- Entre el 15 de junio y el 1 de julio las playas de Bizkaia estarán disponibles para su uso aunque será con las restricciones que marquen las autoridades sanitarias, entre las que se incluirá con seguridad un aforo para cada uno de estos espacios naturales. Así lo aseguró ayer el diputado general, Unai Rementeria en una entrevista radiofónica tras acordar con el ente foral de Gipuzkoa que la segunda quincena de junio será el periodo de inicio de las respectivas temporadas de playas este verano.
La fecha es lo único que se ha concretado, de momento, ya que las medidas que se tomarán para permitir el acceso a los bañistas y amantes del sol están aún por determinar. Fuentes forales aseguraron ayer que "ahora mismo se está trabajando en las condiciones en las que se desarrollará esa apertura para ofrecer a las personas usuarias de las playas todas las garantías sanitarias y de seguridad necesarias en una situación como la actual".
De todas formas, el máximo responsable foral vizcaino avanzó algunas de las ideas en las que se trabaja junto con los ayuntamientos costeros, de quienes dependen los arenales. Afirmó rotundo que "habrá aforos de entrada" debido a la obligada distancia de dos metros como mínimo a la que tendrán que ubicarse las personas que quieran disfrutar del sol y los baños de mar. Las condiciones geográficas y físicas de las 28 playas vizcainas supondrá que no se podrán tomar medidas generales y "cada una tendrá su propio protocolo de actuación", especificó Rementeria.
Ante la realidad futura de numerus clausus en los arenales que puedan provocar colas de usuarios en los accesos los días más despejados, el responsable foral esperaba que no se diera esa situación. Apostaba más "por ejemplo, que en marea alta haya que decirle a la gente que se tendrá que levantar e incluso hasta habrá que cerrar alguna playa. La gente debe saberlo y adecuarse a las mareas y no ir a esas horas de pleamar". Evidentemente no es lo mismo acudir a la playa de La Arena, la más extensa del territorio vizcaino, incluso con pleamar, que utilizar arenales pequeños como los de Mundaka, Ea o Muriola, donde el agua alta se lleva prácticamente todo el espacio de estancia.
¿Y la actividad en los arenales será la misma que en veranos pasados? La lógica predice que no va a ser así. Unai Rementeria indicó a este respecto que "quizás el deporte no se podrá permitir. Si la gente juega a fútbol o voley y hay que mantener dos metros la ocupación se limita todavía más. Se tratará, por tanto, de poner medidas lógicas para facilitar la vida".
Una serie de restricciones cuya vigilancia está por determinar quién la va a llevar a cabo ya que los hondartzainas no tienen potestad para imponer las correspondientes sanciones. Las rondas de policías municipales y ertzainas por las playas es más que posible que se conviertan en habituales este verano, como ya ocurrió el pasado fin de semana cuando se abrió la opción de pasear por los arenales y hacer deportes como surf o natación.
Por su parte, el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, informó de que todavía no se ha decidido cuando se reabrirán las playas de la ciudad para su uso recreativo, en todo caso será entre el 15 de junio y el 1 de julio, y señaló que, una vez que se produzca la reapertura, se baraja el cierre de La Concha con marea alta para cumplir con las condiciones de seguridad sanitaria frente al covid-19.
En declaraciones a los medios , Goia señaló que la reapertura de los arenales "tiene que ser entre el 15 de junio y el 1 de julio", pero aún no han tomado la decisión de qué día será. "Lo queremos intentar hacer en coordinación con las playas del entorno para no hacer algo diferente y estamos trabajando en ello", señaló. En cuanto a los aforos tras la reapertura, Goia explicó que "en La Concha no hay decisión definitiva pero es alta la posibilidad de cierre: "Si vamos a fijar un aforo determinado de las playas, la variabilidad que ofrece La Concha es tan elevada que en marea baja tendríamos que poner un aforo absolutamente bajo para lo que queda de sitio". Por ello, opinó que "igual es más razonable el determinar otro aforo que a partir de superada una línea de la maréa provoque el cierre" de la playa, ya que "supone un menor inconveniente que hacer otra cosa".