Bilbao - Han pasados apenas tres días desde el brutal asesinato de Lucía y Rafael, un matrimonio de octogenarios de Otxarkoaga, y el caso ya está prácticamente cerrado. La Ertzaintza detuvo ayer a los dos presuntos culpables del doble crimen, dos menores de 14 años, a quienes buscaba ya a las pocas horas de descubrirse la mortal agresión en el 16 de la calle Zizeruena. Varios testigos habían visto a los dos menores merodear por la vivienda de las víctimas y todo apuntaba a que ellos, viejos conocidos de la Ertzaintza y de la Policía Local pese a su juventud, eran los principales sospechosos. Sus 14 años les confieren ya responsabilidad penal, por lo que podrán ser imputados y juzgados si así lo estipula el juez.

Los dos arrestos se produjeron por la tarde: el primero, alrededor de las 14.00 horas, y el segundo, sobre las 18.00 horas. La Ertzaintza les acusa de ser los autores materiales del asesinato del matrimonio de 87 años, a quien molieron a palos -principalmente se ensañaron con el hombre- con la intención, según creen los investigadores, de robar en la vivienda; un asalto que tenía como objetivo llevarse algo concreto -no ha trascendido si dinero o algún objeto- y que se les fue de las manos.

Se trata de jóvenes, menores, que aplican una violencia extrema en sus actuaciones. Ambos detenidos tienen antecedentes. Son del barrio y todos les conocen por haber perpetrado robos en viviendas y, sobre todo, por asaltar a las personas mayores en plena calle, cuando salen de los bancos o cuando simplemente pasean empleando una violencia inusual para su corta edad. Es por ello que la investigación apuntó hacia ellos desde el primer momento.

Las declaraciones de los vecinos fueron fundamentales, ya que ellos, como han denunciado estos días, conocen perfectamente a los chicos que protagonizan los asaltos. Los vecinos están hartos y así lo han hecho saber. “Muchos de los asaltantes son menores, una condición que no vale para que no paguen sus delitos”, explicaba en estas páginas Álvaro Pérez, presidente de la Asociación de Vecinos de Otxarkoaga. Pérez afirmaba el mismo día de los asesinatos que son numerosos los casos de asaltos a personas mayores, los más frágiles. “Simulan ayudar a las señoras para llevar la bolsa de la compra y luego les roban la cartera o lo que pillan”, relataba, al tiempo que databa los asaltos desde hace un año aproximadamente.

Lo cierto es que la Ertzaintza está teniendo en los últimos meses mucho trabajo -que ha resuelto con una celeridad digna de mención- y curiosamente en la mayor parte de los casos más graves hay menores involucrados. Los robos de Indautxu, parque de Doña Casilda o el entorno de la Universidad de Deusto fueron cometidos por una banda, pandilla de delincuentes, menores todos ellos que robaban a otros jóvenes móviles y prendas de vestir. Para ello utilizaban perros de raza peligrosa y alguna arma blanca para intimidar a los otros menores. Se trata de jóvenes con un largo historial delictivo que se hacen llamar Guetto family. La cosa se les fue de las manos la madrugada que se encontraron con Ibon Urrengoetxea y, tras un forcejeo, el zornotzarra cayó al suelo golpeándose mortalmente en la cabeza. No habían pasado 15 días cuando los dos menores -uno de 13 años y el otro de 16- fueron arrestados.

También había menores implicados en la paliza que recibieron dos chicos en la estación del metro en Berastegi, fruto de la cual una de las víctimas perdió la visión en un ojo. Y también eran menores -uno de ellos de 14 años- los cuatro presuntos implicados en la violación grupal a una menor en Barakaldo. En ambos casos, se produjeron detenciones a los pocos días y el ingreso de todos ellos en el centro cerrado de menores de Zumarraga; todos, excepto el agresor del metro que ya era mayor de edad y fue trasladado a la cárcel de Basauri. Mientras la Fiscalía de Menores pide refuerzos porque afirma no dar a basto con la ingente cantidad de trabajo que está teniendo. Lo que es cierto es que estos hechos ponen en evidencia que hay un problema al que deben poner solución, ya que algo está fallando.

Los dos detenidos se quedaron ayer en comisaría, mientras los investigadores les interrogaban para esclarecer todos los detalles de su brutal agresión. Posteriormente, pasarán a disposición del juez de Menores.