Álava como territorio de magia y leyenda es famoso por muchas de sus construcciones. Y si hablamos de leyenda no podemos evitar posar la mirada en la casa torre de los Varona, que en pleno corazón de Valdegovía -cerca de lugares como Angosto o el mágico parque natural de Valderejo, en Lalastra- corona el valle y se alza imponente aún hoy. Pero, ¿cuál es la historia de este edificio que aún hoy podemos visitar y recorrer, tan bien conservado que parece que el tiempo no ha pasado por él?

Sepan que, en estos momentos, de realizar las visitas guiadas a este edificio y su historia se encargan desde la oficina de Turismo de Valdegovía, aunque el último descendiente directo de esta saga familiar les presta su ayuda y para la ocasión ha querido acercarse a la torre para guiarnos por todos y cada uno de sus rincones.

Para entender esta historia, sin embargo, nos toca hacer un viaje en el tiempo de varios siglos. Y es que si miramos este ejemplo de arquitectura militar nada más y nada menos que del siglo XIV veremos que es un solo conjunto histórico en el que caben distinguir dos partes: el Palacio y la Torre, esta última con ajustada sillería.

Y, ¿su origen? Tal y como nos cuentan, la historia asegura que allá por el año 680 un almirante visigodo, Ruy Perez, mandó construir esta torre. La zona había sido abandonada por los romanos y los visigodos la fueron conquistando, quedándose estos en el valle. “Este almirante ordenó construirla en un enclave estratégico. Se dice que aquí descansó Don Pelayo, después de la Batalla de Guadalete, (711) empezando desde aquí la reconquista”, explican desde la oficina de Turismo. 

¿Por qué Varona?

La historia no terminó ahí, ni mucho menos, porque esta torre nos trae la leyenda de María Pérez. ¿Quién fue? Para conocerla tenemos que remontarnos a tiempos del Cid Campeador, y conocer a su vez a los dos hermanos de esta. Hacia el año 1.080 se encontraban aquí los tres al fin y al cabo, e iban por el bando de Doña Urraca de Castilla que estaba en guerra con el rey de Aragón.

“María Perez estaba empeñada en seguir a sus hermanos a la lucha, así que se vistió la armadura y acudió junto a ellos a defender su estandarte. Tras la reyerta se produjo cierta dispersión entre las tropas y María, sola, en la penumbra de la tarde, se topó con otro despistado: Alfonso el Batallador”, cuentan. María llevaba entonces el rostro cubierto con la celada, y así luchó contra el aragonés, partiéndosele la espada, pese a lo cual, “fue tan grande su valor, que venció a su oponente y le hizo prisionero. Admirado, el rey, le dijo: Habéis obrado, no como débil mujer, sino como fuerte varón y debéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en memoria de esta hazaña usaréis las armas de Aragón”.

Su leyenda ha pasado de generación en generación y aún hoy se recuerda su memoria en Valdegovía y en la casa torre, aunque tal y como cuentan desde la torre se discute si el origen de las barras que aparecen en el escudo de los Varonas es este o más bien aparecerían estas barras por haber sido posteriormente María Perez, mujer de Don Vela. “Las barras aparecen en diagonal, lo cual implica que han sido ganadas como trofeo, esto refuerza la primera teoría”, explican.

De esta forma encontramos además la Torre, del siglo XIII-XIV, construida sobre otra anterior. Y si hablamos del palacio, descubriremos que los Varona representan uno de los pocos ejemplos de familias nobles españolas que de forma ininterrumpida han vivido en el mismo lugar desde el siglo XV. Y si tenemos que destacar una de las absolutas singularidades de este lugar son sus papeles pintados, ya que en los pisos de arriba econtraremos durante la visita una colección de papeles pintados que recubren las paredes de varias de las estancias y que se encuentran fechados entre los siglos XVII y XVIII.

Tal y como nos cuentan y podemos dar fe por nosotros mismos, se encuentran perfectamente conservados, y sustituyeron a los tapices que anteriormente habían cubierto las paredes del Palacio. Sin duda, el halo de historia que se respira al recorrer estos pisos, pasillos, salas y recovecos son motivo más que suficiente para descubrir -o redescubrir si ya la conocen- esta fortaleza tan llena de magia y de leyendas.