donostia. El momento parece inmejorable porque "como comprador accedes a descuentos muy importantes, dado que la coyuntura obliga al propietario que quiere vender a hacer rebajas muy suculentas". Sin embargo, el ajuste para muchos bolsillos no es suficiente, y la bolsa de pisos no deja de crecer.

Tengo mi piso a la venta desde hace varios meses y necesito venderlo ya. ¿Qué hago?

No tiene mucho misterio. Por un lado, aplicar acciones de marketing y por otro, actuar sobre el precio, es decir, bajarlo.

Pero el caso de Euskadi es atípico. Los precios no han descendido como en otros lugares.

Sí, es un caso excepcional y la trayectoria a nivel de comportamiento de precios es totalmente atípica. Tenéis la ciudad más cara de España, que es Donostia, y las bajadas acumuladas en vuestra comunidad son de las más pequeñas. Yo lo atribuyo a que Euskadi se abonó a la locura especulativa en menor medida. Y quizás a que las administraciones públicas probablemente supieron contener mejor la fiebre de las recalificaciones urbanísticas. El sector inmobiliario también reaccionó con la cabeza más fría y no se dejó entusiasmar tanto por la fiebre constructora.

Sin embargo, los particulares dicen que no se vende nada.

Es que el propietario se encuentra en un proceso psicológico muy amargo. Culturalmente hemos bebido de la idea de que los pisos eran un activo financiero muy goloso, cuyo valor se multiplicaba por dos en pocos meses. Y eso ha dejado un poso difícil de cambiar. Todavía hay propietarios que salen al mercado con la percepción errónea de que vender es fácil y que no es necesario ajustar el precio. Y ahí aparece el agente inmobiliario que, cuando es eficaz, le ayuda a analizar fríamente la situación y le recomienda las estrategias necesarias para conseguir vender.

No parece que fructifiquen en más operaciones de compra-venta.

Es que para los compradores, el proceso de asimilar la realidad es difícil porque los bancos están acelerando las operaciones. Es palmario el caso de la CAM, de CaixaCatalunya y tantas otras, como Unim, con un stock de pisos impresionante.

Que tiran los precios.

Sí, están llegando a ofrecer pisos por debajo de los 60.000 euros, eso era ciencia ficción hace cuatro años. Y eso es una presión enorme para el propietario particular. En nuestro portal contamos con 1.108.000 viviendas a la venta y tenemos más de cinco millones de usuarios consultando la página. Esto pasa porque hay un ejército de particulares intentando vender por su cuenta que se están percatando de que resulta misión imposible.

¿Para cuándo está previsto que se termine el ajuste, según las previsiones que manejan?

¡Uff! Ojalá tuviera un pronóstico. Para empezar yo creo que la recuperación no se va a dar nunca porque el mercado inmobiliario nunca volverá a ser como antes. No creo que volvamos a vivir la fiebre y esa exuberancia irracional, como la ha denominado algún economista. Eso de conceder crédito a gente insolvente, eso de generar crecimientos del 20% del valor de la vivienda en un solo año, eso de dar créditos alegremente y no poner ningún freno a esa locura... Por parte de los particulares, se cometió otro error, meterse en esa vorágine, sin calcular las consecuencias... Yo espero que todo eso no se vuelva nunca a reproducir.

¿Y cuándo se disolverá esa gran mancha de aceite de miles y miles de pisos sin vender?

Más que fechas hay que analizar circunstancias. El stock se terminará de absorber cuando el ajuste de precios se haya realizado, cuando vuelva a haber capacidad de crédito y capacidad de compra. Las palancas de reactivación del sector pasan por dejar de tener un paro tan galopante. Si el desempleo no se corrige, la crisis del sector inmobiliario se puede eternizar. Es necesario que el crédito se desbloquee. Porque es difícil que una familia pueda ahorrar el 100% del importe de la vivienda. Y la tercera palanca es la de los precios. Yo condiciono la estabilización a que los precios recorran cuanto antes el camino bajista que les quede.