Cruzado el ecuador de su mandato, media legislatura marcada por la falta de inversiones y de proyectos, por la soledad política y por la sumisión a los dictados del Gobierno central, al diputado general de Álava, Javier de Andrés, le toca someterse al veredicto de algunos de los sectores más representativos del territorio histórico. Hasta el momento, y así lo constatan los datos objetivos, la ciudadanía ya ha calificado la gestión del líder popular con un rotundo suspenso. Un 2,7 le asignaron los vecinos de la provincia a De Andrés en una encuesta realizada a finales del año pasado, lo que da buenas pistas sobre la valoración que a día de hoy le asignan ámbitos más concretos como el agroganadero, el rural, el social o el cultural. Consultadas algunas de sus cabezas visibles, queda claro que el máximo responsable del ente foral tampoco sale bien parado aquí. Dos años sin iniciativa, como también los ha tildado la oposición en bloque en las Juntas Generales, que sin duda han tenido sus consecuencias.

El campo alavés ha sido uno de los grandes damnificados de las políticas de De Andrés según sus representantes. José Antonio Gorbea, presidente de la Unión Agroganadera de Álava (UAGA), considera por ejemplo que el diputado general "ha abandonado" al sector primario durante sus dos primeros años de liderazgo en Álava, donde los apoyos económicos han ido menguando progresivamente pese a que en su día "vendió la moto" de que sería una de sus grandes prioridades al llegar al Gobierno.

Cabe recordar que el área de Agricultura fue una de las más castigadas en los primeros Presupuestos de De Andrés, con una merma de casi el 43%. Y aunque en las actuales Cuentas prorrogadas sí se ha impulsado un programa de 1,5 millones para ayudar a los agricultores y ganaderos que desarrollan su actividad en zonas desfavorecidas y a quienes lo hacen de manera sostenible, "se sigue en la misma línea" según Gorbea, para quien el Ejecutivo foral "ha trabajado mucho para la galería y muy poco por la realidad del sector primario", como en el caso del reinado verde europeo de Gasteiz.

La caída de las partidas destinadas al sector primario no es, sin embargo, el único pero que Gorbea achaca al Gobierno popular. También hay "muchas pequeñas cosas que entorpecen la explotación", como las deficiencias que acumulan algunas infraestructuras viarias, el parón que sufre el plan de regadíos o el vacío "presupuestario y de norma" de la PAC. "Tenemos un montón de problemas a los que no se pone solución. Se podría hacer mucho más", concluye el líder de UAGA.

Todo ello sin contar una gran sombra que planea sobre el medio rural, el fracking, al que De Andrés siempre ha visto como un potencial nuevo motor económico para el territorio para compensar la caída en picado de los ingresos. La ambigua postura del diputado general en el caso de la central de Garoña, cuya exigencia de cierre ha sido un clamor popular en el territorio, tampoco ha gustado en el campo alavés ni en los pueblos. Así lo entiende también Javier Argote, presidente de la Asociación de Concejos de Álava (ACOA), para quien la valoración de De Andrés tampoco es positiva a estas alturas de mandato.

sin obras en los pueblos Argote recuerda que el diputado general comenzó la legislatura recortando en las entidades locales. Primero, revocando obras del Plan Foral de Obras y Servicios por valor de 12 millones de euros pendientes de años anteriores, dinero que fue a parar a la cuenta general de la Diputación y que ahora se discute en las Juntas si se recupera y reparte entre las entidades locales. Después, mediante el desvío de 12 millones adicionales del Plan Foral de 2012 al Fondo de Estabilización de las Entidades Locales de Álava para amortizar deuda. "En definitiva, 24 millones menos para obras básicas en nuestros pueblos", remarca Javier Argote.

Para el presidente de los concejos también es "muy grave" la "poca contundencia" de De Andrés en la defensa de las competencias forales "y su total sumisión a las directrices de Madrid". Según advierte, "los concejos están temblando ante la nula defensa del entramado institucional alavés" que, a su juicio, De Andrés está llevando a cabo ante el Ejecutivo central, en relación al proyecto de ley de reforma de la Administración Local que, entre otras cosas, contempla la supresión de las entidades locales menores. "Es necesario que diga claramente que va a defender la capacidad que le da el régimen foral en lo referente a la organización de las entidades locales en Álava y que no va a aplicar lo que en Madrid se acuerde en este tema", advierte el líder de ACOA.

Si tuviese que destacar algo positivo, Argote se detiene en el "esfuerzo" del ente foral "por poner en el mapa mundial a las Salinas de Añana", cuya rehabilitación, a su juicio, "debe de continuar para dar valor a la zona y que ésta vuelva a ser motor económico".

Tampoco desde el ámbito social hay demasiadas buenas palabras para De Andrés y su equipo, por no decir ninguna. Ayer, de hecho, la Plataforma por los Derechos Sociales de Gasteiz celebró una nueva concentración en la capital alavesa para denunciar las políticas llevadas a cabo desde las instituciones al calor de la crisis, que han llevado a la pobreza a un número difícil de cuantificar de familias alavesas. Soraya Pontejo, presidenta de la asociación Eginaren Eginez, integrada dentro de este colectivo, también suspende la gestión de De Andrés. Habla de "maltrato institucional" hacia los colectivos del ámbito social empezando, por ejemplo, por el enorme retraso que sufrió el año pasado la convocatoria de ayudas para estas asociaciones, que no se resolvió hasta el mes de diciembre. "Se ve claro que lo que quieren es callar las voz de los colectivos que luchan por la inclusión social de todas las personas", denuncia Pontejo.

En el caso concreto de su colectivo, con más de 30 años de historia defendiendo los derechos de las personas con discapacidad física, el convenio que mantenía con el ente foral se ha reducido este año en un 54%, hasta los 40.000 euros, y muchas de las acciones que la asociación ha podido realizar hasta ahora se ven seriamente amenazadas. El problema es mayor, porque Eginaren Eginez ni siquiera ha visto todavía un euro de este nuevo convenio, según denuncia Pontejo, un acuerdo que no se quedó en nada gracias al acuerdo presupuestario que alcanzaron el Gobierno foral y el PNV. "Sin dinero no podemos seguir trabajando. Nos están intentando aburrir, mareando la perdiz", denuncia la presidenta de este colectivo. Pontejo, al margen del tema económico, también censura la "nula" apuesta por el empleo de calidad para las personas con discapacidad en favor del trabajo protegido, tal y como sucede con Indesa.

sin política cultural ¿Y qué hay del ámbito cultural? Los hechos, desde luego, han demostrado que al Ejecutivo foral no le interesa demasiado el fomento de la cultura, siempre que se escape del formato de gran espectáculo. De Andrés, que ha sabido de dónde rascar para la vistosa celebración del bicentenario de la Batalla de Vitoria o el mediático FesTVal, ha descosido el tejido cultural y de creación artística de Gasteiz. Así lo entiende Iñaki Larrimbe, para quien la política de De Andrés "se basa en hacer una parrilla para poner eventos concretos y traer turistas".

La tijera ha llegado a la Fundación Catedral Santa María, a la Escuela de Artes y Oficios, al Festival de Teatro de Humor de Araia, al Taller de Artes Escénicas... Pero para Larrimbe el mayor hachazo se produjo al poco tiempo de llegar De Andrés al ente foral, cuando el proyecto Amarika quedó desechado después de tres años de trabajo y asambleas. "Esto supuso la deriva de la sala Amárica, que la Casa de Cultura pase a las aulas de la tercera edad y que desaparezcan varias infraestructuras y proyectos". De forma más general, Larrimbe denuncia que el ente foral "no tiene ninguna política cultural, no promueve la creación ni la cultura, no hay becas para artistas ni proyectos que abonen la cultura", en el territorio. Todo ello sin contar con la "dejación de responsabilidades" del Ejecutivo en el caso de Artium. "Si hablamos de cultura y no de turismo cultural, no hay nada que valorar. En todo caso, la inexistencia de cualquier política en este ámbito", zanja Larrimbe.