catástrofe ferroviaria en galicia

carlos cubero

director del instituto vasco de medicina legal

"Identificar un cadáver no es fácil y no creo que en Galicia hayan tardado"

La Comunidad Autónoma Vasca cuenta desde hace varios años con un Plan de Actuación para casos de grandes catástrofes que, entre otras cosas, determina la labor y los protocolos que deben seguir los forenses para la identificación de las víctimas mortales.

Beatriz sotillo

Bilbao. El trabajo de las personas que integran los equipos médico-forenses en casos de grandes catástrofes como la de Santiago de Compostela es especialmente duro. No solo por el elevado número de víctimas y las dificultades que los accidentes añaden a su identificación, sino también porque hay "connotaciones afectivas" y "cansancio psíquico". Carlos Cubero, médico forense experto en Patología forense y director del Instituto Vasco de Medicina Legal, explica los numerosos pasos que hay que dar para identificar cadáveres y sale en defensa de sus compañeros de Galicia.

En Santiago ha habido críticas por lo que los familiares de las víctimas consideraban una tardanza excesiva en las identificaciones. ¿Le parecen justificadas?

A veces identificar un cadáver no es nada fácil. Los cuerpos no están en el lugar en el que viajaban en el tren, algunos están fragmentados y otros carbonizados. Los objetos personales los puedes encontrar al lado de otro cadáver y tienes que hacer los intercambios hablando con las familias, haciendo radiografías..., es muy difícil. Creo que de los 80 cadáveres ya tienen identificados 77 y no me parece que hayan tardado tanto tiempo. Al contrario, me parece que han hecho un gran trabajo y lo digo en teoría porque no he estado allí, pero por la experiencia que tengo y por lo que he ido siguiendo creo que el trabajo que han hecho todos, no solo los médicos forenses, ha sido magnífico.

¿Entiende que en una situación de tanta tensión haya quejas?

Eso es fruto de la impaciencia, del querer saber quiénes son. Yo lo entiendo desde un punto de vista humano, pero nosotros trabajamos desde el punto de vista técnico, porque si humanizamos en todo momento cada caso no aguantamos la presión. Tenemos que poner mecanismos defensivos y a veces parecemos un poco fríos y distantes, pero eso solo es un mecanismo de defensa porque de otra forma no aguantaríamos semejante presión un día tras otro. Hay que tener en cuenta que en circunstancias como las que se han vivido en Santiago, aparte del cansancio físico están el cansancio psíquico y las connotaciones afectivas. Eso es muy duro.

Las críticas también pueden deberse al desconocimiento del trabajo forense.

Las críticas tienen que ser justificadas y constructivas. Si en algún momento en una gran catástrofe la intervención de los equipos operativos o de los grupos de apoyo no ha estado bien coordinada, entonces sí se puede hacer una crítica para aprender y que no vuelva a ocurrir, para saber qué hay que hacer en esos casos. Pero las críticas destructivas, y esas que a veces salen en los medios, lo único que hacen es daño al que está trabajando y a los familiares de las víctimas.

¿Cree que los servicios médico-forenses de Euskadi están preparados para una catástrofe?

En teoría estamos preparados, lo que yo echo en falta, y no es una crítica sino un sentir general, es poder hacer más simulacros de grandes catástrofes a diferentes niveles y de diferentes naturalezas: catástrofe en el medio acuoso, aéreo, terrestre, en vehículo de trayecto fijo (tren), de trayecto móvil (coches y autopistas), etc. Esos ejercicios nos dan experiencia y nos preparan para actuar de una forma un poco más automatizada, para no estar en todo momento pensando qué es lo que tengo que hacer, porque eso ralentiza la respuesta.

¿Y cómo actúan los forenses en los casos de accidentes con un elevado número de víctimas?

En el País Vasco contamos con un protocolo establecido dentro del Plan de Actuación territorial. Ante una gran catástrofe lo primero es conocer su dimensión, cuantificarla, y para eso lo más interesante es hacer vía aérea una planigrafía, una fotografía métrica, con cuadrículas. Una vez conocida esa magnitud y totalmente fijada y aislada la escena tienen que entrar los equipos operativos: bomberos, sanitarios, policías.

¿Y los forenses?

Cuando ya no se sospecha que pueda haber personas vivas y heridas toca valorar el número de víctimas mortales y ahí entra un equipo multidisciplinar: el médico-forense y el de la policía científica. El equipo de investigación e inspección ocular de la policía y el equipo médico-forense que se desplaza al lugar de los hechos trabajan conjuntamente.

¿Cuáles son sus tareas?

Hacer fotografías métricas en diferentes planos, describir al detalle los rasgos y cómo se encuentra cada cadáver, recoger todo lo que los rodea y muy en particular los objetos personales, desde carteras a anillos, cadenas, etc. Todo eso se numera y mete en bolsas. El cadáver o partes de cuerpos en bolsas de custodia y, junto a ellas o dentro, otras bolsas donde hemos metido todo lo que rodea el cadáver y que puede tener un carácter identificativo.

¿Cuáles son las principales dificultades?

Lo determinante es si el cadáver morfológicamente está indemne o si está fragmentado o carbonizado. El grado de dificultad es mucho mayor en esos casos.

¿Y dónde trabajan?

Lo que se recoge en el lugar de los hechos se traslada a un área habilitada cuyo tamaño dependerá del número de víctimas. Allí hay que establecer dos zonas: la del servicio de clínica médico-forense, donde se obtiene la información antemortem de las posibles víctimas; y la de identificación, donde trabaja el equipo de patólogos forenses junto a la policía científica.

Es un trabajo difícil en unas circunstancias muy duras.

Lo importante en estos casos es trabajar con calma, saber lo que estás haciendo, no hacer algo que te genere dudas. El trabajo es el equipo, en particular en la identificación cadavérica. También es importante informar a los familiares y, por supuesto, realizar la autopsia.

Carlos Cubero, en la sala de autopsias del Servicio de Medicina Legal de Bizkaia. Foto: c.c.s.

"En teoría estamos preparados para una catástrofe, pero echo de menos poder hacer más simulacros"

"Los forenses tenemos que poner mecanismos de defensa para aguantar la presión"