No es con mucho una opción de estudios mayoritaria. Quizá sea hasta desconocida. Pero quienes cursan bachillerato nocturno encuentran una segunda oportunidad para encauzar sus vidas hacia un futuro mejor. A día de hoy 669 personas estudian en uno de los seis institutos que imparten esta modalidad en Euskadi (1 en Araba, 2 en Gipuzkoa y 3 en Bizkaia). No todo el mundo puede estudiar en el turno nocturno, es necesario tener cumplidos los 18 años. La gran diferencia con el bachillerato diurno es la flexibilidad que aporta. Se puede matricular solo de las asignaturas suspendidas en ese momento, no se repite curso en ningún caso, no hay límite de convocatorias, no hay asignaturas pendientes de cursos anteriores y si se suspende una asignatura se debe volver a cursar. Tampoco se toma en cuenta la asistencia, solo el trabajo, el estudio y las ganas de superarse.
“Hay que tener presente que el alumno que viene al nocturno es un alumno con dificultades académicas previas o dificultades de su entorno vital”, explica Rafa Cabello, catedrático y profesor de Filosofía en el Instituto Miguel de Unamuno de Bilbao, donde estudian más de 200 personas que llegan desde muchos puntos del territorio como Bermeo, Bergara, Mungia o Enkarterri. Una de las características que definen las clases del nocturno es la gran diversidad de su alumnado. Hay desde estudiantes que han ido al instituto diurno a quienes les han quedado asignaturas pendientes y lo compaginan con un trabajo porque en casa les han pedido que se pongan las pilas, hasta gente que se reengancha después de años lejos de la vida académica, pasando por personas que han cursado educación de adultos (EPA) y algunos provenientes de diversificación curricular.
También hay gente mayor que quiere acabar lo que le quedó pendiente en su momento porque quiere cambiar de trabajo y personas de origen extranjero. “La gente que ha dejado hace mucho tiempo de estudiar lo suele acabar en tres años porque no es fácil, no solo por las horas presenciales sino por todo el tiempo que tienen que dedicar en casa para llevar la materia al día”, afirma Olga Gallego, jefa de estudios del Miguel de Unamuno.
Esta diversidad entre los y las estudiantes incide positivamente en el clima de las clases. A diferencia del diurno es “de máximo respeto porque aquí solo viene gente que realmente quiere trabajar”, asegura Gallego. En su dilatada trayectoria, esta profesora ha visto cómo se han abierto “nuevas puertas” a jóvenes que llevaban pegada la etiqueta del fracaso en el instituto o a gente que en un momento dado adoptó la decisión de retomar los libros para dar un giro a sus vidas.
Es el caso de Jacqueline Epelde (23 años, Amorebieta) y June Olivares (18 años, Bilbao). Jacqueline decidió volver al instituto porque estuvo trabajando como camarera dos años y “me di cuenta de que no era lo mío”. Dejó de estudiar la ESO con 16 años aunque los últimos seis años ha seguido formándose, primero con un Grado Medio de Administración y después inglés y varios cursos de Veterinaria en el Instituto Superior de Estudios a Distancia (ISED). “Decidí cursar bachillerato nocturno porque me vi trabajando toda mi vida de camarera, pero la veterinaria me apasiona y quise darme otra oportunidad”. Su idea es aprobar la Selectividad y estudiar Veterinaria en la universidad. “Yo pensaba que iba a ser más difícil porque sobre todo la Física no se me da bien, pero la verdad es que estoy muy contenta”.
June dejó tres asignaturas el año pasado después de repetir dos veces primero de bachillerato tras una transición desde la ESO más centrada en las relaciones sociales que en los libros. “Con el cambio de ESO a bachillerato me tomé la vida un poco a la ligera y no hacía nada. Conoces gente nueva y te dispersas. Suspendí primero y me prometí a mí misma que debía ponerme las pilas, pero tampoco me las puse porque entré en otra clase nueva con gente nueva y no hice nada. Me quedaron tres y no podía pasar a segundo”. Entonces su jefe de estudios le recomendó el bachillerato nocturno porque así no tenía que repetir todas las asignaturas. Al igual que Jacqueline, a June le gustaría acceder a la universidad y graduarse en Trabajo Social.
No obstante, Rafa Cabello aclara que la mayoría del alumnado del nocturno no busca entrar en la universidad sino una vía para ingresar en la Formación Profesional de Grado Superior. “Evidentemente algunos superan la Selectividad y estudian en la universidad, pero son los menos. Otros solo buscan el título, porque siempre es mejor que tener la ESO, y porque en otros países el título de bachillerato español se valora mucho”. El director del Miguel de Unamuno, Iñaki Orbe, destaca la “función social” que desempeña este bachillerato, en el sentido de que sin el nocturno “mucha gente no tendrían la oportunidad de estudiar nada”.
Alumnado. Un total de 669 personas mayores de 18 años estudian este curso bachillerato nocturno en Euskadi, 50 en Araba, 148 en Gipuzkoa y 471 en Bizkaia.
Centros oficiales. Esta modalidad de bachillerato se suele acabar en tres años, en vez de los dos habituales. Se imparte solo en seis institutos, 1 en Araba, 2 en Gipuzkoa y 3 en Bizkaia.
En nocturno Listado completo de institutos
-IES Pío Baroja (Irun)
-IES Usandizaga-Peñaflorida-Amara (Donostia)
-IES Miguel de Unamuno (Bilbao)
-IES Kantauri (Santurtzi)
-IES Ategorri (Erandio)
-IES Federico Barandiaran (Vitoria-Gasteiz)