Concentración para frenar un desahucio en Orkoien. Foto: unai beroz
Vitoria. Un día la cortesía del vitoriano don Manuel traspasó el clásico saludo de escalera al cruzarse con su vecina doña María Aurelia al ver que ésta, en su portal 55 de la calle Correría, lloraba a lágrima tendida. La mujer no encontraba consuelo porque con su piso no bastaba para avalar la panadería que su hija quería poner en la capital alavesa, hasta que don Manuel la tranquilizó de inmediato con un ejemplar acto samaritano: "No te preocupes, que con las escrituras de mi casa y las tuyas, el banco ya dará el préstamo".
Y así fue. En 2006, Caja Vital concedió un préstamo hipotecario para financiar las reformas del local de alquiler para el ansiado negocio. Pero ahora, cinco años después, tanto doña María Aurelia como don Manuel se han quedado de patitas en la calle porque al negocio no le dio tiempo ni a fracasar. Los que lo iban a regentar decidieron que era mejor no ponerse manos a la masa porque el dueño de la lonja decidió que iba a vender el local. Pese a que el aviso lo dio con año y medio de antelación, la panadería se cerró al instante porque los que iban a estar a su frente decidieron no explotarlo en ese tiempo que tenían de margen.
Desde ese mismo momento, dejaron de pagar la cuota correspondiente al banco, lo que dejó contra la espada y la pared a Doña Aurelia, a quien desde entonces le embargaron 400 de los 600 euros de su pensión. Aún así, el resto de la cuota continuó sin liquidarse. Llegado a este punto, el mes pasado el juzgado decidió subastar las dos viviendas que garantizan el préstamo: la de doña Aurelia y la de don Manuel. Ya hay fecha prevista para ello. Será este miércoles a las 10.00 horas, pero esta vez no estarán solos. Miembros de la Acampada Gasteiz, junto con el movimiento 15-M y Plataforma de Afectados por la Hipoteca han convocado para ese día un acto de protesta una hora antes, a las 9.00 horas, en la plaza de la Virgen Blanca, que acabará en una concentración pacífica en el Palacio de Justicia de Vitoria, lugar en el que se procederá a la subasta.
Se trata del primer movimiento antidesahucio que los indignados convocan en la capital alavesa. Aunque parar la pujanza de estos bienes es imposible, pretenden que nadie haga una oferta por ellos en las primeras dos tandas, para que así quede una tercera opción: "Que aunque el banco se quede la casa, deje vivir en los pisos a María Aurelia y Manuel mediante alquiler", señalan fuentes de dicha agrupación, quienes critican que la hija de esta mujer supuestamente no haya dado "señales de vida" hasta la fecha.
Dación en pago Doña Aurelia, por su parte, tiene ya asumida su pérdida, pero "lucha con todas sus fuerzas" por evitar la subasta del piso de don Manuel. Pese a su inconformismo, sólo está claro que ambos avales se quedan sin sus casas, los convocantes también "pelean" porque otra posible realidad no se lleve a cabo. "Probablemente con la subasta de ambos pisos no se salde la deuda que quede pendiente. Es posible, que doña Aurelia tenga que seguir pagando casi 400 euros de su pensión, mientras que el resto de titulares del préstamo siguen sin asumir la deuda".
De seguir las cosas por este camino, doña Aurelia tiene todos los boletos para encontrar un nuevo sitio donde vivir y mantenerse con los 200 euros que le queden después del embargo necesario para seguir pagando la deuda pendiente. Todo, según censuran, pese a que en el préstamo figuran cuatro titulares: los dos vecinos, la hija y la pareja.
Pero no acaba ahí la cosa, tal y como agregan los citados colectivos, hay un transfondo. "La realidad es que una institución del Casco Histórico, ha mostrado interés en comprar ambos pisos, encargando a una inmobiliaria una valoración, la cual tasó el piso en un 60% del valor que fijó la entidad bancaria en el 2006. Si consigue estos dos, sólo le faltaría uno más para tener todo el bloque".