En los últimos años, los disruptores endocrinos han generado creciente preocupación entre científicos y consumidores por su impacto potencial en la salud.

Estos compuestos químicos, presentes en numerosos productos cotidianos que están en nuestra casa, pueden alterar el equilibrio hormonal del organismo y favorecer el desarrollo de varias enfermedades.

Actúan imitando, bloqueando o alterando la acción de las hormonas naturales, como los estrógenos, la testosterona o la tiroides. Este desequilibrio puede tener efectos a largo plazo sobre el metabolismo, el desarrollo, la fertilidad o el sistema inmunológico.

Algunos de los disruptores endocrinos más conocidos son el bisfenol A (BPA), los ftalatos, los parabenos, los retardantes de llama bromados, el triclosán y ciertos pesticidas como el DDT o el atrazina. Aunque muchos han sido restringidos en algunos países, todavía pueden encontrarse en productos de uso común.

¿Dónde se encuentran?

Los disruptores endocrinos están más cerca de lo que imaginamos. Pueden encontrarse en:

  • Plásticos: envases de alimentos, botellas de agua, recipientes o envoltorios que contienen BPA o ftalatos.
  • Cosméticos y productos de higiene: cremas, champús, desodorantes o maquillajes con parabenos y fragancias sintéticas.
  • Productos de limpieza: detergentes, ambientadores y desinfectantes con compuestos químicos agresivos.
  • Textiles y muebles: tejidos tratados con retardantes de llama o productos antimanchas.
  • Alimentos: pesticidas residuales presentes en frutas, verduras o cereales.

La exposición puede producirse por inhalación, contacto con la piel o ingestión de alimentos contaminados.

Cómo reducir la exposición en casa

Según señala el Instituto de Salud Global de Barcelona, la salud no se define únicamente por la exposición a los disruptores endocrinos, sino por un conjunto de factores.

Mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio con regularidad y evitar conductas perjudiciales como fumar son pilares esenciales para cuidar el bienestar general.

Aunque eliminar completamente los disruptores endocrinos es difícil, es posible minimizar su presencia en casa con hábitos sencillos:

  1. Evitar plásticos con BPA o ftalatos: opta por recipientes de vidrio, acero inoxidable o silicona alimentaria. No calientes comida en envases plásticos ni uses botellas de agua reutilizables de policarbonato.
  2. Elegir cosméticos naturales o ecológicos: busca productos con certificaciones libres de parabenos, ftalatos y fragancias artificiales.
  3. Ventilar a diario: muchos compuestos se acumulan en el aire interior. Abrir las ventanas unos minutos cada día ayuda a reducir su concentración.
  4. Consumir alimentos frescos y ecológicos: prioriza frutas y verduras de temporada y, si es posible, de cultivo orgánico. Lava y pela bien los alimentos antes de consumirlos.
  5. Revisar etiquetas y materiales: evita textiles o muebles tratados con productos químicos innecesarios, y elige opciones naturales como algodón, lino o madera sin barnices tóxicos.
  6. Usar productos de limpieza naturales: el vinagre de limpieza, el bicarbonato y el limón son alternativas eficaces y seguras.

El vinagre de limpieza se ha consolidado como una alternativa natural, segura y ecológica Freepik

Cambiar los hábitos

La exposición a los disruptores endocrinos es un desafío silencioso pero real.

Aunque resulta imposible aislarse completamente de ellos, pequeños cambios en los hábitos domésticos pueden marcar una gran diferencia. Apostar por materiales naturales, productos ecológicos y una alimentación saludable es la mejor estrategia para reducir riesgos y cuidar la salud hormonal y ambiental del hogar.