laguardia. Rioja Alavesa ha pasado en muy poco tiempo de ser una zona productora de vino Rioja a liderar la creciente oferta de turismo enológico, gracias a la implicación de las propias bodegas que han apostado por primar la calidad, el diseño y la atención directa a los clientes. Los atrevimientos arquitectónicos, las jornadas de puertas abiertas y la estrecha interrelación entre hostelería y bodegas han valorizado los centros de producción de vino para convertirlos en destino de turistas. A pesar del éxito del enoturismo, Álava es el territorio vasco con que menos aporta al PIB en concepto de turismo (4,4% en 2008), un ranking que lidera Bizkaia, según los datos del Eustat. En Euskadi, el porcentaje es del 5,3%, menos que en años anteriores.
Zonas productoras, como Rioja Alavesa, Burdeos o Napa Valley hace tiempo que se pusieron a trabajar en ese sentido, no para suplantar a la hostelería, sino como una manera de atraer clientes que quedaran fidelizados a sus vinos a través del recuerdo de sus visitas a las instalaciones bodegueras y el trato recibido.
Así lo afirma uno de los grandes expertos nacionales en Marketing del vino, catador y formador, Javier Parra, director de Wine Up Consulting, quien pone como ejemplos de esas "buenas prácticas" las iniciativas de la bodega y el hotel Marqués de Riscal de Elciego y las Bodegas Ysios en Laguardia, con la firma de Santiago Calatrava al frente. Otras bodegas, sin tener la firma de conocidos arquitectos, también han realizado importantes inversiones buscando un lugar, no sólo donde elaborar vino, sino para recibir a sus clientes, formarlos en sus aulas de cata, darles de comer en sus restaurantes y alojarlos en sus hoteles. "Las bodegas buscan una relación directa con sus clientes, más allá de la uva que cultivan y el vino que elaboran", señala el experto.
Así, apunta cinco claves para que la oferta enoturística tenga éxito. En primer lugar, el gusto por el vino como principal motivación.
Una segunda razón está en la necesidad de conocer y ampliar la cultura sobre el vino, variedades y regiones productoras. Asimismo, muchas de estas personas buscan experimentar y conocer el proceso de elaboración de los caldos, acercándose al enólogo o visitando la planta de elaboración. Elemento común para casi todos suele ser la atracción por el entorno rural, la belleza de los viñedos, aprender sobre la agricultura o disfrutar del turismo rural. Y, finalmente, el viejo tópico de que el buen bebedor de vino es, además, distinguido en sus gustos por la gastronomía. Y es que, el turismo gastronómico va de la mano del enoturísmo.
ERRORES QUE HAY QUE EVITAR Sin embargo, en el enoturísmo, en general, Parra ha comprobado que no es oro todo lo que reluce, y propone una serie de consejos. Por ejemplo, evitar que quien enseña la bodega carezca una formación mínima para que al explicar el proceso de elaboración del vino no diga barbaridades. "No se trata de que sea una niña, o muy mona, o con un micrófono y el altavoz de bandolera porque cuanto más alto se cantan los errores, más y mejor se oyen".
El experto no tiene reparos a la hora de criticar que algunas bodegas se apuntan a las redes de enoturismo sin la más mínima vocación y por invitación "política", lo que hace que no tengan la preparación y predisposición suficiente para mostrar sus instalaciones. "Ponen pegas para las visitas y casi nunca están dispuestas los fines de semana. Para eso, mejor no estar inscrito porque es mejor que no hablen de ti a que lo hagan mal", apunta.
En otros casos, los accesos a la bodega son difíciles de encontrar o están mal señalizados; o no se prestan a hacer catas, cuando debería ser lo primero porque así el visitante estará más predispuesto y lo verá todo más bonito y curioso.
Curiosamente, "aunque no es un error, una bodega excesivamente limpia puede indicar que en ella no se trabaja"-dice-, y de lo que se trata es de mostrar el proceso de producción de la forma más natural posible. Aun así, un mínimo de presupuesto en uniforme de trabajo y normas básicas de higiene sí es necesario. Por último, el experto opina que, en ocasiones, no se le da suficiente importancia al viñedo. "Se afanan por enseñar la bodega y se olvidan de que el vino nace de la vid, y un viñedo bien cuidado es un vergel digno de visitar", incide.