Vacarisses - Un pasajero del tren de cercanías que descarriló en Rodalies a las 6:18 horas de ayer en Vacarisses (Barcelona) y causó la muerte de un pasajero de 36 años, dejando a otros 44 viajeros heridos leves y a cinco menos graves, a causa de un desprendimiento de tierra, relataron que durante los segundos que duró el accidente tuvieron la sensación de estar viviendo “un terremoto a lo bestia” y de “estar cayendo por un barranco”.

El accidente, en el que falleció un viajero de 36 años vecino de Castellbell i el Vilar (Barcelona), ocurrió poco después de las seis de la mañana en Vacarisses, donde un tren de la línea 4 de Rodalies, que cubre la ruta Sant Vicenç de Calders-Manresa, descarriló por un desprendimiento de tierra y rocas causado, según las primeras hipótesis, por las lluvias que cayeron en la zona en los últimos días. En el accidente resultaron también heridas 49 personas, en su mayoría leves, que fueron trasladadas a diversos centros hospitalarios de Catalunya, entre ellos el hospital Parc Taulí de Sabadell o la Mútua de Terrassa.

A este último centro derivaron a Gabriel De Toro y a José Santín, dos compañeros de trabajo que viajaban en el primer vagón del tren accidentado y que resultaron heridos leves, pese a la intensidad del impacto. En declaraciones a los periodistas, De Toro, que sufrió una rotura fibrilar en la pierna y un fuerte impacto en las costillas, aseguró que vivió el accidente “con mucho miedo”, sobre todo porque al principio no sabía qué es lo que había pasado.

“Era como si nos matáramos, nos hemos visto como muertos. Se cayó la montaña, el maquinista frenó corriendo y descarriló el tren”, explicó De Toro, que señaló que una de las puertas de su vagón salió “volando” y cayó en el tercer convoy. “El maquinista dio un frenazo de golpe, la gente encima de nosotros, han saltado los motores del aire acondicionado, las puertas... Un disparate”, subrayó De Toro, que apuntó que en este tramo de vía se producen desprendimientos a menudo y las autoridades pertinentes “deberían tomar medidas, poner redes y hacerlo mejor”.

Su compañero, José Santín, descrito lo vivido como si hubiera sucedido “un terremoto a lo bestia, algo brutal”. “Hubo mucha confusión, daba la impresión de que estábamos cayendo por un barranco y me dije: ‘Bueno, cuando lleguemos abajo, se acabó”, declaró. Cuando el tren se detuvo, Santín pensó: “Bueno, por los menos estamos vivos y podemos andar”.

Hasta la Mútua de Terrassa se acercó también Antonia Molina, esposa de una de las 133 personas que iban a bordo del tren. Su marido, José Antonio Montes, la llamó a primera hora de la mañana para comunicarle que el tren había descarrilado y que lo iban a trasladar al hospital, aunque no estaba grave.

“Tiene unas vértebras rotas y lo operarán en dos o tres días, pero está mal porque cierra los ojos y se pone a llorar. Es una experiencia muy mala la que ha tenido. Cierra los ojos y ve cómo las personas vuelan, los asientos vuelan, y un hombre que tenía al lado muerto. Psicológicamente, lo veo bastante mal”, explicó Molina.

Asimismo, otro de los pasajeros que viajaba en el tren descarrilado, Adrià Bajona, explicó que el convoy “frenó de golpe y se tambaleó mucho”. Así lo relató tras recibir el alta médica en el Hospital Universitari Mútua Terrassa donde fue ingresado por contusiones en la espalda. Bajona, que iba en el quinto vagón, dijo que las asistencias llegaron “rápido”, en poco menos de 15 minutos, y les ayudaron a salir del tren. El viajero también indicó que el terreno “estaba un poco complicado, con barro y rocas”, y el convoy se encontraba a poco más de un kilómetro de la estación de Vacarisses.

El Juzgado de Instrucción 4 de Terrassa (Barcelona) en funciones de guardia asumió la investigación y la jueza hizo una primera inspección del lugar durante dos horas, acompañada de representantes del ministerio fiscal, del forense y de un letrado de la administración. Descarrilaron cuatro de los seis vagones del tren a causa de un desprendimiento de tierra en una zona enmallada, y el primer aviso lo dieron dos pasajeros a través de llamadas al teléfono de emergencias 112. - Efe/E.P.