El ministro del Interior alemán, Alexander Dobrindt, ha informado este jueves de que la cifra de migrantes expulsados en la frontera cuando trataban de entrar en Alemania ha aumentado un 45 por ciento desde que el Gobierno introdujo las nuevas medidas migratorias hace tan solo una semana.

En los últimos siete días, la Policía Federal ha rechazado la entrada de 739 personas en la frontera, ha explicado Dobrindt, del partido conservador Unión Social Cristiana (CSU), durante una visita al puesto de control de la Autopista 93, en la frontera entre Baviera y Austria.

Aumento del 45 por ciento

Esta cifra supone un 45 por ciento más que la semana anterior, en la que las fuerzas de seguridad expulsaron a 511 personas, según datos del Gobierno. Dobrindt ha indicado así que entre las personas devueltas hay también solicitantes de asilo.

El propio Dobrindt ordenó el miércoles de la semana pasada intensificar los controles migratorios en las fronteras del país, al tiempo que dio el visto bueno a la expulsión de solicitantes de asilo, a excepción de mujeres embarazadas, niños y otros miembros de grupos vulnerables.

Previamente, Alemania solo devolvía a aquellas personas que no solicitaban asilo y a los extranjeros a los que se había prohibido temporalmente la entrada en el país.

Para que este tipo de devoluciones puedan producirse debe haber controles directos en frontera. La predecesora de Dobrindt, la socialdemócrata Nancy Faeser, ya había ordenado gradualmente su imposición en todas las secciones fronterizas.

Estos controles, que deben registrarse ante la Comisión Europea y justificarse, se llevan a cabo en la frontera con Austria desde finales de 2015, también en la autopista A93.

La semana pasada, varios países vecinos a Alemania cuestionaron estas nuevas medidas adoptadas por el recién investido Gobierno del canciller Friedrich Merz, toda vez que implican límites adicionales a la libertad de circulación que, teóricamente, requieren de la consulta con otras partes que puedan verse afectadas.