Si el mar fuera de tinta y el cielo un gran libro, no se podrían escribir las excelencias de Álava, escribió nuestro paisano Juan Pérez de Lazarraga y, entre estas ventajas y tesoro alaveses, incluía sin duda la lengua propia, el euskera, que le sirvió para expresar sus sentimientos, penas y alegrías". Con estas palabras comenzaba Benigno Arkauz, presidente de la Junta Administrativa de Larrea, perteneciente al municipio de Barrundia, el acto de homenaje al que fuera vecino de pequeña localidad de la Llanada en el siglo XVI. Minutos después plasmarían el compromiso de todo el pueblo con el euskera.

El pueblo alavés de Larrea descubrió hace seis años que el origen del euskera podría estar en esta pequeña aldea ya que los textos de uno de sus habitantes más ilustres, Joan Pérez de Lazarraga, contribuyeron a arrojar algo de luz sobre el origen de la literatura vasca. Sucedió en Madrid cuando el historiador Borja Aguinagalde, en una librería madrileña de antigüedades, se topó con un manuscrito del siglo XVI escrito por este noble de Larrea.

"El euskera era parte de sí mismo, al igual que ha sido y es parte de nosotros", comentaba Arkauz al tiempo que reconocía los malos tragos por los que ha tenido que pasar el idioma. "A pesar de haber desaparecido de nuestros labios hace no demasiado tiempo, porque a nuestra lengua le ha tocado superar numerosos y variados obstáculos y trabajas". Sin embargo apostó por su recuperación en el pueblo diciendo que "como nos pertenece y como refleja nuestra forma de ver el mundo queremos volver a hacerla nuestra". Por ello pidió un esfuerzo "para fortalecer el compromiso de convertir el euskera en nuestra lengua habitual".

En el acto de inauguración de la estela en honor a Juan Pérez de Lazarraga, ubicada en las cercanías de la Casa El Bolo, donde muriera el poeta en 1605, estuvieron presentes la diputada foral de Euskera, Cultura y Deportes, Lorena López de Lacalle; la consejera de Cultura, Blanca Urgell; y representantes de instituciones como Euskaltzaindia.

López de Lacalle, quien señaló que "el ejemplo que hoy nos da el pueblo de Larrea es muy gratificante porque conecta perfectamente con la esencia del manuscrito de Lazarraga"-el texto más antiguo en euskera documentado en el siglo XVI y hallado en 2004-.

Según la diputada foral de Euskera, Cultura y Deportes la importancia del manuscrito de Lazarraga reside en que "está escrito en el siglo XVI y echa por tierra toda una serie de teorías que todavía hoy algunos sostienen con ardor como que el euskera era un idioma poco culto y de campesinos y sin embargo Lazarraga era noble y escribía poesía y novelas, y demuestra por tanto que se utilizaba en todas las capas sociales. Además Lazarraga demuestra que en Álava sí se hablaba en euskera y que la sociedad era perfectamente bilingüe. Sin problemas", aseveró.

Los vecinos de Larrea, actualmente más de 60, mostraron su orgullo porque el que fuera vecino de la localidad desde 1576 hasta su muerte en 1605, "fue el primero conocido que deja constancia por escrito del nombre de nuestro país Euskal Herria".

Una nueva estela López de Lacalle y Arkauz fueron los encargados de destapar la estela de 1,20 metros de alto, instalada en las inmediaciones de la iglesia el 28 de mayo de 2005, propiedad de Euskaltzaindia, y que se ha trasladado a una zona ajardinada común cerca de la casa donde murió Lazarraga.

Por su parte, el presidente de la Junta Administrativa metió en un cilindro de acero el compromiso del pueblo con el euskera, varias fotografías, un diario y el acta de la jornada y, posteriormente, lo enterró al lado de la estela.

El responsable de la Biblioteca de Euskaltzaindia, Pruden Gartzia, fue el encargado de acercar, al centenar de personas asistentes al acto, la figura del noble poeta y escritor, cuya vida parece tener vínculos con la de Miguel Cervantes, y cuya procedencia se desconoce, aunque según Gartzia podría ser Erdoñana u Ozaeta. Hidalgo alavés fue conocido como "el poeta" o "el señor de la Torre de Larrea", residió en Larrea desde 1576 hasta su muerte en 1605. Escribió una colección de textos literarios que se conocen como El manuscrito de Lazarraga, en castellano, y escribió la historia de su familia en Relación histórica de las casas y apellidos de Lazarraga.

Los vecinos del pueblo quisieron rubricar su compromiso bailando un aurresku -relacionado con la tradición de El Barte de Larrea- en un acto con el que se pretendía dejar constancia de su compromiso personal con el euskera y el testimonio de recuperar, para unos, y el de utilizar, para otros, en el día a día el idioma del pueblo vasco.