Vitoria. El pico del Gorbea ya luce blanco, color que se podría trasladar al resto del territorio histórico a lo largo de la jornada de hoy. A poco que las previsiones meteorológicas atinen, las principales cumbres alavesas recibirán a partir de la tarde el fruto de unos cielos muy nubosos que podrían dejar caer la nieve que el frente frío que llega del norte está dejando en toda la cornisa cantábrica. Dichas precipitaciones -débiles o moderadas- podrían, incluso, darse en cotas de 600 o 700 metros a última hora de la jornada. Pese a ello, no se espera que cuajen, aunque sí que lleguen con un importante descenso de las temperaturas, sobre todo, en la madrugada y al anochecer. Esta circunstancia se traducirá en heladas débiles en los puntos más fríos del interior. Por todo ello, desde el Departamento vasco de Interior se ha decidido activar el aviso amarillo -intermedio a la hora de designar fenómenos meteorológicos adversos- ante el riesgo de nieve y hielo.

La situación, antes que ir a mejor, se recrudecerá mañana. No en vano, los escenarios que manejan desde el Servicio vasco de Meteorología (Euskalmet) vaticinan que la cota de nieve descenderá a 600 metros. Se podrían dar chubascos débiles y moderados de madrugada, que podrían acolmatarse en mantos de un par de centímetros. La situación remitirá en la segunda parte del día. Lo que no cesará será el repunte del frío, que ya amenaza con situar los termómetros por debajo de cero.

La cota de nieve subirá ligeramente el sábado para mantenerse entre los 600 y los 800 metros. Además, se espera una vuelta de tuerca a los termómetros, que volverán a descender para dejar sobre el terreno heladas que ya serán de carácter moderado.

Sea como fuere, varias semanas de otoño han bastado para comprobar lo recurrentes que resultan a partir de estas fechas los efectos meteorológicos adversos en suelo alavés. Y, como la experiencia es un grado, la llegada de nevadas y heladas han facilitado la activación de la campaña de vialidad invernal. En los operativos previstos participarán 225 personas y 122 vehículos armados con 2.200 toneladas de sal y 90.000 litros de salmuera, renovables según las necesidades.