Cuando hablamos de recorridos por la naturaleza, y en concreto en Álava, hay un elemento común en muchas de ellas: el agua. Entre frondosos bosques y abundante vegetación, existen muchas corrientes que serpentean el paisaje y dan forma a la geografía de nuestro territorio. Una de ellas se halla en Musitu, concejo de Arraia-Maeztu, junto a la iglesia de San Martín

Hablamos de un recorrido que mezcla la elegancia de su entorno natural con un toque de aventura, y que sirve como vía de escape para todos aquellos que buscan nuevas ideas para alejarse del bullicio urbano y respirar aire puro

Vista superior del barranco de Igoroin Redacción DNA

Una ruta con encanto 

En una de sus últimas publicaciones, el creador de contenido Iñaki Ibaibarriaga, popularmente conocido bajo el nombre de ‘Guk Green’ en las redes sociales, nos cuenta todos los entresijos de esta peculiar ruta para los amantes del senderismo. 

De acuerdo con la tradición, el antiguo molino empujó a la población de Igoroin a asentarse en esta zona, aunque la última familia lo abandonó en la década de los sesenta del pasado siglo. De hecho, aún hoy pueden apreciarse algunos vestigios de construcciones y viviendas antiguas entre la vegetación.

Por lo tanto, vamos a descubrir qué más secretos nos guarda esta aventura, siempre guiándonos por las indicaciones que marcan el sendero.

El inicio de la marcha

La ruta da comienzo justo al lado de la iglesia de San Martín, un punto de referencia tanto de valor cultural como de inicio para la naturaleza. Al girar hacia la derecha, los excursionistas se adentran en un bosque que ha sido declarado Reserva Forestal

Este espacio protegido alberga una variedad de especies de árboles, entre las que destacan los quejigos, hayas y arces, dando forma a un contorno que parece sacado de un cuento de hadas.

A medida que se avanza, el sonido del río Igoroin acompaña a los caminantes, como si de una banda sonora se tratase. El bosque que se encuentra a lo largo del río es otro placer visual que decora el recorrido, siendo el hogar de la flora y fauna local. 

En estas fechas, en las que el otoño ha dicho adiós y el invierno ha aterrizado, los rayos del sol se filtran a través de las hojas, creando un juego de luces y sombras que hipnotiza a quienes se aventuran en este paraíso natural.

La experiencia de la caminata

El tiempo estimado para completar la ruta es de aproximadamente dos horas, incluyendo el trayecto de ida y vuelta. Este recorrido es apto para todos los niveles de habilidad, ya que el primer tramo hasta la primera cascada se considera de nivel bajo. 

Aquí, los caminantes pueden disfrutar de pozas y pequeños estanques que invitan a detenerse y contemplar la belleza del entorno. Este es un lugar ideal para tomar fotografías, relajarse y disfrutar de un picnic en medio de la naturaleza.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la experiencia cambia en el tramo final de la ruta. A medida que se avanza hacia las últimas cascadas, el terreno se vuelve más desafiante e intenso para el senderista. 

Es decir, las pendientes se vuelven más pronunciadas y el suelo irregular puede convertirse en un desafío, y más en días de lluvia, cuando puede volverse resbaladizo. Este tramo exige mayor precaución y atención.

Consejos para disfrutar de la experiencia

Antes de iniciar la caminata, los visitantes que vaya a emprender esta ruta deben tener en cuenta una serie de consejos para vivir al máximo la experiencia.

Equipo adecuado

El clima en estos días fríos exige ir bien abrigado, por lo que se recomienda llevar ropa impermeable y botas de senderismo. También es útil llevar capas para adaptarse a las variaciones de temperatura durante el recorrido.

Horarios y accesos

Es recomendable iniciar las rutas temprano en la mañana para aprovechar la luz natural y así evitar las horas de mayor afluencia. Durante el camino, se aconseja mirar mapas e información adicional sobre el entorno.