- ¿Euskadi se encuentra en el "tramo final" de la pandemia?

-Es muy delicado crear expectativas que luego puedan verse frustradas por cualquier contratiempo. Hay que estar en guardia ante cualquier imprevisto, pero dicho esto, en la medida en que la vacunación avance y se consolide, todo parece indicar que nos adentramos en una etapa más prometedora para los próximos meses.

Una etapa que coincide con tasas de positividad en niveles de riesgo extremo, y sin conocerse todavía el impacto real de Semana Santa...

-La tasa de positividad es un indicador variable y voluble, de ahí que en el plan Bizi Berri II y III hayamos mantenido como principal referencia la tasa de incidencia acumulada, más fiable y segura. Desde el 10 de marzo estamos en una etapa de ascenso que se ha prolongado durante 30 días (datos del viernes), pero conviene recordar que en otras subidas anteriores, como la de octubre y noviembre, fue de 40 días, y de 35 en enero. Hemos estado mucho peor, con unas tasas de incidencia acumulada que en noviembre llegaron a 850 casos por 100.000 habitantes y a 650 en enero. Ahora estamos por debajo de 400. No quiero proyectar una visión relajada pero sí contextualizar el momento actual que vivimos.

La variante británica, mucho más contagiosa, ha acabado por expandirse en los tres territorios. ¿Se prevé un aumento exponencial de casos?

-Llevamos varias semanas en las que la variante británica es predominante en Euskadi. De hecho, se ha convertido en la variante local, lo que está teniendo afección en la tasa de hospitalizaciones y contagios. El estudio del comportamiento de la epidemia en olas anteriores nos indica que todavía seguiremos subiendo durante unos días, pero es previsible que toque techo antes, en niveles bastantes más bajos que en anteriores ocasiones.

¿Hacer previsiones no resulta una tarea baldía a estas alturas de la pandemia?

-Estamos obligados a hacerlas, eso sí, siempre con márgenes de error y tratando de contemplar el mayor número de escenarios posible.

¿De seguir así las cosas se contempla la posibilidad de adoptar medidas más restrictivas?

-Es una posibilidad que siempre se contempla ante un eventual empeoramiento del actual escenario. En todo caso, en este momento, con las medidas implantadas vamos a poder hacer frente a la situación actual. No se trata tanto de pensar en nuevas medidas como de que se cumplan con rigor las que están en vigor. Hace falta entender que, probablemente, estamos ante el último esfuerzo, y todas las medidas que se acuerdan tienen un sentido. Las agrupaciones de cuatro personas, o evitar las interacciones sociales tienen su porqué. Todos estamos muy cansados. Hay mucha fatiga después de un año largo de pandemia pero tenemos que empezar a pensar que estamos al final del camino.

Tanto el Gobierno Vasco como la Diputación han vuelto a apelar esta semana a la responsabilidad individual y colectiva. ¿Percibe cierta relajación de la sociedad?

-Mayoritariamente, no. A pesar de estar cansada, la sociedad entiende, apoya y cumple con las medidas que están en vigor. Sí se detecta cierta relajación en sectores minoritarios, que muestran ganas de vivir con una cierta normalidad que no permite la actual situación. A estos sectores tenemos que hacer entender que es fundamental no romper con la dinámica que llevamos porque pondríamos en riesgo todo lo que hemos avanzado hasta ahora.

¿Qué opina de las concentraciones de aficionados en la final de Copa?

-Son situaciones inconcebibles. Este tipo de actos pueden convertirse en lo que los expertos llaman un evento supercontagiador, que pueda dar lugar a una transmisión exponencial. No podemos permitirnos este tipo de situaciones. Hace falta un ejercicio de responsabilidad y de contención. Las instituciones y las administraciones tenemos que acertar con las medidas que tomamos, pero es imprescindible que todos contribuyamos desde la esfera personal. A este respecto, cabe recordar que los encuentros en domicilios son también muy peligrosos durante este tipo de eventos deportivos. Aprovechar un partido de fútbol para reunirse personas no convivientes es un factor peligroso que debería evitarse.

Quedan por delante otras citas deportivas. ¿Algún mensaje que trasladar?

-Sí, insisto. Hay que evitar cualquier encuentro en espacios cerrados entre personas que no conviven habitualmente, y con mayor motivo si no se hace uso de la mascarilla. Probablemente no nos quede mucho, algunos meses de esfuerzo, y es muy importante que no echemos a perder lo que hemos avanzado. Si echamos la mirada atrás, en cada oleada estamos consiguiendo que la transmisión alcance tasas de incidencia menores. Hay que seguir en esa línea.

¿Las personas en cuarentena siguen ocultando datos como se puso de manifiesto hace unas semanas?

-Es un efecto más del cansancio, y quizá también de que haya personas y familias a las que les ha tocado vivir más de una cuarentena. En aquel momento se detectó que se estaban ocultando datos que son fundamentales para hacer el seguimiento y el control de la pandemia. Los llamamientos que se hicieron surtieron efecto y de nuevo se está encontrando una respuesta adecuada.

El número de ingresos ha superado esta semana el centenar. ¿El sistema sanitario se está viendo más tensionado que en olas anteriores?

-Todavía no. Hay que recordar que hace un año llegamos a estar por encima de 250 camas ocupadas. En todo caso estamos en una fase ascendente y superar el centenar de ingresos es un número demasiado alto. No nos podemos relajar. Hay que conseguir que la ocupación de las camas UCI se reduzca mucho más hasta lograr una situación de normalidad.

¿Por qué esa alta tasa de positivos en ciertas comarcas?

-Son preguntas que trasladamos a los expertos, y no hay respuestas claras todavía. Es difícil establecer una explicación causa-efecto en espacios geográficos y de población reducidos. Se está analizando. Quizá es más claro un caso como el de Segura, donde el brote registrado estos días en la residencia San Juan acaba por afectar a una población relativamente pequeña.

"Todos estamos muy cansados. Hay mucha fatiga después de un largo año pero estamos al final del camino"

"Las concentraciones de personas en citas deportivas pueden convertirse en eventos supercontagiadores"

"No se trata tanto de pensar en nuevas medidas como de que se cumplan con rigor las que están en vigor"