San Pedro y Miquelón: las islas francesas que tienen una ikurriña en su bandera
Se trata de un archipiélago cercano a Canadá que fue visitado por los pesqueros y balleneros vascos hasta el siglo XVII
San Pedro y Miquelón es un pequeño archipiélago francés con unas características únicas. Ubicado a tan solo 20 kilómetros de Terranova (Canadá), es una de las tantas colonias que el país galo posee a lo largo de todo el planeta. A diferencia de muchos otros territorios, tiene algo muy especial: una ikurriña en su bandera.
No obstante, y aun perteneciendo a Francia, San Pedro y Miquelón, al ser una colonia de ultramar, no pertenece a la Unión Europea. Para saber más sobre estas peculiares islas del Atlántico, vamos a echar un vistazo a su historia y a otros aspectos.
El origen de todo
San Pedro y Miquelón, próximas a Canadá, pertenecieron a la denominada Nueva Francia entre los siglos XVI y XVIII. En su origen, ambas islas, con poco más de 200 kilómetros cuadrados, sirvieron como base para los barcos balleneros que cazaban en aquellas aguas desde el siglo XVI.
Aquel punto fue una importante base para las embarcaciones vascas, de ahí que se emplee el nombre Miquelón, una agradable adaptación del nombre Mikel en Iparralde. Debido a su influencia euskaldun, la propia bandera del archipiélago cuenta con una ikurriña, entre otros elementos.
Asimismo, en Terranova, a escasos kilómetros y también visitada por vascos, permanecen topónimos como Channel-Port aux Basques. Áún hoy, cada verano, se celebra en Miquelón un concurso-exhibición de herri kirolak, como algunos partidos de pelota.
Infraestructuras y turismo
En el plano económico, el archipiélago vive mayoritariamente de la pesca. Respecto al turismo, si bien es muy bajo, las comunicaciones han ido mejorando, en gran medida por el aeropuerto de San Pedro, conectado en verano con París, con la idea de fomentar las conexiones con el país galo.
Por otro lado, la red de alojamientos de estas dos islas es también un buen recurso para contratar el movimiento de embarcaciones con las que avistar cetáceos como delfines y ballenas que habitan en esas frías aguas.
Otro atractivo de la zona son los puntos de observación para ornitólogos, pues las islas cuentan con una gran variedad de aves. Por ello, muchos visitantes que acuden allí aprovechan para disfrutar de estos planes al aire libre.
Por si fuera poco, el turista cuenta con un amplio abanico de oportunidades de senderismo costero y rutas por la peculiar orografía de San Pedro y Miquelón. Y, en cuanto a la gastronomía, el bacalao es el rey, en una cocina en la que impera el toque francés.
Curiosidades
San Pedro y Miquelón, aunque no pertenecen a la Unión Europea, la moneda de curso legal es el euro, pero hay establecimientos que también aceptan dólares canadienses. Y el huso horario no es el de Terranova, sino que hay que añadirle media hora.
Estas islas, que cuentan con el estatus especial denominado Colectividad de Ultramar, comportan esta condición con los atolones Wallis y Futuna, en el océano Pacífico. Es una buena prueba de la amalgama de territorios colonizados por la República Francesa.
El idioma oficial de este archipiélago es el francés, con muy poca influencia del inglés. Sobre su población, tiene alrededor de 6.000 habitantes, conocidos bajo el gentilicio de sampedrinos, que casualmente viene del nombre de la capital, San Pedro.
Deportes
El deporte en San Pedro y Miquelón está muy vivo gracias a dos principales estructuras: el Centro Deportivo y Cultural de San Pedro (Centre sportif et culturel de Saint-Pierre) y la Casa de Ocio de Miquelón (Maison des loisirs de Miquelon).
En las islas se practican numerosos deportes, como el fútbol, hockey sobre hielo, rugby, pelota o patinaje sobre hielo, entre muchos otros. También artes marciales como el taekwondo, con Bénédicte Siosse como representante, campeona del mundo de taekwondo y campeona de Francia absoluta.
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