Vitoria. El anteproyecto de la Ley sobre Centros de Culto, que ya baraja el Gobierno Vasco y que permitiría abrir este tipo de locales sin permiso siempre que el aforo sea inferior a 300 personas, provocó ayer un delicado revuelo político en el Ayuntamiento de Vitoria. El alcalde, el popular Javier Maroto, se mostró contrario a dar facilidades a la implantación de este tipo de centros -también mencionó católicos, pero no concretó más- y tiró de lenguaje hortícola. Afirmó que, con estos cambios, se permitiría que las mezquitas crezcan "como champiñones" y puso un ejemplo, al afirmar que lo que hoy es "una frutería" mañana puede convertirse en una mezquita, algo que puede no molestar a los ciudadanos hasta que "sea debajo de su casa". Estas declaraciones provocaron un rechazo unánime de la oposición, que acusó al dirigente de buscar réditos electorales con un discurso que, quien menos, consideró desafortunado y, quien más, cercano a la xenofobia.

La semana pasada se adelantaron varios detalles de esta nueva Ley sobre Centros de Culto, reflejo de una normativa europea que facilita la apertura de locales que no generen problemas, por ejemplo de ruidos o de higiene, para que puedan abrirse establecimientos. Se da más facilidades a los ciudadanos y, mientras, se cambia el papel de los ayuntamientos, que pasan a ser un ente que actúa antes de la apertura -concediendo permisos, exigiendo proyectos de actividad- a otro que vigila a posteriori -con las correspondientes inspecciones-. La clave ahora es que para abrir este tipo de centros de culto, entre ellos mezquitas, bastaría una declaración responsable de las personas que impulsan la apertura.

El asunto promete traer cola, ya que ha habido discusión tanto en Bilbao como en Vitoria por sendos proyectos de mezquita, en el caso de la capital alavesa en el barrio de Zaramaga. Maroto, en este sentido, se reafirmó ayer en que este proyecto es inadecuado por la ubicación elegida y que debería estudiarse un emplazamiento normativo. Y volvió a utilizar los mismos argumentos que surgieron con esta polémica, hace ya un año, como el hecho de la proliferación de este tipo de centros en la ciudad o las quejas planteadas por los vecinos.

Pero Maroto, en conferencia de prensa, también quiso referirse al mencionado anteproyecto. Y se posicionó en contra. Alegó que se ha filtrado sin antes buscar consenso, insinuó que otros ayuntamientos -no dijo cuáles, pero sí que eran de diversos colores políticos- también tienen dudas, afirmó que esta liberalización es opuesta a las expectativas que se habían generado, y exigió que se regule la implantación de esos establecimientos.

Maroto opinó que, con estos cambios, se facilita que las mezquitas crezcan "como champiñones", sin los correspondientes permisos, algo que "no es razonable". "Necesitamos que una ley regule el uso religioso", planteó con insistencia, y advirtió de que hay "un abismo" entre las directrices europeas y las que se barajan en Euskadi. Porque, según argumentó, no puede ser que lo que un día es "una frutería" al siguiente se convierta en una mezquita. El dirigente siempre se refirió a este tipo de templos aunque luego matizó que se refería a todo tipo de religiones, incluida la católica.

Las palabras de Maroto provocaron una crítica unánime entre la oposición municipal, que acusó al alcalde en particular y al PP en general de buscar réditos electorales con ideas como -la formulada por su presidente en Euskadi, Antonio Basagoiti- "primero, los de casa". El portavoz municipal del PNV, Gorka Urtaran, consideró que una cosa es garantizar el correcto funcionamiento de los centros de culto y otra "impedir la libertad de culto, como parece que quiere Maroto". El representante socialista Juan Carlos Alonso, por su parte, advirtió del peligro de que con intervenciones como ésta, que vienen de alguien que "debería ser el alcalde de todos los vitorianos", se avive la "xenofobia" o la "insolidaridad". Y el portavoz de Bildu, Kike Fernández de Pinedo, mostró su "preocupación" por la actitud "populista, rozando la xenofobia" del primer edil. "Maroto lanza un mensaje incendiario, contrario al respeto a todos los ciudadanos".