Vitoria. Crisis y sobreendeudamiento de las familias. Causa y consecuencia que deriva, en las situaciones más graves, en ejecuciones hipotecarias y en lanzamientos judiciales. Vitoria, capital de un territorio en el que se producen hasta tres desahucios de media por día, acogió ayer unas jornadas convocadas por el Departamento vasco de Vivienda en las que se analizaron los orígenes del fenómeno, la situación actual y las posibles vías de solución para los ciudadanos. Además de elogiar la labor de mediación emprendida por el Gobierno Vasco, los expertos técnicos reunidos ayer en la sede del Ejecutivo de Lakua pusieron sobre la mesa nuevas fórmulas para lograr que las familias dispongan de una vivienda sin atarse de por vida a una entidad bancaria o sin la necesidad de recurrir al alquiler. Vías alternativas que ya funcionan con éxito desde hace años en el Reino Unido y que se denominan, genéricamente, tenencias intermedias.

El catedrático de Derecho Civil en la Universidad Rovira i Virgili Sergio Nasarre, fue el encargado de iniciar esta jornada temática y quien planteó la posibilidad de adoptar estas tenencias intermedias como solución a un sistema que hasta ahora sólo ha permitido la compra a través de una hipoteca o el arrendamiento de una propiedad. En medio de estas dos vías existe un margen de maniobra que se aplica satisfactoriamente en el Reino Unido desde la década de los 70 y que Cataluña trata de importar en la actualidad.

Fundamentalmente contempla dos salidas. La primera, llamada propiedad compartida, plantea al comprador la posibilidad de convertirse en el titular de una parte de la vivienda. Aunque hace uso de toda la casa al completo, sólo abona la hipoteca por una parte de la misma mientras que por el resto paga un alquiler. Una fórmula mixta entre las dos existentes que, además, ofrece al adquiriente la oportunidad de seguir comprando parcelas de la propiedad. A través de este camino, Nasarre explicó que una hipoteca de 1.200 puede fácilmente convertirse en una de 650.

propiedad temporal La segunda salida, denominada propiedad temporal, consistiría en permitir al comprador hacerse con una vivienda durante un periodo de tiempo determinado. Durante la vigencia de este contrato, llamado leasehold y que en Gran Bretaña -fundamentalmente en el centro de Londres donde el precio del suelo resulta prohibitivo- suele pactarse por 25 años, el comprador es el dueño absoluto de la casa y puede venderla, dejarla en herencia, pintarla y amueblarla a su gusto. Resulta una alternativa perfecta para parejas sin hijos que sólo necesitan la propiedad hasta el momento de la jubilación.

Estas vías, inexploradas en nuestro entorno, harían posible según el experto una reactivación del mercado inmobiliario, actualmente estancado en parte por la estrechez de la dicotomía entre el dominio pleno y el alquiler. Nasarre subrayó que pueden aportar flexibilidad y asequibilidad sin perder estabilidad. Otra opción que también podría ser positiva, en el caso de los alquileres, sería que arrendatario e inquilino llegaran a acuerdos por los cuales el primero sustituyera el cobro de las rentas por la rehabilitación de la vivienda a cargo del segundo, siempre bajo un proyecto y unos presupuestos consensuados.

El catedrático, que se mostró muy crítico con las malas prácticas bancarias y con ciertas decisiones jurídicas adoptadas en el ámbito de la vivienda, propuso además que se regulen por Ley los alquileres de habitaciones, un fenómeno muy extendido que, sin embargo, queda fuera del contexto legal de la Ley de Arrendamientos Urbanos.