Un técnico de la empresa visita la vivienda para hacer las comprobaciones necesarias, midiendo el grosor de la cámara de aire, la dimensión de las paredes y analizando las características de la vivienda. Con esa información se prepara un presupuesto, gratuito y sin ningún compromiso, que se entrega al cliente en el mismo día. Una vez aceptado el presupuesto, se planifica el día de la aplicación de la celulosa. Dos técnicos aplicadores acuden a la vivienda dejando la máquina fuera de la misma y subiendo las mangueras con las que se aplica la celulosa por la fachada.

Realizan en las paredes agujeros de tres centímetros de diámetro con aspiración, para dejar todo limpio. A través de dichos agujeros se insufla el aislante y por último se procede al sellado de todos los agujeros.