El pasado 30 de abril se celebró el Día Internacional del Perro Guía bajo el lema ‘Perros guía, sí’, que ilustró cinco millones de cupones para apoyar la autonomía de las personas ciegas a las que acompañan estos animales. Precisamente, Leidy Aldana, afiliada a la ONCE, es una de las cuatro personas usuarias de perro guía en Álava. Cabe recordar que del total de 904 perros guías que acompañan a personas ciegas a nivel estatal, un total de 28 se encuentran en Euskadi, con un reparto de 13 en Bizkaia, 11 en Gipuzkoa y cuatro en el Territorio alavés.
Desde julio forma tándem con Évora, una preciosa labradora dorada, con la que ha vivido unos meses “muy intensos” que, asegura, le han cambiado la vida al obligarla a ser “mucho más responsable y disciplinada”.
“Hay muchas formas sutiles de negar la entrada sin decir que no”, lamenta Leidy Aldana sobre el arduo acceso a establecimientos
Además de ejercer como guía, Évora es un apoyo emocional para Aldana, quien actualmente realiza las prácticas del máster de formación del profesorado en Logroño, Allí acude cada día en autobús, siempre junto a su compañera más fiel. “Esa experiencia, teniéndola ahí en el autobús a mis pies todo el tiempo, en clase dormidita al lado… es muy reconfortante, sinceramente”, cuenta durante su charla.
Entre otras cosas, Évora le ha demostrado “lo capaz que soy como persona, porque antes le hacía caso a su adiestrador y ahora me hace caso a mí”. “Somos un equipo”, afirma con satisfacción Leidy Aldana, a quien su perro guía le ha devuelto la confianza en sí misma. “Antes sabía que con bastón podía hacer las cosas, pero he tenido que reaprender a hacerlas con ella”.

El aprendizaje ha sido mutuo y ha llevado a Leidy a llegar a lugares insospechados. “También me ha enseñado a confiar en ella porque al principio la subestimaba y me preguntaba si Évora de verdad podría hacer todas estas cosas”, rememora. Uno de los destinos al que fueron juntas es Barcelona, donde recuerda que “me empezó a guiar por entornos en los que nunca había estado”.
Horas de trabajo
Eso sí, el proceso de adaptación no fue sencillo. Aldana, ciega de nacimiento, recuerda que las primeras semanas supusieron un reto al cambiar el bastón por el perro guía. “Al principio no lo pasé bien, da miedo porque el perro te lleva por en medio de las aceras. Cuando nunca has visto, estás acostumbrada a ir pegadita a la línea de fachada, entonces salir de ahí y descubrir la calle...”, rememora.
Desde la ONCE reivindican el derecho de acceso a establecimientos de restauración junto a las personas ciegas, en igualdad de condiciones que el resto de la ciudadanía. Una petición que Leidy Aldana comparte, tras haber vivido situaciones incómodas en su tiempo de ocio a lo largo de los últimos años.
“No es que me digan que no directamente; hay muchas formas sutiles de negar el acceso”, lamenta. Sin citar nombres y aclarando que se trata de restaurantes de todas las gamas, explica que una artimaña frecuente es ubicarte en un rincón del local “donde molestes menos al resto de clientes, aunque tu experiencia como comensal sea paupérrima”. Otra de las alternativas suele ser el pasillo, lugar en el que advierte que el perro guía puede llegar a niveles muy altos de estrés debido al constante correteo de comensales o personal de servicio.
Echa en falta formación y sensibilización sobre los perros guía en la hostelería de Vitoria-Gasteiz, pero también denuncia el desconocimiento generalizado de la ley. “Los perros guía pueden entrar a todo establecimiento público; el único sitio donde no pueden hacerlo es en una zona de manipulación de alimentos. Pero vamos, ¡tampoco podría entrar yo a la cocina de un restaurante!”, bromea.
La Fundación ONCE del Perro Guía recuerda que estos animales están sujetos a exigencias sanitarias más estrictas que los perros de compañía: están vacunados anualmente de la rabia, desparasitados interna y externamente de forma periódica y cuentan con certificado veterinario que acredita que no padecen enfermedades transmisibles al ser humano.
Perros entrenados
De hecho, el perro guía se trata de un animal adiestrado para ayudar a una persona ciega o con una discapacidad visual grave en sus desplazamientos y permanecer a su lado en situaciones que así lo requieran. Es decir, Leidy Aldana insiste en que Évora está “entrenada para seguir mis directrices” tales como reconocer y evitar obstáculos, además de marcar la llegada a bordillos, escaleras o desniveles. Y es más, añade que está capacitado para desobedecer una orden cuando su ejecución implique un peligro para la integridad física de ambos. Un ejemplo de ello es, por ejemplo, cuando se encuentra en el cruce de una calle y llega un vehículo eléctrico o silencioso.
La legislación reconoce a las personas usuarias de perro guía el acceso a todos los espacios públicos o de uso público, incluidos bares y restaurantes. Aldana lo corrobora: “Tenemos que llevar siempre la documentación y el certificado veterinario. Tenemos derechos, porque también tenemos deberes. Siempre me gusta decir esto”.
“La gente no asocia que si tocas a mi perro sin mi permiso, me estás tocando a mí sin mi permiso”, explica la dueña de Évora
Por encima de todo, Leidy Aldana denuncia la falta de empatía hacia personas como ella. “Si tú vas con tu familia, con tu pareja, con tus amigos, y tienen que ver cómo a su ser querido le dicen que no por llevar un perro guía… es que ni se paran a pensar en lo duro que es emocionalmente”, afirma.
Otra de sus preocupaciones es el incumplimiento de la normativa sobre perros sueltos en la capital alavesa, que representa un riesgo para ella y para Évora. “La gente no entiende que si tocas a mi perro sin mi permiso, me estás tocando a mí sin mi permiso. Cuando llevamos el arnés, somos uno. Si yo me distraigo, mi perro se distrae. Y si él se distrae, yo me puedo matar”.
Afortunadamente, a nivel estatal está prevista la aprobación de un nuevo Real Decreto que complementará la legislación autonómica sobre perros guía y sustituirá la normativa vigente desde 1983. Este nuevo texto reforzará el derecho de acceso, incluso cuando haya carteles que prohíban expresamente la entrada de animales.
En este sentido, Leidy Aldana confía en que “la legislación siempre nos ha amparado y nos volverá a amparar”, pero subraya la necesidad de que haya más campañas de concienciación. “Para que la gente sepa”, concluye.