ALICANTE. Las explosiones no llegaron a producir desperfectos ni en la puerta del domicilio de la víctima ni en el coche de ésta, que se hallaba estacionado enfrente de la casa.
Los hechos ocurrieron ayer por la tarde y el arrestado, de 45 años, fue interceptado en el instante en el que supuestamente se disponía a explosionar un tercer artefacto, momento en el que huyó hacia su casa, aunque los agentes de la Guardia Civil lo detuvieron rápidamente, han informado hoy fuentes del instituto armado.
Ésta es la quinta vez que el detenido, con un amplio historial de antecedentes de todo tipo, ha quebrantado la orden de alejamiento hacia su expareja, con la que tiene dos hijos en común, según un comunicado de la Guardia Civil.
El menor de los hijos de la pareja, de 18 años, "que presenta un 77 % de discapacidad, se encontraba en el interior del domicilio en el momento de las explosiones", señala la nota de prensa.
Anteriormente, el arrestado tuvo una orden de alejamiento con respecto a otra mujer.
Al detenido se le imputan ahora los delitos de quebrantamiento de orden de alejamiento y de daños en grado de tentativa.
También está acusado de resistencia grave a los agentes de la autoridad, ya que un guardia civil resultó herido leve en un pie tras ser golpeado por el sospechoso cuando iba a ser arrestado.
Su detención se produjo después de que su expareja, vecina de Santa Pola, llamara a la Guardia Civil alertando de que había oído dos explosiones en la puerta de su casa, con un intervalo de unos cincuenta minutos entre ellas, y cuya autoría atribuyó a su exmarido.
Los agentes acudieron rápidamente al lugar donde hallaron dos botellas de plástico, totalmente deformadas, las cuales contenían restos de un líquido amarillento, sustancia que despedía un fuerte olor a salfumán y provocaba, incluso, irritación de ojos y de fosas nasales a los allí presentes.
También había en la acera gran cantidad de restos de aluminio derretido, lo que llevó a pensar a los agentes que podría tratarse de la elaboración casera de dos explosivos, a base de mezclar salfumán y bolas de aluminio, generando así una reacción química considerable.
Seguidamente, los agentes se dirigieron sin demora a la vivienda del exmarido de la víctima y, a escasos metros de llegar al domicilio de éste, le observaron andando por la calle y llevando en la mano una nueva botella de plástico de 500 mililitros, que podía tratarse de un tercer artefacto explosivo.
Al pedirle que se parase para hablar con él, salió corriendo en dirección a su casa para intentar encerrarse en ella y escapar así de los agentes.
Durante su huida lanzó al suelo varias bolas de papel de aluminio y la tercera botella, la cual emanaba un fuerte olor a salfumán.
Finalmente fue apresado, tras varios minutos de "un intenso y violento forcejeo" con los agentes.