lAS cuestiones de protocolo, a pesar de lo lejanas que puedan parecer, están más presentes en nuestras vidas de lo que pensamos. Cualquier tipo de celebración, de recepción, de congreso o de evento multitudinario está regulado por una serie de pautas que es necesario conocer si se desea alcanzar el éxito. Con esta meta en mente, un grupo de alumnos de la Escuela Vasca de Protocolo iniciaron a finales de octubre una nueva edición del curso de Técnico Especialista en Protocolo y Relaciones Públicas e Institucionales. Un programa al que cada año concurren varios estudiantes alaveses que, como en el caso de la laudioarra Iratxe Estrada, aspiran a poder aplicar los conocimientos adquiridos en la Escuela a su vida laboral. Requerimientos: tacto, equilibrio y grandes dosis de sentido común.

Iratxe trabaja en la radio y el año pasado se sumó al curso de experto en protocolo que tiene lugar en Bilbao. "Me apunté al máster porque al ser periodista me suelen llamar para organizar eventos, presentar actos y demás. Da la sensación de que el protocolo se simplifica en una cuestión de buenas maneras, pero acabas dándote cuenta de que el protocolo está presente en todo, prácticamente desde que te levantas hasta que te acuestas", explica.

Aunque la presencia de esta disciplina es más palpable en la puesta en escena de galas y eventos, "se puede aplicar a todos los aspectos", tal y como puntualiza Iratxe. Y es que todo arranca en un punto invisible para el gran público pero crucial para el correcto desarrollo de los acontecimientos. El modo en que se realiza la convocatoria, se envían las invitaciones, se disponen los asientos, las banderas, se elige el vestuario, la decoración floral... Cada detalle, desde el mínimo hasta el máximo, cuenta y nada pasa inadvertido. "Si hay problemas, la gente se queja abiertamente y pide explicaciones", aclara la técnico en protocolo.

El curso sirve para conocer las claves ocultas del mundo del protocolo. Saber el orden y la manera en que funcionan las cosas y conseguir que todo fluya con aparente normalidad, a pesar de que detrás de todo ello haya un trabajo enorme. Y una preparación no menos importante, ya que el temario incluye el estudio de la Constitución y el Estatuto de Autonomía, el análisis y desarrollo de los órganos forales, el protocolo en el ámbito local y entes territoriales, la normativa y disposiciones legislativas vigentes en materia de ordenación sobre precedencias y el estudio de las figuras del derecho premial y su regulación de tratamientos y títulos. Eso en cuanto a los textos legales, ya que también se abordan la exposición y trayectoria del protocolo en la CAV y en el resto del Estado, el estudio de la parte teórica y organizativa del acto protocolario, técnicas de comunicación y proyección al exterior de la imagen corporativa, protocolos aplicados al deporte, la Iglesia y la seguridad, etiqueta social y, finalmente, el análisis de las instituciones supranacionales y las relaciones diplomáticas.

Imaginemos una entrega de premios en una cena de gala. No basta con saber colocar y emplear adecuadamente los cubiertos. Si aparece una delegación extranjera hay que saber cómo recibir a sus integrantes, sobre todo si su cultura poco o nada tiene que ver con la nuestra. "Si se trata de una delegación asiática, por ejemplo, hay que estar al tanto de sus costumbres, saber cómo hay que saludar, horarios, comidas, conocer qué regalos o detalles se les pueden ofrecer", ahonda Iratxe. Y si el invitado tiene carácter oficial, como por ejemplo un ministro, hay que tener en cuenta otros aspectos. La colocación del anfitrión y de los invitados resulta clave, así como la disposición de las banderas y los símbolos.

Capítulo aparte merece el tema de la seguridad. Ante una situación extrema, como la visita oficial de un jefe de Estado extranjero, no sólo hay que coordinar las labores de seguridad, también las de prensa y comunicación, establecer un protocolo de recepción -bien a pie de pista, bien en el propio aeropuerto-, decidir quienes formarán parte del comité de bienvenida, determinar qué transporte recogerá al séquito visitante y a qué tipo de hotel habrá de trasladarle... Un trabajo ingente que, cuando se ve en televisión, puede engañosamente parecer baladí.

El apartado floral también encierra claves. No basta con decorar con sencillez y buen gusto. También hay que saber dónde colocar los ramos para impedir que oculten a los protagonistas del evento, evitar colores que puedan resultar inadecuados y tener cautela con el significado de las diferentes flores, ya que pueden dar lugar a situaciones comprometidas.

Hasta las invitaciones tienen su protocolo. "Emplazas a los invitados a que te respondan en un plazo de tiempo determinado, lo que representa un compromiso", apunta Iratxe. Si hay sitios reservados, es fundamental saberse el croquis de los emplazamientos y sentar a los asistentes de la manera más natural posible. En las mesas que presiden, el anfitrión ocupa el lugar principal y a su derecha se sitúa a la persona inmediatamente más relevante. "En protocolo, la derecha siempre es lo más importante", aclara. Una Ley que también se aplica cuando varias banderas, elementos que pueden despertar múltiples susceptibilidades, concurren en un mismo evento.