trípoli - El buque humanitario Aquarius rescató ayer a 47 personas que viajaban a la deriva en un bote neumático que comenzaba a hundirse en aguas internacionales del Mediterráneo, informó SOS Mediterranée, una de las dos ONG, junto a Médicos Sin Fronteras (MSF), que gestionan esta antiguo patrullero alemán.
En un comunicado difundido por las redes sociales, la organización explicó que el rescate se practicó en condiciones muy complicadas y tras coordinarse con los servicios de guardacostas del Gobierno libio de Acuerdo Nacional apoyado por la ONU desde 2016 en Trípoli.
“A bordo viajaban 47 personas, entre ellas 17 menores y una mujer embarazada”, agregó SOS Mediterranée, que ahora busca puerto para desembarcar a estos migrantes y a los once que rescató días antes.
El buque lleva cinco días llamando a las puertas de los países de la cuenca Mediterránea -en particular a Italia, Malta y Túnez- para desembarcar a estas personas, pero hasta la fecha solo ha recibido negativas de esos gobiernos.
La fuente indicó que el jefe de rescates contactó el pasado jueves con las autoridades de esas tres naciones en busca de ayuda y con el centro de coordinación marítimo de Roma, organismo que le pidió que depositara a las once personas que entonces llevaba en Libia, algo a lo se niega al considerar que ese país no ofrece seguridad.
Las costas que se extienden entre Trípoli y la frontera con Túnez se han convertido en los últimos dos años en el principal bastión de las mafias que trafican con seres humanos, pese a la presencia de patrulleras europeas.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), vinculada a la ONU, más de 171.635 inmigrantes irregulares lograron cruzar a Europa en 2017, mientras que 3.116 desaparecieron en el mar. Desde el inicio de 2018, cerca de 22.000 han conseguido cruzar a través de la llamada “ruta central del Mediterráneo”, que parte de las costas de Libia y Túnez rumbo a Italia y Malta, y más de 1.200 han muerto en el intento.
En los últimos meses, los barcos independientes gestionados por ONG internacionales se han visto obligados a retirarse de la llamada “ruta central del Mediterráneo”, la más mortífera del mundo, acosados por los servicios de guardacostas libios y la presión de la Unión Europea y el Gobierno italiano.
Además, SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras exigieron ayer a los gobiernos europeos que les defiendan de las acusaciones en su contra lanzadas por el Ejecutivo italiano ante Panamá o que le permitan seguir su misión con el Aquarius emitiéndole una nueva bandera. - Efe