Vitoria. La cruzada de la RAE para desmontar las guías de lenguaje no sexista y su encendida defensa de que no hay que forzar las estructuras lingüísticas, ha resucitado el debate sobre el castellano como lengua viva y cómo el lenguaje se ve alterado de manera permanente. Mientras el pleno de la Academia considera que, si se aplicaran estrictamente las directrices de las guías feministas no se podría hablar, el idioma se ve constantemente invadido por nuevas formas de comunicarse a las que los académicos no suelen saber responder.

Y es que el lenguaje está en constante evolución y no siempre positiva. De hecho, la jerga juvenil de los sms, los mensajes de las redes sociales, las abreviaturas o los anglicismos han alterado definitivamente la forma de comunicarse. Así, por ejemplo el profesor de Didáctica Alberto Bustos mantiene que "existe un fenómeno que se llama cambio lingüístico y que es universal. Hay toda una rama de la lingüística que se ocupa de estudiarlo. Todas las lenguas cambian y todas han cambiado. No pueden no cambiar. Porque la lengua no la hacen los catedráticos, ni los académicos, ni los políticos… ¡por suerte! Siempre la han hecho los hablantes de a pie, la gente normal y corriente. Por eso la lengua es sensata y funciona. La comunidad de hablantes en conjunto es sabia (aunque algunos de sus individuos no lo sean tanto)", puntualiza sobre este particular.

Sin embargo, los guardianes del castellano tienen motivos para preocuparse. Actualmente la gramática se ve alterada día sí y día también y está sometida a continuas agresiones. Al menos eso considera el 40% de los usuarios, que piensa que las ciberabreviaturas o los mensajes de texto están acabando con el uso correcto del idioma porque su abuso ha conseguido deformar el lenguaje escrito. Un 43,8 % valora que la utilización de estas palabras está haciendo que la gente se olvide de escribir correctamente y el 32,3 % opina que estas expresiones se están implantando en el castellano demasiado rápido y de forma peligrosa.

Invasión de abreviaturas A la hora de escribir, el uso masivo de abreviaturas se ha convertido en un auténtico problema. Un estudio de Yahoo! Mail, que analiza las abreviaturas más extendidas en la red, ha revelado que expresiones como bss (besos), o tq (te quiero) se han convertido en habituales en nuestras conversaciones digitales en el ordenador, en el móvil y en otros dispositivos electrónicos.

Lo que, a primera vista, parecen ser letras de una matrícula de coche; bss, tq o qmd (¿qué me dices?) se han transformado, de hecho, en un recurso frecuente que mucha gente de todas las edades utiliza para comunicarse. Se ha creado así un lenguaje basado en acrónimos prestados del vocabulario de los chats de internet y que sustituye la ausencia de la comunicación no verbal con los denominados como emoticonos, una secuencia de caracteres que expresan sentimientos.

En estos sms, en efecto, desaparecen las vocales y las partículas, que son las partes más maltratadas del vocabulario: xa (para) xq (porque), x fa (por favor), k tl? (¿qué tal?), lg (lugar), ls (los, las), nl (en el/ en la), KO (muerto), kls (clase), KLS (que lo sepas), etc... Unidos o separados son abreviaturas normales para cualquier joven o usuario de móvil o internet, pero imposibles de aceptar en el ámbito académico.

Y eso que a la Academia no le duelen prendas si debe corregir una acepción errónea. Lo ha hecho recientemente con autismo. "La vieja definición introducía una vinculación con la esquizofrenia en términos muy poco discriminados y sutiles", explica el secretario de la RAE, Darío Villanueva. Sin embargo, cuando se trata de introducir nuevos vocablos o palabras del argot de uso común, la cosa cambia y resultan impermeables a las novedades.

En palabras de Joaquín Müller-Thyssen, director general de la Fundación del Español Urgente, "el castellano es un idioma vivo y uno de los lugares en los que mejor se aprecia su vitalidad es precisamente en Internet. La red es un punto de encuentro e interacción entre hablantes muy distintos y lleva, al tiempo, un ritmo vertiginoso. Esto, sin duda, cambia nuestro idioma, lo sacude, le quita el polvo… hace que entren nuevas palabras y recoloca las anteriores. Es hoy, sin duda, una gran fuente de riqueza", precisa.

Fundéu BBVA, Fundación del Español Urgente, la institución que promueve el buen uso del castellano en los medios de comunicación, también ha analizado la evolución de éste en internet. Mario Tascón, director de Estilo, Manual de estilo para internet y los nuevos medios, opina sobre los acrónimos que "en las redes sociales, su uso está muy vinculado a las formas inglesas". Por ejemplo, se usa lol (en inglés, lot of laughs o laught out loud, para expresar diversión).

Para otros expertos, la actual simplificación del lenguaje, y por tanto del pensamiento, de los mensajes de los móviles o los chats, está causando un grave perjuicio. "La comunicación de ideas básicas y la rapidez con la que se lleva a cabo en esos medios no permite un discurso elaborado que enriquezca la propia realidad", evidencia el profesor Amadeo Corral.

La tiranía de los anglicismos Fundéu BBVA también ha colaborado en identificar otra de las invasiones más habituales, los anglicismos, las palabras que más nos confunden a la hora de escribir y aquellas que más frecuentemente escribimos mal. En el primer caso, además de los términos que ya se han introducido en nuestra conversación y escritura, como manager o slip (y muchos adoptados en el ámbito de la tecnología) hay otros que, a pesar de ser palabras derivadas del inglés, se usan con un significado distinto en castellano, como footing, que en inglés se dice jogging, o zapping, cuya traducción al inglés es channel hopping o channel surfing. También hay casos de mezcla de palabras con terminaciones inglesas como puenting, que en los países anglosajones se denomina bungee jumping.

Asimismo ha elaborado un ranking de las diez palabras que habitualmente confundimos al escribir, entre las que se encuentran hay, ahí y ay, haber y a ver, o demás y de más. ¿Quién no ha visto alguna vez un cartel con: Se alquila plaza de garage? La influencia de haberlo visto escrito en inglés hace caer en este error y escribirlo con dos ges. ¿Acabará admitiendo la RAE esta metedura de pata?

l Lo que peor se escribe. La conjugación del verbo rehusar, los usuarios confunden la forma verbal ha con la preposición a, utilizan erróneamente laísmos, leísmos y dequeísmos. Muchos desconocen la diferencia entre hay, ay y ahí, entre haber y a ver o entre demás y de más.

l Palabras dudosas. La conjugación del verbo satisfacer, las expresiones latinas como grosso modo, la acentuación de monosílabos, los errores de concordancia de número, la puntuación de los diálogos o la escritura de porque, por qué, porqué o porque.