecho falta bombardear hospitales y objetivos civiles, como vimos en su día”, denuncia y asegura que en las dos últimas décadas “ha habido retrocesos en los derechos de las mujeres, porque si ya estaban mal, con una guerra han estado peor porque no solo no pueden ir a la escuela, es que no hay escuelas para ir”. En este sentido, le preocupa especialmente que no haya habido asunción de responsabilidades. “Ha habido acciones humanitarias muy buenas y se agradece que hayan evacuado a sus colaboradores, pero echo de menos que los gobiernos digan: Tenemos responsabilidad en que las mujeres no hayan avanzado”.

Como trabajadora social, Hajar desempeña su labor en programas de acogida e integración de personas solicitantes de protección internacional. A finales de agosto viajó a Madrid para recibir a una familia de refugiados afganos. “Estas personas salen de su país de un día para otro forzadas, no porque quieran. Son gente luchadora que quiere integrarse, hacer una vida normal”, manifiesta.

La situación es tan traumática que suelen necesitar, dice, “mucho apoyo emocional. Llegan trastocados porque dejan a sus familias en el país de origen. Vienen con mucha incertidumbre, preguntando dónde se van a alojar, qué es lo que va a pasar con ellos, cómo pueden aprender español... En los programas hay un itinerario con unos objetivos y van a estar acompañados”, asegura. Queda por ver, concluye, “si se les da asilo porque aquí durante los últimos años no se les ha reconocido el asilo a todas las personas afganas. Es lo mínimo que se podría hacer por ellos, ya que a su país no van a poder regresar y todo esto es bastante dramático”.

“Ha habido quejas de muchas musulmanas que han sido fotografiadas en burkini y ridiculizadas en las redes sociales”

“Las agredidas somos las mujeres, no los hombres, porque hay machismo, además de islamofobia”

Presidenta de la asociación Bidaya