Las vacaciones en las islas Canarias suele asociarse todavía a sol y playa. Pero cada vez son más los que eligen este archipiélago para practicar diferentes deportes al aire libre, en especial todos los relacionados con el mar y el viento.

Pero algunos aprovechan el particular paisaje volcánico para realizar senderismo y conocer así un entorno completamente diferente al habitual en la península. Hay llanos, hay montaña y hay playas, un plus que no debe desdeñarse.

En la isla de Lanzarote, una de las rutas de senderismo más destacadas es la de Los Ajaches, en el sureste de la isla, que recorre en Yaiza una de las formaciones volcánicas lanzaroteñas más antiguas.

No es una excursión para principiantes. Son unos diez kilómetros por un paisaje árido con unos desniveles considerables y duros. Son necesarios unas cinco o seis horas para terminarla.

El recorrido

La senda empieza en Femes, un pueblo en el corazón del valle del mismo nombre ruta comienza en el pueblo de Femés, situado en el valle del mismo nombre.Esta ubicación obedece a un doble motivo: desde la atalaya de Femés que se abre al llano y la costa se vigilaba la llegada de piratas moriscos. A lo largo del recorrido, podemos apreciar el famoso paisaje árido de Lanzarote en todo su esplendor.

Tras pasar por el mirador del barranco de la Higuera, llegamos a la altura de las dos principales cotas del recorrido pico Redondo y pico de la Aceituna. Todo este tramo se realiza sobre el llano del Rubicón. El cambio de paisaje y horizonte en el momento de llegar a la degollada del Portugués, por donde se entra a la zona de los barrancos antiguos. El primero es el de la Casita, en el cual podemos ver los restos del sistema de cultivo de gavias. También se cruzarán los barrancos de Juan Perdomo y de playa Levantada.

Más adelante, en la zona de Torreta, podremos ver restos arqueológicos atribuidos a los aborígenes, en concreto apilamientos de piedras. La ruta pasa en su recta final por las Playas de Papagayo, donde podemos descansar y disfrutar de un buen baño.

La recta final de esta senda vuelve al llano de Rubicón, donde tras ver los restos de los pozos construidos por los normandos durante sus conquista y el castillo de las Coloradas se llega a Playa Blanca, donde acaba esta ruta.

Las playas de Papagayo, de los de casa

Durante muchos años, mientras la mayoría del turismo foráneo llenaba las playas de la zona norte, los conejeros, los lanzaroteños, pasaban sus días de sol y arena en las playas del Papagayo.

Son casi dos kilómetros de costa en las que se pueden encontrar varias calas de de distinto tamaño protegidas por acantilados, algunas son playa Mujeres, El Pozo, Caleta del Congrio, Puerto Muelas y Papagayo. Cuando baja la marea, algunas de ellas están comunicadas y se puede pasar de una a otra a pie.

En período veraniego, y por la cercanía de los núcleos turísticos de Playa Blanca, estas calas son cada vez más frecuentadas. Pero en cualquier otra época del año, recuperan su soledad de pasados años, cuando en la práctica eran de uso exclusivo de los propios del lugar.

La transparencia del agua y su intenso color azul turquesa la dotan de un aire caribeño que quita las ganas de cruzar del Atlántico en busca de otras islas. Con vistas al islote de Lobos y la vecina isla de Fuerteventura, el cuadro paisajístico es de una belleza especial.