- A sus casi 61 años todavía no le han llamado para vacunarse aunque confiesa que "ya me habría gustado". "A ver si todavía me dejan en el limbo", bromea, a sabiendas de que la situación es grave.

Veo que intenta quitarle hierro a este asunto.

-Es que cuando estás metido en enfermedades infecciosas debes tener un poco del sentido del humor. Si cada vez que ocurren determinadas cosas en las que están implicados microorganismos o fármacos que van contra ellos, como una vacuna, me empezara a poner nervioso y agobiado, no viviría. Porque cuando no es este coronavirus, te sale la listeria o la legionella... Si me pongo a pensar en todos los efectos secundarios o en las contraindicaciones de muchos fármacos, tendría que meterme en una sala blanca, prácticamente estéril. Hay que valorar muchas cosas. Hay muchos antibióticos que, si miras el prospecto, en uno de cada millón se produce una alternación de la sangre que puede derivar en una anemia que llega a ser mortal. Pero, ¿cómo no lo vas a tomar si el riesgo puede ser mucho mayor por la infección que estás sufriendo?

Y aquí es completamente imprescindible vacunarse.

-Sí, porque con la que ha caído y la que está cayendo, o nos vacunamos o lo llevamos muy crudo. La posibilidad de que el coronavirus nos infecte es cada vez es más alta. Y no sirve de nada que se vacunen los demás. Hasta que no haya muchos vacunados, seguiremos teniendo grandes problemas.

Así que la opción de no vacunarse es mucho peor.

-Sí, claro. Los beneficios están muy por encima de los perjuicios. Paralizar la campaña de vacunación es algo muy serio cuando tenemos un riesgo mucho más grave con el covid, teniendo en cuenta que la curva del virus es otra vez ascendente. La única forma que tenemos de que esto no siga eternamente es vacunar a un elevadísimo número de población.

Entonces ¿qué va a pasar ahora?

-Todo lo que ha ocurrido va a requerir un replanteamiento de todas las cosas a medida de los resultados nuevos que tendremos las próximas semanas. Y va a ser positivo para reforzar la seguridad de las vacunas de AstraZeneca.

Pero la EMA está generando mucha confusión.

-El problema es cómo lo explican, pero si lo explicasen bien, ya somos mayores y sabemos que las cosas no son todas seguras al 100%. El problema es si empiezan a ocultar datos, a dudar o hacer cosas que te confundan. Lo importante es que determinen de una vez si tiene que ver con la vacuna. Aunque cada vez parece más evidente que sí hay relación con la vacuna, que tiene que ver con la disminución de las plaquetas, la cual provoca que se formen trombosis venosas. Pero la misma eparina puede tener efectos parecidos de forma muy poco frecuente.

Entre la ciudadanía ha empezado a cundir el miedo.

-La clave es estar muy vigilantes. En el caso de las trombosis venosas hay una serie de signos o síntomas que suelen alertar y determinan la necesidad de acudir rápidamente al médico o Urgencias. Cualquier problema que note, como que te cuesta respirar, te duele mucho la cabeza, se te hincha la pierna o tienes pequeñas manchas rojizas, póngase en contacto con el médico. Estar encima va a ser fundamental.

La frecuencia de estos coágulos es además muy baja, ¿no?

-Sí, bajísima. Pero vamos a estar precavidos y hacer un diagnóstico rápido porque hay tratamientos. Aunque incluso con tratamientos puede ser que el tema se complique. Pero también vemos trombos con otros fármacos cuando metemos por medio determinadas hormonas, los anticonceptivos, y se siguen utilizando de forma cotidiana.

En esta vacunación se está mirando todo con la lupa pero hay contraindicaciones en todos los fármacos.

-Sí, si miras el prospecto del ibuprofeno, del omeoprazol o incluso de la aspirina, medicamentos que a veces tomamos muy alegremente, y te encuentras con un montón de historias. Si los mirásemos a conciencia, no tomaríamos nada.

Reino Unido ofrece una vacuna alternativa a menores de 30 años.

-Son medidas orientadas a calmar las cosas y a que no haya tanta preocupación. El problema real es la falta de antídotos y si vamos a tener vacunas de otro tipo.