donostia. El Gobierno Vasco estudia seriamente la posibilidad de imponer sanciones a los menores que abusen del alcohol durante las fiestas, un fenómeno que no deja de crecer en los últimos años y que el domingo, día de regatas en San Sebastián, vivió uno de esos tristes episodios tras una tumultuosa pelea en el monte Urgull, a la altura del Cementerio de los Ingleses. La gresca se saldó con un menor herido tras ser arrojado por una ladera del monte, según alertó un particular a la Ertzaintza. El consumo abusivo de alcohol había tomado un triste protagonismo.

Tres dotaciones de la Policía autonómica se desplazaron al lugar. El Departamento de Interior informó ayer de que la bronca había concluido para cuando se personaron los agentes. Eran poco más de las 14.30 horas. Sin embargo, sí pudieron asistir a otro incidente minutos después, cuando otro menor, de 14 años, cayó "a una zona de rocas", tras lo cual fue evacuado al Hospital Donostia con un traumatismo craneoencefálico.

El rosario de jóvenes atiborrados de alcohol durante las regatas fue una constante. DYA Gipuzkoa practicó quinces asistencias por traumatismos e intoxicaciones etílicas en plena celebración. Nueve de los atendidos eran menores de edad, uno de ellos incluso por debajo de catorce años, según indicaron a este periódico responsables de la organización.

El debate para evitar la presencia del alcohol durante las fiestas está sobre la mesa desde hace tiempo. Hasta ahora, ha sido habitual sancionar a mayores de edad que facilitan alcohol a quienes todavía no han cumplido los 18 años. Los chavales se quedan fuera del establecimiento y es un "adulto" quien proporciona la bebida.

El Gobierno Vasco se ha propuesto ahora dar un paso adelante. "Queremos endurecer las penas", adelantó ayer a este periódico Celina Pereda, directora de Drogodependencias del Gobierno Vasco. La medida que está siendo estudiada pasaría por exigir a estos chavales que realicen "cursos sobre sustancias adictivas" de modo que conozcan sus peligros y las consecuencias que conlleva el abuso en el desarrollo de estas personas. Se trata, explica Pereda, de apelar a la responsabilidad pedagógica. "Estamos hablando de menores que aún no han finalizado su desarrollo físico y psicológico, por lo que el consumo puede tener graves consecuencias", que quieren dar a conocer a los chavales reincidentes.

consumidores adultos En cualquier caso, a pesar que se coloca siempre a los menores en el ojo del huracán, la Dirección de Drogodependencias precisa que, en fiestas y recintos masivos, los adultos triplican las tasas de alcoholismo respecto a los menores. "Nos tenemos que plantear el ejemplo que les estamos dando. Hay ocasiones en las que todavía nos preguntan si padres y madres pueden consumir alcohol en un recinto escolar, algo que está totalmente prohibido", expone a modo de ejemplo, con sorpresa, la directora.

Pereda asegura que, aunque siempre resulta más llamativo ver a un menor bajo la influencia del alcohol, los principales consumos durante los periodos festivos se producen entre hombres y mujeres que rondan los 35 y 40 años. "Debemos reflexionar sobre ello. Se habla mucho del botellón y de los menores, pero tenemos que pensar realmente quiénes son los que están protagonizando muchos de esos episodios". Desde la Dirección de Drogodependencias ponen el foco y apuestan por "la normalización" del consumo del alcohol en letras mayúsculas, más allá de que los protagonistas sean adultos o menores de edad.