- Las mascarillas quirúrgicas pueden tardar hasta 400 años en descomponerse, mientras que los guantes biodegradables tardarán, en el mejor de los casos, 30 años.
Así se pone de manifiesto en la exposición Los otros peces del río, promovida por el Ejecutivo navarro a través del Consorcio de Residuos de la comunidad, que busca sensibilizar a la ciudadanía sobre cómo deshacerse adecuadamente de los equipos de protección más habituales para prevenir el contagio de la covid-19.
Según explica el Gobierno foral en una nota, las mascarillas y los guantes se han convertido en valiosos elementos para proteger vidas y frenar la propagación de la covid-19, pero si no se desechan correctamente suponen un grave perjuicio para el medioambiente, de forma que una vez usados, deben tirarse al contenedor de resto y bajo ningún concepto deben tirarse al suelo. De hecho, las autoridades sanitarias advierten del peligro de lanzarlas a la vía pública porque podrían estar contaminadas.
En los últimos meses se ha constatado la proliferación de mascarillas arrojadas en la vía pública o recogidas en las entradas de agua en las depuradoras. Al respecto, señala el Ejecutivo que las que son de un solo uso suelen estar fabricadas con polipropileno, un material plástico que proviene de combustibles fósiles. Este material acaba en las vías fluviales y es ingerido por las especies marinas.