Las leyendas de nuestra mitología, nos presentan a la gran diosa Mari como moradora de diferentes cavernas que se localizan en las principales cimas de nuestra geografía. Txindoki, Anboto, Zaldiaran, Orhi, Aketegi, ArpekoSainduaPutterri, Sastarri o Agamunda son ejemplos de estas moradas subterráneas. Sin embargo, hay un paraje mítico que la asocia, ni más ni menos, que con una casa-torre, conocida como Muntsaratz.

Partimos desde la localidad vizcaina de Abadiño, cerca de cuyo centro urbano aparcamos para buscar un precioso Humilladero. Junto al edificio, cruzamos la carretera BI-3336, para seguir por la calle Torreburu hacia una factoría conocida como “Fundiciones San Vicente”. Justo en un lateral de esta fábrica, nos topamos con un precioso sendero empedrado que va ganando altura paulatinamente. Un corto ascenso nos lleva a la zona mejor conservada de la calzada; seguimos caminando, entre viejas hayas y robles, fresnos y avellanos, para llegar a un cruce en una zona bastante maltratada por las obras. Giramos a la derecha para continuar unos metros por la carretera y topar con un sendero a la izquierda. Continuamos por él, metiéndonos en el bosque y ascendiendo a un grupo de caseríos. Un tramo de asfalto nos lleva rápidamente hasta el molino de viento de Larringan. Junto al molino, un sendero junto a un caserón pasa una valla en dirección hacia el desfiladero de Atxarte. Caminando por este bello sendero, alcanzamos el núcleo de Mendiola, desde donde accedemos fácilmente al barranco de Atxarte.

Ermita y calzada

Las impresionantes paredes calizas se elevan buscando el cielo por encima de nuestras cabezas y son el terreno de juego idóneo para el baile silencioso de los escaladores. Topamos con la ermita del Santo Cristo, incrustada en la roca, construida junto a la antiquísima calzada que ascendía en dirección a Urkiol, y se encontraba junto a un molino y una venta cuyos restos aún hoy podemos ver. Según cuenta la tradición, su fin era desterrar de una vez por todas de aquellos parajes a las lamias y brujas que moraban en la cueva que se halla detrás del templo; posiblemente estemos ante la cristianización de un lugar de culto ancestral. Muy cerquita, quedan los restos de un precioso puente por el que la calzada salvaba el cauce del río Atxarte. Desde este paso, recordamos la vieja leyenda que nos cuenta cómo los jentiles que habitaban en estos maravillosos paisajes ponían un pie en el pico Untzillatz, y otro en Astxiki para beber agua de este riachuelo.

Solo nos resta regresar, retornando hasta el núcleo de Mendiola sintiendo a nuestras espaldas el eco de la cueva de Bolinkoba, uno de nuestros más importantes lugares arqueológicos. Desde Mendiola, continuaremos en dirección NE hasta alcanzar la ermita de San Cristóbal y volver hasta Abadiño. Pero antes de concluir el paseo, nos desviamos por la calle Solozabal, hacia la derecha, y llegamos hasta la casa torre de Muntsaratz.

Se trata de un precioso edificio de origen medieval que en la actualidad acoge la entidad institucional Azti. Nos encontramos ante una de las joyas de la arquitectura renacentista en territorio vizcaino. La torre cuenta con cinco alturas. La primera de ellas estuvo dedicada a las caballerizas; la segunda, a cocina y habitaciones; la tercera albergó el salón principal; y luego estaría el desván, que es donde podemos apreciar una preciosa arcada.

Ibon y Mariurrika

Parece que Muntsaratz se desmochó en el medioevo para evitar los enfrentamientos entre Oñacinos y Gamboinos; la familia de la torre perteneció al bando ganboino. Además de este bagaje histórico, la fortaleza está profundamente vinculada a las viejas leyendas sobre la diosa Mari. La torre se mira frente a frente con la montaña sagrada, donde la diosa tiene una de sus principales moradas, con Anboto. Una vieja leyenda nos cuenta lo siguiente:

“Hace ya muchos años, un rey de Navarra dijo: casaré a mi hija Urraca con quien venza a un negro de mi corte. Se presentó el señor de Muntsaratz; venciendo en el combate, casó con la princesa y se instalaron en la casa torre de su propiedad. El matrimonio tuvo varios hijos, siendo Ibon el vástago mayor y Mariurrika la menor. Ibon, según la vieja tradición de los vascos, sería el heredero de la torre, por ello era odiado por su hermana Mariurrika. La moza organizó una excursión a la montaña, encargándose de que se hermano bebiera vino en abundancia, y se quedó dormido en el monte. Mariurrika, ayudada por una criada despeñó a su hermano. La chica regresó a Muntsaratz y dijo a su padre que Ibon se había despeñado en Anboto, pero su conciencia le remordía. Esa noche, los genios Ximelgorriak, se llevaron a Mariurrika, quien desde entonces habita en Anboto; se trata de la diosa Mari”.

FICHA TÉCNICA


ACCESO: La carretera BI-3336 llega a Abadiño desde la localidad de Durango o desde Elorrio.

DISTANCIA: 10.2 kilómetros

DESNIVEL: 180 metros

DIFICULTAD: Media. Ruta larga