Mari es la principal deidad del Olimpo mitológico vasco, posiblemente, el mito más antiguo de nuestra tradición, que hunde sus raíces en el neolítico. La diosa, respetada y venerada, mora en diferentes cuevas ubicadas en nuestras montañas más representativas.

Mari, se traslada de una a otra morada en forma de fuego, ya que domina los elementos de la naturaleza. Una nube, que es realmente humo que sale del horno de la diosa, cubre la cima de la montaña en la que se encuentra.

Sierra de Aralar NTM

Cuando hablamos de ella, lo estamos haciendo de la representante de los ancestrales cultos a la Madre Tierra, la Ama Lurra de los vascos. En mundo subterráneo, habitan nuestros ancestros y deidades temidas y respetadas y es la que nos suministra alimento y agua, por lo tanto una entidad profundamente sagrada. 

Vayamos a conocer una de estas moradas de la diosa, de las más desconocidas, ubicada en una preciosa montaña, como es el pico Putterri, en la vertiente navarra de la sierra de Aralar.

Nuestro caminar, comienza en el aparcamiento que se localiza en la conocida como Casa del Guarda, desparecida hace unos años. Actualmente se está edificando un centro de acogida de visitantes, en el mismo paraje donde se levantaba la añorada Guardetxe.

Una marcada pista, se introduce, en el hayedo, cruzando una puerta que impide el paso a los vehículos no autorizados. Caminamos por el amplio camino, que cuando la nieve cubre la montaña se convierte en una ruta de esquí de fondo, una de las cunas de este deporte en nuestra tierra.

El camino, va ganando altura de forma casi imperceptible, y pasamos junto al dolmen de Otsotesare, con su característica haya, que nos susurra que caminamos por una ruta milenaria, utilizada ya por pastores hace milenios.

Apertura de los pastos de Aralar Arnaitz Rubio

Alcanzamos, tras algo más de 3 kilómetros, el paraje de Kolosabarnea, un característico paso entre rocas que da acceso a una zona de praderas llamada Intzazelai.

La cuesta se recrudece, y seguimos ganando altura mientras disfrutamos del paisaje que se abre ante nuestros ojos. Volvemos a entrar en el hayedo, hasta un cruce donde seguimos por nuestra derecha, por la izquierda regresaremos, y pasamos por un precioso rinconcito entre rocas, antes de salir a los pastos de altura que dan paso a Igaratza.

En estos parajes, cada primer domingo del mes de agosto, la imagen del Aingeru de Aralar, realiza una visita, la única a territorio guipuzcoano, en una preciosa romería. 

La pista, pasa junto a la cima de Errenaga, que levanta sus 1287 metros de altura, junto al mismo camino, y desciende hacía, los rasos del centro de la sierra llegando a un cruce. Tomamos, la pista que se dirige hacia la izquierda, y que nos llevara al propio paraje de Igaratza. El lugar, además de ser precioso, es uno de esos parajes indispensables de nuestro montañismo.

Localizamos aquí una serie de construcciones como el conocido refugio de los Amigos de Aralar-AralarkoAdiskideak, la ermita de Andra Mari, una fuente, o un refugio libre. Un sendero cruza el paraje, en dirección SE, y asciende decididamente un repecho hasta el paso de Otsoarrate, para seguir un sendero balizado, en dirección SW.

Ya con la cima de Putterri, a la vista, dejamos a nuestra izquierda la cumbre de Aparein, bajo la que se localiza el collado de Urrutatso, desde el cual, las balizas nos llevan hasta la loma de Hirupagoeta.

La sierra de Aralar se caracteriza por su verdes prados. Javier Campos

Comienza la ascensión

Descendemos a un claro collado donde comienza la ascensión propiamente dicha de Putterri, marcada con hitos de piedra.

El sendero acaricia un hermoso bosque salpicado de rocas calizas, hasta llegar a un curioso paso en mitad de la roca, es una especie de túnel o abertura, por el que, a pesar de su estrechez, podemos pasar para continuar con nuestro camino.

La ruta va tomando altura salvando un importante desnivel, sumergido en medio del hayedo, que nos acompaña hasta la misma cumbre de Putterri, de 1.299 metros.

Descendemos por la pequeña chimenea que corona la cima, y buscamos la cueva de la diosa Mari. La caverna se encuentra en la pared rocosa que corona la cima, en su vertiente noroeste. Dirigiéndonos, siguiendo algunos cairns, a nuestra izquierda, y pegados a la pared, llegamos en breve a la cavidad. 

Estamos ante una de las moradas de Mari, la diosa siempre se presenta vinculada a las cuevas, siendo estas un símbolo del útero materno, lo que nos habla que Mari representa la fertilidad.

Vista de la sakana con Aralar al fondo Gonzalo Pérez Zunzunegui

En esta caverna, se esconde una curiosa leyenda, que recogiera José Miguel de Barandiaran: “Cuentan que en la cueva de Putterri, habita una dama, que no es otra que la diosa Mari, acostumbra a peinar sus cabellos en la entrada del antro, con un peine de oro. Suele dirigirse a sus otras moradas en diferentes montañas en forma de bola de fuego cruzando el aire. Dentro de esta caverna, existe un lago de aguas heladas, Mari invita a los jóvenes a cruzarlo para lograr el tesoro que se esconde al otro lado, pero deben vencer la tentación de no volver la vista atrás, de lo contrario no regresarán jamás de la cueva”.

Abandonamos la gruta, saliendo de espaldas, como manda la tradición y retornamos al sendero que nos ha llevado a la cima. Descendemos hasta el collado de Urrutatso, para subir la corta loma herbosa que, a nuestra derecha nos lleva hasta la cima de Aparein.

Bajamos por el lado contrario hasta el marcado camino que nos lleva sin pérdida a enlazar con la pista de Igaratza, junto al cruce que hemos dejado a la izquierda al venir. Solo nos resta desandar la pista, de regreso a Guardetxe.

FICHA PRÁCTICA


ACCESO: Desde la localidad navarra de Lekunberri, tomamos la carretera NA 7510, que se dirige al Santuario de San Miguel de Aralar. Tras 13 kilómetros aproximadamente, llegamos al aparcamiento de la Casa del Guarda.

DISTANCIA: 13 kilómetros

DESNIVEL: 400 metros

DIFICULTAD: Ruta larga, a evitar en días de niebla.